Thiago esta enamoradisimo jaja. ¿Será Gael su hijo o no? No olviden comentar, reseñar y dar like.
— Señor, antes de subir necesito que vea esto — dijo Barroso al girarse, todavía frente al volante. Y se giró para entregarle su móvil con una grabación. — ¿Qué es? En este momento no estoy… — Señor, es importante, por favor mire. El CEO se aflojó el nudo de la corbata y suspiró hastiado antes de tomar el aparato y reproducir el video de varias tomas. Su ceño se frunció a medida que pasaban los segundos. — ¿Qué carajos, Barroso? — alzó la vista, atravesándolo con la mirada — ¿Cómo diablos la hija de Margot hizo todo esto frente a nuestras narices? — Disculpe, señor, esto es mi culpa. Debí investigar a la cada persona que tenía acceso a su vida, pero como Margot estaba limpia, no creí que su hija… — suspiró hondo, negando por su fallo. — Subamos, esto se tiene que resolver ahora mismo — espetó seriamente antes de bajar. Lili, esa jovencita de entre dieciocho y veinte años, la había visto apenas unas cuantas veces cuando visitaba a su madre en el pent-house, ya sea antes o después
En seguida llamó a Nick y lo puso al tanto de lo que estaba ocurriendo. Odiaba tener que hacerlo, pero sabía qué era lo mejor y su cuñado se aseguraría de tomar las precauciones necesarias a la hora de proteger a su hermana y a la suya. Lo que le fastidiaba era que Calioppe tuviese que revivir el pasado y preocuparse porque Tiara seguía haciendo de las suyas, incluso desde prisión. Ahora que era madre y una esposa feliz, era lo último que quería. — No puedo creer lo que me estás contando, Thiago. Esa mujer está enferma — le dijo Nick, todavía en línea, completamente asombrado. — Por eso me vi en la necesidad de pedirte esto. Necesito que conviertas la hacienda en un lugar seguro para recibir a Alexia y a Gael. Por supuesto, para Calioppe y mi sobrino también, no sé qué esperar de todo esto. — No podría ser de otra forma, es mi hermana y sobrino, no tienes ni que pedírmelo. Estarán mejor aquí por el momento. Avísame cuando estén despegando. ¿De acuerdo? — De acuerdo — y colgó, antes
Por órdenes del CEO, Gaspar ya la estaba esperando en el vestíbulo con el equipaje del niño. Ella bajó con el suyo y Gael en brazos. Entonces lo vio. Tenía las manos metidas dentro de los bolsillos y esa expresión sombría que de un momento a otro se había apoderado de sus facciones. — Gaspar te llevará al helipuerto, allí estarán esperándote para trasladarte a la hacienda — le dijo en un tono sereno, como si no estuviese luchando por dentro con aquella marea de emociones que lo azotaba miserablemente. Alexia dejó el equipaje en el suelo y entregó al niño a Gaspar con una sonrisa. — ¿Tú… no nos despedirás? — quiso saber, esperanzada. Thiago pasó un trago amargo. — No, debo ir al juzgado — era cierto, pero más allá de ello, no quería torturarse viéndola partir. — Thiago… — ella dio un paso al frente, pero él se alejó. — Buen viaje, Alexia — la miró por última vez antes de irse a encerrar en la biblioteca, sumido en la más absoluta miseria… creyendo fielmente que aquello era lo m
— ¡Señor, el rastreador me arroja una dirección! — le informó Barroso luego de una larga espera. Thiago alzó la vista. Le arrebató el móvil de la mano y no esperó a nada. Tomó su chaqueta, las llaves de uno de los autos y saltó dentro del elevador con gesto desesperado. Barroso se encargó de reunir a todos sus hombres, y después de repartir órdenes, lo siguió de cerca. El desesperado CEO serpenteó las calles a toda velocidad, se saltó semáforos y esquivó como un profesional a varios peatones. Minutos más tarde, la luz intermitente del aparato le indicó que ya estaba cerca. Salió fuera del auto sin parquear correctamente e importándole poco exponerse, pues sabía que Barroso y su equipo se harían cargo de cubrir todos los frentes. Miró a su alrededor. Todo parecía solitario, excepto por una empresa a unos metros. Siguió lo más que pudo el punto rojo. Le indicaba que estaba allí. Un guardia se acercó, preguntándole si necesitaba algo. — ¡Busco a una mujer y a un bebé de meses! El
El doctor les regaló ese momento a solas a la pareja de sorprendidos. — Embarazada — musitó Alexia, como si quisiera asegurarse de que había escuchado bien. Se llevó las manos al vientre, todavía asombrada. La idea de formar su propia familia cruzó alguna vez por su mente de manera fugaz, pero rápido la desechaba cuando veía que eso era algo imposible, que ella estaba rota y dañada. Ese deseó incrementó cuando vio la increíble familia que había formado su hermano con la mujer que amaba. Alzó la vista. Thiago ya la miraba. Ninguno de los dos supo qué decirse en ese momento. — Alexia, yo… lo siento. Ella lo miró un tanto extrañada. — ¿Por qué? — Porque no me cuide, al menos ahora que recuerdo no una vez. ¿Sabes el día que nos tuvimos que quedar en mi apartamento a las afueras de Río? — ella asintió, por supuesto que lo recordaba — Ese día… olvidé usar protección. Es muy probable que haya sucedido después de eso. ¿Estás molesta? — ¿Por estar embarazada de ti? — él asintió — No… ¿
— Escucha, sé que no es el mejor momento para dar una noticia como esta, pero… — ¿De qué noticia estás hablando? — el brasileño desvió la mirada hacia su hermana — ¿Alexia…? Alexia abrió la boca, pero nada salió de estar. — Nick, Alexia y yo vamos a ser padres. Estamos esperando un hijo juntos. — ¿Qué? — al principio creyó que se trataba de un chiste, pero, en cuanto vio a su cuñado entrelazar firmemente su mano con la de su hermana y esta responder al contacto con completa seguridad, supo que era cierto. Sus ojos se abrieron — ¡Hijo de…! Lo tomó del cuello de la camisa y lo zarandeó. — ¡Nicholas Dos Santos! — intervino Calioppe, tomando a su esposo del brazo y obligándolo a soltar a su hermano antes de que aquello acabase mal — Creo que estás innecesariamente alterado, así que mejor ve afuera, toma y el aire y luego vuelves aquí cuando estés más calmado. — ¡Pero…! — ¡Ahora! — señaló la puerta. El brasileño negó con la cabeza y salió de allí, enfurecido. — Oh, no, Nick… — mus
La mañana siguiente, Thiago despertó bajo el primer indicio del amanecer. Y aunque el CEO deseaba quedarse allí e impregnarse de ese maravilloso espíritu que no solo se había apoderado del otro lado de su cama, sino de su corazón y su vida entera, sabía que todavía había mucho por hacer para al fin alcanzar la felicidad plena. — Alexia… Alexia… — la llamó con voz queda, adornándola con besos por toda su piel. Ella abrió los ojos de a poco y esbozó una tierna sonrisa tras ser él lo primero que veía en el día. — Hmm, ¿Qué hora es? Tengo mucho sueño. Él apartó un mechón de cabello y besó su frente. — Casi las siete, pero debemos ir a que levantes oficialmente la denuncia. — ¿La denuncia? — preguntó extrañada. — Sí, las personas que han intentado hacerles daño a ti y Gael ya fueron capturadas, pero debemos hacer la denuncia para que el proceso inicie formalmente. — De acuerdo, solo… un poco más — y volvió a quedarse dormida. Más que encantado, él la dejó descansar un poco más, pue
Volvieron a mitad de la tarde, exhaustos, hablando de cualquier cosa y todavía riendo. Gael cayó rendido, apenas tocó su cuna. Ella también lo estaba, pero necesitaba urgentemente una ducha y lavar su cabello. Thiago tuvo que atender una videoconferencia en la biblioteca con su equipo de abogados. El atardecer estaba pintado de naranja y púrpura cuando Alexia bajó las escaleras. Iba descalza y con una camisa de él que le quedaba como camisón. Se secaba el cabello con una toalla. — ¿Thiago? — preguntó a Gaspar que estaba por allí. — En la biblioteca, señorita. Ella le agradeció con una sonrisa. Tocó suavemente antes de entrar. Él tenía el ceño fruncido y le hablaba a la computadora, no entendía lo que decía, pero lucía cansado y se escuchaba un poco molesto. — Un momento — dijo él, antes de alzar la vista y bajar la pantalla de la computadora. Sonrió como si al fin hubiese tenido un poco de vitamina con ella ahí, vestida de esa forma, fresca y suelta — Ven, acércate. — Lo siento,