Me giro y miro a Alfa Mahli. Intento tragar la comida pero el nudo que tengo en la garganta no me ayuda. Definitivamente, tengo un mal presentimiento.

Después de desayunar, el Alfa Mahli me da una vuelta por el pañol, incluyendo su dormitorio personal. Qué asco. Está tan oscuro como el resto del edificio. También me doy cuenta de que me ha puesto en el piso Alfa frente a su habitación. Sí, esta noche cerraré la puerta con llave.

Luego, me da un tour por las tierras de la manada. Me doy cuenta de que aprovecha todas las oportunidades posibles para tocarme, encontrando motivos para ponerme la mano en la espalda para “guiarme”, o deslizando su mano por mi espalda cuando va a señalar algo. Se me erizan los pelos de la nuca y lo único que quiero es alejarme de este tipo.

Me entero de que ha sido Alfa durante casi 15 años y que su pareja predestinada murió. Intento pensar que quizá por eso es tan torpe y le gusta la oscuridad, pero no consigo conciliarlo.

Finalmente, me deja en mi habita