Lily es una Guardiana. No lo habría creído si no lo hubiera visto. Cuando la agarro en mis brazos, se derrumba. No estoy seguro de lo que ha pasado en mi ausencia, pero pienso averiguarlo.

La abrazo un momento mientras llora antes de levantarla y llevarla a una silla. Me siento, la acomodo en mi regazo y la dejo llorar hasta que termine. Me percato en cuanto se da cuenta de que sólo llevo una toalla y la tengo en mi regazo.

Su cuerpo se tensa y relajo los brazos, dejando que se eche hacia atrás. Le froto las mejillas con los pulgares y le limpio las lágrimas. “¿Mejor?”.

Ella asiente. “Llevo todo el día esperando a que llegues a casa. Yo no…”.

“Shhh, ya estoy aquí. Podemos resolver esto juntos”.

Estaba tan preocupado por ella. Abarcó todos mis pensamientos durante el último día y medio. Ahora, no puedo evitar tocarla. Le paso el pelo por detrás de la oreja y deslizo los dedos por su mejilla. Se apoya en mi mano.

“¿Por qué no empiezas desde el principio?”, le digo.

Es todo lo que