Cuando me di cuenta de que me había librado de mi cita con Lucas porque iba a la caza de los salvajes, decidí quedarme en casa y relajarme. Me dolía la marca del mordisco en la pierna y el médico dijo que tardaría uno o dos días en curarse del todo.

Tengo que admitir que Clint es tierno cuando me envía mensajes de texto para ver cómo estoy. He pasado la noche en vela. Me dolía la pierna cada vez que me daba la vuelta, pero por la mañana sonrío al recibir el mensaje de Clint. No sabía que podía ser tan dulce, es agradable.

‘Sí, lo es’, dice mi loba somnolienta, bostezando y estirándose en mi cabeza.

Me preparo, agarro mi bolsa de viaje y me reúno con mi padre abajo. Tomamos un café antes de salir. Como el viaje es largo, cierro los ojos y duermo las dos primeras horas antes de despertarme y observar el paisaje cambiante.

Cuando llegamos a las fronteras de la manada, mi padre da nuestros nombres y se nos permite la entrada. Parece saber exactamente adónde va y nos detenemos en una s