Capítulo 7

Cuando desperté iba en la ambulancia, Gabriel me acompañaba y tenía tomada mi mano. Parecía un deja vu, pero más doloroso.

―¿Cómo te sientes? ―me preguntó con suavidad.

―Mejor, al menos ya no me duele todo, solo casi.

―Eso es bueno, te pusieron un calmante.

―Lo siento.

―¿Qué sientes?

―Si no hubiera...

―Sht, no sabías. Agradezco haber mandado a ponerle amortiguadores mientras estuvimos en Chile ―me dijo y con su mano libre acarició mi mejilla.

―Yo también lo agradezco, entonces.

Cerré los ojos y apreté su mano.

―Descansa.

―Gracias por estar aquí ―susurré y me dormí.

Volví a despertar, ya estaba en una camilla en el hospital. Tenía yeso en el brazo derecho, en mi pierna izquierda, un vendaje en mi torso y varios parches, incluso en mi ca

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