Cuando al fin consigo abrir los ojos, después de lo que e ha parecido una eternidad, me siento terriblemente fatigada, y sedienta. Y asustada, trato de mirar a mi alrededor, pero no reconozco la habitación en la que me encuentro, y por lo que sé, bien podría ser otro ardid de mis captores para hacerme creer que estoy segura, y luego volver a tratarme mal.
Giro levemente la cabeza, tratando de no hacer ruido, pues lo único que quiero es observar bien los detalles del cuarto en el que me encuentro. Pero mi movimiento no pasa desapercibido, pues detecto como alguien se pone en movimiento rápidamente. Trato de encogerme en la cama, pero no puedo, y pronto tengo dos ojos fijos en los míos.
- Amiga, ¡has despertado!
- ¿Danisa?.- pregunto yo con cierto recelo.
- Pues claro, ¿quién más iba a ser?
- ¿Dónde estoy?
- En tu casa. Ya, supongo que esto debe de resultar muy confuso para ti, pero no te
- Idris se ha ido de la casa, Denzel. Me giro hacia Michael, esperando encontrar en su cara un gesto que me indique que sus palabras son una broma, o que es algún tipo de equivocación por su parte; pero nada parece indicarlo, de hecho, está especialmente serio, y en sus facciones se detecta cierto pesar que me conmueve un poco. - ¿Cómo que se ha ido? ¿Ella sola? - Mira, tú eres mi Alfa, y nunca me atevería a criticar tu comportamiento, ni nada parecido. Pero dicho ésto, debo añadir que no has sido justo con ella. ¡La marcaste! Le prometiste convertirla en tu Luna, y luego, de pronto, la dejaste abandonada. - Michael, sé que tienes razón, y sé que desde que tomé el mando de la manada Mar de Sierra no me he comportado como es habitual en mi, pero tampoco es totalmente mi culpa… ella no me quería, nunca me pidió completar el apareamiento, ni siquiera tuvo intención de marcarme, y ahora, en medio de la peor crisis de seguridad que hayamos sufrido, decide
Después de dos semanas postrada en la cama, lo único que deseo es levantarme y correr por el bosque al amanecer. Aunque cada vez que pienso en adentrarme entre la espesa vegetación, y abandonar la seguridad de la casa, siento que mis miembros se entumecen, y me quedo pegada al suelo. Supongo que es un efecto secundario del secuestro.Me levanto de la cama, y por primera vez en muchos días, me siento perfectamente. La idea de salir aún me da miedo, pero al menos, mientras contemplo los árboles por la ventana no tiemblo de pánico.Miro mi mano aún vendada, y me alegro de no sentir el punzante dolor que he tenido hasta hace poco tiempo. Además hoy, tengo hambre, y ganas de hablar con Danisa. De hecho, estoy deseando que se pase por aquí para comentar los últimos desfiles de París. Como he esta
Me levanto de mi escritorio, miro por la ventana, y puedo ver que ya es noche cerrada.- ¡Maldición!.- exclamo- ¿Sucede algo, Denzel?.- la voz de Michael me sobresalta, no pensaba que hubiera pronunciado ese exabrupto en voz alta.- Si, demonios, hoy había pensado pasarme por la habitación de Emerald mientras cenaba, pero ya es demasiado tarde, a esta hora, estará dormida.- Denzel, lo entenderá, llevamos varios días trabajando muy duro, pero no creo que ella se olvide de ti por ese motivo.- Ya, no lo sé, es simplemente que me apetecía mucho compartir un rato con ella, y nuevamente el trabajo se ha interpuesto en mis planes.Me quedé meditabundo, mirando hacia los papeles extendidos sobre la mesa, pero sin leerlos realmente. Solo podía pensar en que haría yo si ella se fuera, si decidiera hacer lo mismo
Llevo dos días sin dormir, dando vueltas en mi cómoda cama, golpeando la almohada como si ella fuera la culpable de mis problemas. Por las mañanas, la pobre Vicenta me recomienda que vuelva a acostarme, me dice que aun no me he recuperado, y que mis mejillas aún siguen muy pálidas, pero yo insisto en que me ayude a vestirme, y me pongo en marcha temprano. A fin de cuentas, sé que sería incapaz de dormir aunque pasara el día entero en la cama.Aún no he sido capaz de correr por el bosque, mi traumática experiencia está muy reciente, y temo que si salgo al medio de la soledad, me asalten los recuerdos del secuestro. Como tampoco tengo la mano totalmente recuperada, he preferido no convertirme en loba, pues temo que eso pueda agravar el estado de mi mano.Pero lo cierto es que la verdadera preocupación que me corroe es otra, ya no prestó atención a mi falta de uñas (en
Estoy nervioso, en todo mi tiempo al frente de mi manada, nunca he tenido que hacer una visita como la que mi Beta y yo vamos a hacer hoy. Hemos decidido afrontar los problemas de frente, y vamos a presentarnos en casa de nuestros atacantes. Evidentemente, como no esperamos una buena recibida, iremos con varios guardias bien entrenados, y con nuestras armas. Además, tanto Michael como yo, somos perfectamente capaces de tumbar a varios hombres en una pelea cuerpo a cuerpo.Busco en el armario, y saco una camiseta de color negro, me la pongo, y veo que me queda holgada, pero me gusta que sea grande, porque de este modo podré disimular el chaleco antibalas que quiero llevar puesto. No sé hasta que punto serán hostiles nuestros anfitriones, pero prefiero estar preparado para cualquier contingencia.Acabo de vestirme, y tras revisar mi apariencia en el espejo de la habitación, cojo m
- De acuerdo, ¿podéis llevarnos hasta donde se encuentre vuestro Alfa?Veo que el guardia introduce la mano en en el pantalón, e inmediatamente me pongo alerta, es posible que trate de sacar un arma. Tal vez la llamada de teléfono era solo para solicita permiso para acabar con nosotros, quien sabe. En cambio, lo veo tendernos unos trapos de color negro. Cojo el que extiende hacia mi sin entender de qué se trata, y cuando lo examino de cerca, veo que me acaba de entregar un antifaz negro.- Poneoslos.- Mira, soy un Alfa, y ningún guardia puede socavar mi autoridad. He venido hasta aquí para discutir temas muy importantes con tu Alfa, y lo he hecho de buena fe, pero eso no implica que vaya a haceros caso, y me vaya a poner este antifaz, arriesgando mi vida, y lo que es más importante, la de mis hombres.El guardia ni siquiera me responde, se da la vuelta, y vuelve a llamar por teléfono. Tras un
En cuanto me desperté esa mañana, supe que algo no estaba bien. No sé el motivo, pero el hecho de que Vicenta estuviera recogiendo mi habitación, y el hecho de que hubiera una bandeja con algunas opciones de desayuno, me hizo pensar que algo iba mal en la manada.- Buenos días, Vicenta, me alegro de verte, pero ¿qué es todo este despliegue?- ¡Oh, señorita Emerald! Es que Alfa Denzel ha pedido que lo avise en cuanto pudiera venir a la habitación.- ¿De verdad?Yo intenté contener el nudo de mi estómago, y tragué saliva para parecer más tranquila, aunque realmente, era consciente de que las únicas situaciones en las que había recibido tantos mimos por parte de mi manada, habían sido cuando me habían envíado al internado; de hecho, en aquella ocasión, me mimaron más, y me sirvieron mi tarta de chocolate pre
Después de que Denzel me asegurara que no le importaría cuidar del hijo de su hermano, salió de mi habitación, y no me dio más detalles. Yo me quedé confundida, porque esperaba que me preparar algún tipo de contrato o algo así, alguna forma de garantizar que trataría a mi primer hijo, como al resto de la descendencia que tuviéramos juntos, pero no recibí semejante garantía.Después de eso, me pasé el día paseando por la casa, pensando en la decisión que tenía ante mi.Tras una visita rápida a la biblioteca, en la cual intenté leer varios libros, pero ninguno pudo captar mi interés, así que subo a mi habitación y encuentro a Danisa echando una siesta en mi cama.La zarandeo muy suavemente, preguntándole con la mirada qué está haciendo aqu&iacu