Reencuentros

Después de dos semanas postrada en la cama, lo único que deseo es levantarme y correr por el bosque al amanecer. Aunque cada vez que pienso en adentrarme entre la espesa vegetación, y abandonar la seguridad de la casa, siento que mis miembros se entumecen, y me quedo pegada al suelo. Supongo que es un efecto secundario del secuestro.

Me levanto de la cama, y por primera vez en muchos días,  me siento perfectamente. La idea de salir aún me da miedo, pero al menos, mientras contemplo los árboles por la ventana no tiemblo de pánico.

Miro mi mano aún vendada, y me alegro de no sentir el punzante dolor que he tenido hasta hace poco tiempo. Además hoy, tengo hambre, y ganas de hablar con Danisa. De hecho, estoy deseando que se pase por aquí para comentar los últimos desfiles de París. Como he esta

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