Otro mensaje le había enviado Esteban a Brooke, otro de los tantos que le hubo estado enviando durante días, otro más diciéndole que quería verla solo que estaba vez le golpeaba de una forma diferente. La ya acostumbrada sonrisa que se le formaba cuando ella le daba la respuesta afirmativa no apareció en los labios de ese hombre, la felicidad irradiante no se mostraba por todo su rostro, no, ahora todo era diferente, todo estaba a punto de cambiar porque las cartas no habían jugado a su favor, a favor de su amor por Brooke, pero revertiría ese amor, se lo brindaría todo al hijo que Camila estaba esperando, ese amor no sería desechado y era el único consuelo al que se aferraba mientras iba de camino al hotel habitual.Esta vez él se adelantó, quería estar ahí antes para poder ver el brillo en los ojos de Brooke una última vez cuando sus miradas se encontraran entre sí porque, una vez le contara lo que iba a contarle, no podría disfrutar de esa brillantez en sus ojos nunca más, no si
Brooke sentía como si le hubiesen arrancado el alma por segunda vez, la primera había sido cuando tuvo que dejar a su pequeña y porque, cuando Sonia le hizo la jugarreta y tuvo que salir de casa de Esteban, le había dolido, se había sentido sola pero, ahora, él la había abandonado por segunda vez después de haberle dado esperanzas, después de haberle dicho que quería recuperarla, que quería formar una familia con ella.Esteban la había elevado al cielo, la había invitado a ver las estrellas, se las pintó, permitió que ella las tocara, que apreciara su belleza y, cuando más entregada estuvo, cuando más confiada se sintió, la dejó caer al vacío a toda velocidad ¿Cómo se podía ser tan cruel?Nadie nunca la había lastimado más que él, ni siquiera Sonia ya que, de ella se esperó lo peor siempre pero, no hay nada más triste ni nada desalma más que la traición de una persona cercana, la traición de alguien a quien amas, ese tipo de daño es irreparable y Brooke se estaba enfrentando a él nu
Sonia estaba feliz y entusiasmada al ver como la vida jugaba a su favor; el hecho de que Camila había regresado y que Esteban se casaría por fin con una mujer cuyo prestigio y moral, eran innegable, inflaba su ego y la llenaban de satisfacción. Su odio contra Brooke era tan grande que todo lo que pudiera hacerla sufrir, para Sonia sabía a gloria.Sólo le faltaba algo por hacer y era recuperar a su amante, Massimo fue para ella su obra de arte, lo perfeccionó en el arte de amar y hacer enloquecer a cualquier mujer sobre una cama. Con ella aprendió a ser el hombre que era hoy. Habían pasado varios años, eso era cierto, pero ella tenía la capacidad de reconquistarlo si así lo deseaba, de eso estaba más que segura. “Una manera más de hacerle daño a Brooke Méndez” pensó y sonrió placenteramente. ¿A qué se debía tanto odio? ¿Qué tanto daño le había hecho Brooke para que se ensañara con ella de aquella forma? Todas las respuestas estaban en su pasado. Cuando Sonia era una chica de la
Esteban entró a su oficina, esa mañana había llegado un poco retrasado, su noche anterior había sido un completo caos. No paraba de pensar en Brooke, en sus palabras de odio. Ella tenía toda la razón para tratarlo de esa manera, pero quién podía ponerse en su lugar, quién podía entenderlo por apenas una milésima de segundo. Posiblemente nadie. Sólo él sabía lo que sentía en ese momento, tener que escoger entre la única mujer que amaba y entre el hijo que pronto tendría en sus manos. Nuevamente el destino jugaba en su contra. A veces desearía no ser tan justo ni tan bueno, a penas amar y ser feliz, estar al lado de la mujer que amaba y junto a sus dos hijos. Pero sabía que de no hacer lo correcto moralmente tampoco lograría sentirse bien, sus hijos no eran responsables de sus actos impulsivos. Debió dejar atrás su pasado con Brooke, debió alejarse cuando la vio aquella tarde en la subasta. Mas, hizo todo lo contrario, se dejó arrastrar por lo que sentía por ella, por aquel amor q
Camila fue la encargada de darle la nueva noticia a Sonia, si alguien debía estar al tanto de los acontecimientos era ella, o al menos así fue como pensó Camila ya que Sonia siempre había actuado a su favor, de no haber sido por ella nunca habría conocido a Esteban y ella sabría cómo solucionarlo todo, de eso no le quedaban dudas.—Querida Camila —le respondió Sonia cuando vio la llamada de la chica en su móvil.—Sonia, te llamo porque tenemos un asunto urgente que tratar y uno muy serio —le dijo ella volándose los saludos, no tenía tiempo para ese tipo de protocolo.—¿Ha pasado algo? —Sí, acabo de hablar con Esteban y estaba bastante estresado y preocupado porque le llegó una citación judicial.—¿Una orden judicial de qué, Camila? Habla de una vez, no me des la información a media muchacha —le exigió Sonia.—Es la madre de Hope, le ha enviado una citación porque va a pedir la patria potestad de la niña a los tribunales y no vas a creerme, pero la madre no es nada más ni nada m
Cuando Brooke vio aquella noticia en las redes, su corazón dio un vuelco de inmediato. Sabía que esa noticia la perjudicaba en demasía, por más que intentó crearse una buena imagen y hacerse de una excelente reputación, todo, absolutamente todo había acabado para ella.¿Pero, quién? ¿Quién pudo esparcir aquella noticia? ¿Quién además de ella, Massimo, Esteban y su madre lo sabían? La respuesta parecía evidente. Simplemente tenía que ser una sucia maniobra de lis Robinson para hundirla y alejarla de su hija. Fue rápidamente hasta el baño donde Massimo se estaba dictando para salir. —Massimo, no puedo creer que esto esté pasando. —él la miró intentando disimular su culpa.—¿Qué ocurre mi amor? ¿Por qué estás así? —dijo, tomando la toalla para cubrirse y salir de la ducha.—Los Robinson, los malditos de los Robinson han dicho que abandoné a mi propia hija. —E-eso no puede ser —tartamudeó. Brooke se quebró frente a él, quien tuvo que sostenerla de la cintura para no dejarla caer
Las campanas de bodas imaginarias repiqueteaban en la cabeza de Esteban. Había estado tan enfocado en todo el lío de la custodia de Hope que ni siquiera se dio cuenta de que el día de su boda llegaba tan pronto, Camila había sido quien se lo recordara la noche anterior mientras intentaba convencerlo para que le hiciera el amor.Estaba demasiado nervioso parado ya en el altar, pero no nervioso por las ansias de casarse, sino todo lo contrario, no quería hacerlo, al menos no con Camila, no la amaba y menos cuando acababa de descubrir que la mujer de su vida lo estuvo engañando por un buen tiempo intentando acercarse a Hope.Todavía Esteban no sabía cómo no pudo darse cuenta antes, el parecido entre las dos chicas era increíble, una vez que lo supo, no pudo dejar de ver similitudes, la naricita de Hope era exactamente idéntica a la de su madre, sus labios también, ambas eran caprichosas hasta el cansancio pero amorosas por igual y todo eso sin mencionar el lazo, el vínculo que formaron am
Esteban regresó a su rutinaria vida, luego de su corta luna de miel en las Maldivas. Los días transcurrían rápidamente y la proximidad a juicio era cada vez menor. A ratos se llenaba de impotencia, de rabia, de indignación. No quería estar en medio de aquella disputa por su hija, mucho menos cuando a diario la pequeña Hope le preguntaba por Brooke, era evidente que la conexión entre madre e hija traspasaba los límites de la razón. Pero Esteban no podía decirle la verdad, decirle que aquella mujer del parque no sólo era su madre, sino que quería recuperarla. Nada podía hacerle más daño a Esteban que saber que Brooke era capaz de separarlo de su hija cuando él le entregó todo lo mejor de sí a la niña de sus ojos. Abrumado con las palabras de Sonia y Camila en contra de Brooke, Esteban sólo pensaba en ganar aquel juicio, al igual que Brooke. Como si de un trofeo se tratase, y en medio la pequeña Hope, inocente de todo lo que sucedía a su alrededor. El ego de ambos padres, parecía estar