Esteban regresó a su rutinaria vida, luego de su corta luna de miel en las Maldivas. Los días transcurrían rápidamente y la proximidad a juicio era cada vez menor. A ratos se llenaba de impotencia, de rabia, de indignación. No quería estar en medio de aquella disputa por su hija, mucho menos cuando a diario la pequeña Hope le preguntaba por Brooke, era evidente que la conexión entre madre e hija traspasaba los límites de la razón. Pero Esteban no podía decirle la verdad, decirle que aquella mujer del parque no sólo era su madre, sino que quería recuperarla. Nada podía hacerle más daño a Esteban que saber que Brooke era capaz de separarlo de su hija cuando él le entregó todo lo mejor de sí a la niña de sus ojos. Abrumado con las palabras de Sonia y Camila en contra de Brooke, Esteban sólo pensaba en ganar aquel juicio, al igual que Brooke. Como si de un trofeo se tratase, y en medio la pequeña Hope, inocente de todo lo que sucedía a su alrededor. El ego de ambos padres, parecía estar
Sandra se levantó de su asiento y caminó directo al estrado, sin mirar a Brooke, quien intentaba por todos los medios de cruzar sus miradas e implorarle para que dijera toda la verdad. Pero eso era imposible, Sandra era la mano derecha de Sonia y estaba allí con una sola misión, destruir a Brooke. La mujer se sentó, levantó su mano y juró decir “la verdad y nada más que la verdad”. Ramírez hizo un par de preguntas triviales “¿conoce a la mujer sentada allí? ¿Quién es? —Sí, es la Sra Brooke Méndez, ex amante del Sr Esteban Robinson. Luego de aquella respuesta, Brooke confirmó su presentimiento, aquella mujer nunca hablaría a su favor. —¿Podría relatarnos un poco sobre cómo fue la relación entre la Sra Méndez y el Sr Robinson?—Sí, por supuesto. —asintió y comenzó con su relato— la Sra Brooke Méndez llegó a la mansión Robinson una noche, acompañando al Sr Esteban, desde allí nunca más salió de la mansión. Era obvio que no tenía escrúpulos ni buenas intenciones, sólo quería adue
Brooke estaba devastada, acababan de arrebatarle lo más importante de su vida, por lo que había luchado con uñas y garras desde que salió sola al mundo, la razón que la mantuvo con vida cuando más difícil se tornó su circunstancia. La única esperanza que había albergado durante años de recuperar a su pequeña, a su Hope, la acababa de perder en un juicio de mierda.Por su cabeza comenzaron a pasar miles de ideas, pensó en que Esteban había comprado al juez, pensó que todo lo tramó, que le dio carta abierta a su abogado para usar los elementos más sucios y bajos que tuviera, quizás hasta le indicó a Sara lo que tenía que decir para hundirla para siempre. Tenía que ser eso porque su abogada se lo había asegurado, le había dado la certeza que tenían todas las de ganar ya que ella cumplía todos los requisitos que la ley española pedía para adquirir la patria potestad.Se sentía rota en más de diez mil pedazos ¿Cómo Esteban había sido capaz de algo así? ¿Por qué no le había dado la oportu
Todo alrededor de Brooke estaba dando vueltas sin parar. Demasiadas cosas le habían sucedido ese día, demasiado deprisa como para que ella tuviera tiempo a asimilarlas como se debía.“¿Tengo que estar mal de la cabeza, cierto?” Esa era la pregunta más recurrente dentro de su cabeza porque, por más que lo pensaba, no había forma posible en la que lo que acababa de escuchar de la boca de Ignacio fuera verdad, no podía serlo. Tenía que ser eso, la noticia del veredicto del juez a favor de Esteban la tuvo que haber vuelto loca, no existía la posibilidad de que Ignacio fuera su padre.Eso era imposible porque, pensar que era cierto conllevaba a darse cuenta de que toda su vida había sido una mentira, que su madre no había sido lo completamente sincera con ella y le había dado la versión más conveniente para no tener que darle tantas explicaciones a su propia hija cuando preguntaba por su padre.—¿Qué dices? —preguntó rápidamente Esteban con los ojos abiertos como platos mientras su vista sa
Massimo se sentía entre la espada y la pared. Sabía que Ignacio era un buen hombre; pero Brooke era la mujer con quien él decidió pasar el resto de sus días. No se imagina teniendo que decirle a Nacho justo en ese momento que debía irse de su casa por que Brooke no quería volver a verlo, sabía que lo destrozaría por completo; despedirlo no sólo era un gesto cruel de su parte sino un acto despiadado e injusto. Entre él y Nacho no sólo había un vínculo especial, Brooke, sino toda una historia que los unía en el pasado, cuando apenas él era un niño.Ignacio era un gran amigo de su padre, conocía cosas que incluso el mismo Massimo no se imaginaba. Como por ejemplo, las verdaderas razones por las cuales, Alessandro Costello estuvo a punto de abandonarlo a él cuando era un niño y a su madre.***Días antes del trágico accidente de su muerte, Emilia se encontraba terminando uno de los capítulos finales de su último Best Seller, ese que sin imaginarlo la haría aún más famosa, post mortem
Massimo salió fuera de la mansión, mientras Brooke desde la ventana de su habitación observaba sus pasos en dirección hacia el garaje, donde estaba el coche que manejaba su padre.Sólo ahora que está sola puede sentir el dolor que le produce reabrir aquella herida de su pasado. Saber que su padre era Ignacio, aquel hombre que la rescató la peor noche de su vida, cuando creía que todo estaba perdido para ella. De no ser por él, nunca habría logrado salir sola del caos emocional en el que estaba.Nacho no sólo le brindó una cama o un techo donde dormir, se preocupó por ella sin saber que era su hija, cuidó de ella como no lo hizo años atrás. Emociones encontradas se debatían en su interior, rabia y a la vez tristeza, dolor y nostalgias entremezcladas, había sido tan cruel con él que ahora de sentía como una mujer mala y perversa.Vio cuando Massimo se acercó a él, corrió entonces la cortina y regresó a la cama, lloró por varios minutos imaginando que aquella decisión que tomó de alej
Después de un par de días, los sentimientos de Brooke ni siquiera se habían podido organizar, continuaba con su cabeza a mil aunque ella estaba dando todo de sí misma para intentar calmarse. Le resultaba ilógico la manera en que las cosas podían cambiar de un momento a otro, pero ella más que nadie sabía que era ilógico, no imposible y así tenía que enfrentar la situación en la que estaba ahora.Pasó dos días enteros llorando cuando nadie la veía. Massimo pasó todo el tiempo que podía junto a ella, brindándole su apoyo aun cuando a Sol no le gustó mucho la idea, se sentía desplazada y, a pesar de que Brooke era su mejor amiga, ella estaba enamorada de Massimo y no había nada que pudiera hacer que cambiara eso, así que, por el bien de todos, decidió tomar distancia de él.El propio Massimo quedó en shock cuando Sol le contó sus deseos pero la comprendió. Él le había prometido a Ignacio que cuidaría de su hija y que estaría a su lado, que se enfocaría en ella y en sus hijos, en su famili
Todas las miradas se giraron hacia Camila, la pequeña Hope con extrañeza, Brooke con evidente odio y Esteban con clara preocupación mientras se preguntaba qué hacía ella en su casa ya que no debía llegar del trabajo hasta bien entrada la tarde, por eso había escogido ese día para decirle a Brooke que fuera.—Yo la invité —dijo él sin más.Las chispas saltaban entre las miradas de las dos mujeres quienes se estaban desafiando la una a la otra. Brooke no había pensado en la posibilidad de encontrársela ahí, solo se había mantenido enfocada en su hija. Sus ojos se clavaron en la barriga de Camila que ya comenzaba a notarse y sintió el dolor en el estómago, ese dolor que ella conocía muy bien, el del rechazo, esa era la razón por la que Esteban había terminado con ella por segunda vez y, mientras él no se interesó cuando ella estaba embarazada, por el hijo que estaba esperando Camila, lo había dejado todo a un lado.—No me dijiste nada, amor, habría preparado una merienda —le respond