Capítulo 5

Sebastián: usted me conoce más bien de lo que imaginaba. Además, hubieras sido un buen matrimonio si nos casáramos por amor, señorita Hendersen.

Isabel: ese sentimiento jamás será posible. Pero es demasiado triste saber el motivo de nuestra boda, porque seguramente nadie más me lo pediría.

Sebastián: lamento escuchar eso. No debemos de dar marcha atrás, el destino quiso que fuera de esta manera y ahora que hemos llegado debemos de entrar.

Isabel: tienes razón. Solamente firmaremos un papel que diga que estamos casados y después de esto nadie lo sabrá, nada más que no me ha dicho en cuanto tiempo se terminara todo esto.

Sebastián: se me olvido decírtelo y tampoco me lo preguntaste. Nuestra unión durara un mes y ese es el tiempo que realmente necesito.

El estaciona el auto y baja para poder ayudarla, Sebastián la toma de la mano y entrar al registro civil. Ellos estaban a unos cuantos pasos para ser marido y mujer aunque sea de nombre. Ella se sentía feliz, pero por la cara de él sabía que no, ellos se acercan al juez que los iba a casar para que pudiera comenzar

Juez: al fin podemos empezar. Estamos aquí reunidos para unir en matrimonio a esta pareja de enamorados que desean hacerlo. Sebastián Hamilton Lawson, aceptas a Isabel Hendersen Smith como tu futura esposa para amarla y respetarla, en lo próspero y en lo adverso, en la salud y en la enfermedad hasta que la muerte los separes.

Sebastián: si, acepto. Porque a partir de este día me dedicare a amarla y no dejare nunca que se vaya de mi lado, pero si lo hace siempre la encontrare.

Juez: Isabel Hendersen Smith, aceptas como tu futuro esposo a Sebastián Hamilton Lawson para amarlo y respetarlo, en lo próspero y en lo adverso, en la salud y en la enfermedad hasta que la muerte los separe.

Isabel: si, acepto. Porque es el único hombre que he amado en mi vida, además el amor que siento por él no se puede comparar con algo más.

Juez: los declaro marido y mujer, esta ceremonia se ha acabado, señor Hamilton. Ahora puedes besar a su esposa o prefiere que diga a la mujer que ama.

Ella no lo podía creerlo, en verdad la iba a besar delante del juez. Él se acerca a ella para darle un beso, nada más que para ella sería el primero y el no entendía que le pasaba, porque sabía que ese beso no iba a ser suficiente. El termina el beso al momento de separarse de Isabel, pero esta vez sonreía. Ellos se despiden del juez y se dirigen a la salida para poder irse a la empresa y cuando lo hacen el ayuda a subirse al auto a su esposa para hacerlo también

Sebastián: te pido una disculpa por lo que le dije al juez. Eso fue lo primero que se me vino a la mente y en verdad parecemos personas enamoradas.

Isabel: no tiene por qué disculparse conmigo por cada cosa que suceda mientras estemos casados. Ahora, debemos de hacer de cuentas que esto nunca sucedió y debemos de volver a la empresa antes que alguien más note nuestra ausencia, los empleados se les va a ser demasiado extraño nuestra tardanza y más si nos vieron salir juntos, ellos se preguntaran el motivo y le pido que no me tome de la mano cuando lleguemos a la empresa, por favor.

Sebastián: está bien. Nada más que ahora se me hará demasiado difícil ser indiferente contigo, solamente nos dedicaremos a trabajar como lo hemos hecho durante muchos años.

Isabel: eso es lo mejor, señor Hamilton. Además soy su asistente personal, pero ojala nunca me hubiera besado, ahora tendré que guardar este recuerdo únicamente para mí.

Sebastián: el beso que te di era una parte esencial de nuestra unión. Mientras estemos casados nunca debes de permitir que nadie más lo haga.

Isabel: tengo una educación que me enseñaron respetar. No tiene por qué preocuparse y nadie me ve como mujer, pero para que sea lo más justo me gustaría pedirle fidelidad, aunque nuestro matrimonio sea un acuerdo.

Sebastián: jamás pensé que me pedirías eso. Solamente que estoy de acuerdo contigo y estamos a punto de llegar a la empresa donde nos trataremos con respeto.

Ellos llegan a la empresa y el estaciona su auto para poder ayudarla a bajar después de que lo hacen, ello entran a la empresa y cada quien se dirige a su lugar de trabajo. El tiempo siguió su curso y él estaba en su oficina, nada más que su trabajo es interrumpido por su amigo

Alejandro: apenas me acabo de dar cuenta de que habías llegado a la empresa por eso he venido hasta ahora. No puedo evitar verte demasiado feliz.

Sebastián: acaso te parece poco mi boda. Puede ser que al principio no lo veía de esa manera y algo cambio en mí, pero sobre todo cuando la bese.

Alejandro: no puedo creer que te atrevieras a besarla. No olvides que tú mismo pusiste las reglas de tu matrimonio y me imagino que ese cambio se lo debes al beso.

Sebastián: tienes razón. Ella definitivamente es única, apenas me estoy dando cuenta de que ella no es fea y la estoy viendo por primera vez como mujer.

Alejandro: sabía que eso pasaría, Sebastián. Espero que muy pronto aclares tus sentimientos antes de que sea demasiado tarde.

Sebastián: yo no necesito nada que aclarar. Porque jamás te dije que sintiera algo por ella y no permitiré que se haga ilusiones conmigo.

Alejandro: no te creo absolutamente nada. Pero, que te parecería si de repente a ella se le apareciera un enamorado, me pregunto cómo reaccionarias y más si lo vieras con tus propios ojos.

Sebastián: eso jamás pasara mientras ella sea mi esposa. Así que pierdes tu oportunidad de hacerme enojar y será mejor que me dejes solo.

Alejandro: porque siento que me estas mintiendo. Eso no es lo que realmente piensas, yo no puedo hacer nada para que lo entiendas y lo termines aceptando. Ahora si te dejo solo para que puedas hacer tu trabajo que es lo que realmente te importa.

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