Capítulo 6
Al escuchar eso, Lucas tembló ligeramente y, con una sonrisa amarga, murmuró:

—Sí, siempre hemos sido nosotros los que hemos hecho la vida imposible a Celia. Pero, aun así...

Sus ojos reflejaban una feroz determinación.

—¡Vamos a arrastrarlos al infierno!

En ese momento, Marco apareció corriendo con el paquete de cartón que había arrojado. Frente a Isabel y Carlos, que seguían defendiendo su supuesta inocencia, Marco sonrió amargamente, levantó la USB y, con voz llena de tristeza, dijo:

—Ahora lo recuerdo, siempre fue Celia quien me protegió.

Cuando vio el nombre de la escuela en la memoria USB, los tres se quedaron paralizados.

...

Seis meses después, estaba de pie, en la vasta y congelada extensión de la Antártida, grabando en silencio el recorrido migratorio de los pingüinos emperador junto al fotógrafo. Cuando terminamos el trabajo diario y regresé a la base, recibí una videollamada desde la oficina:

—Celia, el proyecto en la Antártida está por terminar. ¿Cuándo vuelves?

Me quité l
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