Anna tuvo los sueños más eróticos de su vida, soñó que estaba en cama con Marcos y que él le estaba haciendo el amor. Despertó lentamente con una sonrisa, se sentía descansada y calentita. Se estiró y su trasero se encontró con una pelvis masculina, muy, muy despierta. Se giró con rapidez solo para encontrarse con su nuevo esposo dormido.―¿Qué demonios haces en mi cama, Marcos? ―preguntó ella dándole un empujón en el hombre.Se corrió al otro extremo del colchón y con horror se dio cuenta de que estaba desnuda.Marcos abrió los ojos y la miró con el ceño fruncido.―Tú me pusiste aquí ―respondió él girándose para seguir durmiendo.―¿Acaso anoche nosotros...? ―preguntó sin atreverse a terminar la pregunta.Con un suspiro resignado él se giró para mirarla de frente, Anna aferraba la manta en su pecho como si él no los hubiese visto al sacarla de la ducha y sentido toda la noche en la que ella se pegó a él.―No, yo no me aprovecho de mujeres indefensas ―respondió el mirándola con el ceño
La villa de la familia Di Leone en Roma era impresionante, aunque Anna sabía que la familia tenía mucho dinero y que vivía rodeada por lujos en su mansión de Nueva York, esta casa antigua del siglo diecinueve, era simplemente espectacular.Allí fueron recibidos por el ama de llaves, la señora Giorgia que los condujo a la habitación principal.―¿Estará bien si les sirvo el desayuno en quince minutos? ―preguntó Giorgia para darles tiempo de refrescarse.―Sí, en quince minutos estaría bien ―respondió Anna, tenía muchísima hambre.Cuando la mujer salió de la habitación, se giró hacia Marcos.―Nos ha dado una sola habitación, pídele que prepare otra para mí, por favor.―No, tú quédate aquí, siempre hay más de una habitación preparada en la casa, buscaré una para mí.Marcos sacó el armario ropa.―Voy a darme una ducha antes de bajar, quiero llevarte a conocer un lugar después de desayunar, te dejo este baño, yo usaré el aseo del dormitorio que está enfrente ―informó antes de salir de la hab
Marcos se levantó de la mesa como si una descarga eléctrica lo hubiese fulminado y se marchó. Anna se sintió profundamente avergonzada, sintió sus ojos llenarse de lágrimas. y pensó en huir del restaurante, pero se dijo que mantendría la calma porque no tenía a donde ir. Salir corriendo como damisela en apuros no era su estilo, además, ¿ir a dónde? ¿a la suite que compartían? Sería un chiste cuando acaba de confesar que quería irse a la cama con él.Respiró profundamente y levantó la cabeza para llamar al camarero, firmaría la cuenta y se marcharía a una de las terrazas del hotel a tomarse un trago para que le diera el valor de subir. Al levantar la cabeza vio que Marcos regresa de la barra.―Vamos ―le dijo al llegar a su lado.La confusión llenó el rostro de Anna.―¿A dónde? ―preguntó ella con incertidumbre. ¿Acaso pensaba abandonarla en plena luna de miel?―¿A nuestra habitación? ¿No dijiste que querías que nuestro matrimonio fuera real?―Sí ―respondió ella roja de vergüenza ―. Pero
El siguiente y último destino de la luna de miel, antes de regresar a Roma, fue Venecia, se alojaron en una espectacular casa antigua de la época de los Medici, aunque contaba con mobiliario moderno, los muebles y la decoración eran antiguas, lo que le pareció a Anna una experiencia única e irrepetibleDurante el día, Marcos llevó a Anna a conocer los principales sitios de interés de la ciudad más romántica y hermosa de Italia, famosa por sus canales palacios e historia. Durante la noche se amaban con toda la fuerza de su recién descubierta pasión.Anna disfrutó mucho sus paseos en góndola para visitar la Plaza de San Marcos, el Gran Canal y los palacios y villas de los Medici convertidos en museos y edificios históricos. En el puente de Rialto, Marcos dejó a Anna en un café artesanal y desapareció por un tiempo.―¿Dónde estabas? Estaba comenzando a preocuparme ―preguntó Anna.―Estaba buscado algo para tu cumpleaños ―respondió él con una sonrisa enigmática.Anna lo miró y pensó que de
Anna no durmió esa noche pensando en cual pudo ser la causa por la que Vicente estaba presente en la iglesia el día de su boda. Ninguna de las posibles respuestas le daba tranquilidad. Mirando hacía el pasado se dio cuenta de que su exnovio era un hombre egoísta y sin escrúpulos. No era solo el hecho de haberle pedido que entregara a Marianna a los servicios sociales, esa había sido la gota que colmó el vaso con agua.En el transcurso del año que había sido su novio, Anna descubrió que Vicenta había cometió algunos fraudes al sistema de seguridad social del estado y realizado pequeños robos en tiendas, cuando ella lo había confrontado, Vicente siempre alegó que las necesidades de su familia lo obligaban a hacerlo.Cuando Marcos despertó, Anna miraba el techo, su palidez y ojeras lo preocuparon.―¿Te sientes mal? ―preguntó Marcos con el ceño fruncido.―No, es solo un dolor de cabeza, es probable que ayer me haya pasado con el vino.―Sí, quieres duerme un poco más, yo saldré un rato con
Una alarma en el teléfono de Marcos sonó cuando estaba reunido con su asistente estudiando una propuesta. Tomó su teléfono y miró de que se trataba, frunció el ceño cuando se dio cuenta de donde provenía el mensaje: era una alarma antifraude de su banco.Marcos había activado la opción para la cuenta de Anna ya que ella no estaba acostumbrada a manejar grandes sumas de dinero. Le pidió a su asistente salir mientras él llamaba a su banquero personal y le preguntaba por la transacción, era solo una medida de precaución y no quería preguntarle a Anna para no incomodarla y que pensara que él le estaba controlando el dinero que gastaba. Estaba seguro de que su esposa se sentiría muy incómoda si lo hacía. Anna decía que las mejoras cosas de la vida no se obtenían con dinero, si no con los momentos que compartían juntos.―Hola, John, mi esposa acaba de hacer una transacción puedes decirme el monto y a quien trasfirió ―preguntó Marcos.―Buenos días, señor Di Leone, por supuesto, permítame acc
Anna estaba recostada en su cama esperando que fuera la hora de buscar a Marianna al colegio. No tenía ánimos de nada, después de la llamada histérica de Vicente había hablado con John, el banquero de Marcos, sobre la trasferencia de dinero y este le dijo que por seguridad el banco bloqueaba el dinero por veinticuatro horas. Aliviada por la respuesta del hombre le pasó un mensaje a Vicente y lo bloqueó temporalmente. No quería hablar con él, tendría al menos un par de días de descanso antes de desbloquearlo.De repente la puerta se abrió con tanta violencia que se golpeó con la pared causando un estrépito. Anna se levantó de la cama con rapidez por el sobresalto y se enfrentó a la dura mirada de su esposo. Marcos tenía el rostro desfigurado de rabia, lo que le hizo comprender que de alguna manera había descubierto toda la verdad.―Marcos... yo... puedo explicarte ―susurró Anna con el miedo apretando su garganta.―¿Qué vas a explicarme, Anna Verónica? ¿Qué no eres la verdadera madre de
Marcos se mesó el cabello por enésima vez mientras caminaba de un lado a otro del salón. Estaba esperando a sus padres, tuvo que llamarlos porque Marianna estaba encerrada en su habitación llorando y no quería abrirle la puerta. Habían tenido un encuentro violento y sentía que si tiraba la puerta abajo las cosas se pondrían peorDespués de gritarle que lo odiaba había mantenido silencio durante todo el camino, su llanto silencioso le dolía, pero no más que la herida que llevaba en el pecho por la traición de Anna.Cuando llegaron a la casa, Marianna se bajó del coche y entró en la casa. Marcos la alcanzó cuando iba llegando a las escaleras.―Marianna, entrégame tu teléfono ―le ordenó con tu mano extendida.La niña lo miró desafiante dando un paso atrás. No le gustaba la resolución que veía en los ojos de su padre.―¿Para qué lo quieres?―Entrégamelo.La niña se lo tendió con mano temblorosa. Vio como Marcos movía su dedo por la pantalla hasta que se lo devolvió. Con una sospecha en me