Quiero escucharte

Cuando sus padres regresaron, Iris acompañó a su madre para llevar a las mascotas de Kitt a la habitación de este, riendo cuando sus padres parecieron bastante impresionados porque la gata y los gatitos no le hayan hecho ni un rasguño y se acurrucaran felizmente en sus brazos.

Siempre le gustaron los animales, pero cuando le preguntó a sus padres sí podía tener un gatito su papá le dijo las razones lógicas de porque eso era mala idea y ella desistió y no volvió a pedir ninguna otra mascota como niña buena y obediente. Ahora que lo pensaba, tal vez debería haberle insistido más a su madre, viendo todas las mascotas que ella no pudo negarle a Kitt… o tal vez simplemente eso de que consentían más a los hijos menores era cierto.

Una vez le entregaron sus mascotas, Kitt pareció menos tenso e incluso sonrió al abrazar a sus tres cachorros. Y luego de acariciar a todas sus mascotas, miró a su madre con desconfianza y finamente habló.

—¿Dónde está mi serpiente Fiona? La quiero ¿dónde está? —p
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