—Bien, entonces… —Kate bajó la flama a la salsa que estaba haciendo y se recargó contra el mostrador. Pensó un poco en qué decir, antes de tomar aire y comenzar a hablar con voz al principio dudosa, pero cada vez más y más decidida.—Todo empezó con una estafa realizada a la editorial principal de Ethan en Bella Cruz antes del divorcio, solo que yo nunca lo supe hasta que… bueno, hasta que todo se fue al mismo maldito infierno. Perdón por mi lenguaje. —Rodó los ojos cuando Marie jadeó escandalizada ante la palabrota, aunque luego soltó una risita divertida, para luego volver a ponerse seria. –Imaginó que ustedes lo sabían ¿o no? Lo de la estafa. —¿Acerca de la estafa de ese tiempo? Sí, lo sabía, el jefe me pidió que no te lo dijera. Dijo que no quería preocuparte innecesariamente —murmuró Rachel curiosa, seguramente preguntándose a dónde iba. –No obstante, no se lo dije a Marie hasta mucho más tarde, cuando estábamos a punto de resolver el problema —aclaró mientras su sobrina mayor
Ethan nunca antes había adorado y odiado tanto el dinero en la misma medida como lo hacía ahora.Por un lado, era probablemente la razón por la que alguien o algunos estaban detrás de sus hijos, y por otro lado era una ayuda invaluable para conseguir los medios para protegerlos adecuadamente.Después de muchas llamadas y de plasmar varios planes que armó en su mente en notas y contratos, derrochó una cantidad de dinero increíble, pero le parecía poco sí era el precio por la seguridad de sus hijos. Todavía quería hacer más, pero sabía que estaba limitado no por sus recursos, sino por lo mucho que permitirían sus hijos que los protegiera. Los dos tenían la sangre de su madre, tercos hasta la muerte. Su hija podría ser más racional, pero también la más terca de todos ellos. Y Kitt… bueno, él era un niño pequeño, pero con un enorme carácter. Y Kate tampoco dudaría en ponerle un freno.No podía mantenerlos encerrados en una pequeña jaula de oro, por más que le gustaría garantizar su segu
Después de un largo día en el trabajo aguantando las miradas picaras de su jefa Mirian porque sabía exactamente la razón por la cual había llegado tarde, y luego los regaños cuando Kate maldijo porque había olvidado por completo que tenía esa cajita de condones en su chaqueta, finalmente pudo volver a la mansión Di Castro, aunque solo sería por un tiempo antes de tener que ir a trabajar al restaurante.Kitt todavía estaba lidiando con la pérdida de su perro Kev, pero tener a sus otras mascotas lo ayudaba muchísimo a sentirse mejor, o lo mejor posible incluso aunque tenía que estar encerrado en su habitación por su enfermedad, pero al menos tenía sus videojuegos y demás aparatos para entretenerse, aparte de a su hermana siempre dispuesta a hacerle compañía. Kate se aseguró de que estuviera bien cuidado y tomando sus medicinas a tiempo, lo hizo prometer que intentaría comer lo más posible y luego se cambió de uniforme para ir al restaurante.Al salir de la mansión, se encontró con Et
Kate llegó a la mansión Di Castro que por desgracia ahora era su hogar temporal y de inmediato fue a ver a sus hijos. Iris estaba haciéndole compañía a Kitt, incluso si él todavía conservaba cierta animosidad hacia ella, cosa que hizo sonreír a Kate, aliviada de que su niña tuviera tanta paciencia y tantas ganas de llevarse bien con su gruñón hermano menor. —Hola, Iris, Kitt, mamá ya volvió de trabajar —los saludó alegremente y sus dos hijos de inmediato le sonrieron al mismo tiempo, aligerando su corazón de inmediato y haciendo que sus hombros se sintieran de alguna forma mucho más ligeros con solo verlos. Fue como si todo el estrés de aquel largo, largo día (estrés que fue mayormente causado por su ex marido) se hubiera evaporado con solo ver las lindas sonrisas de sus hijos. —Hola, mamá —la saludaron los dos al mismo tiempo, para luego mirarse con sorpresa, aunque a los pocos segundos Iris sonrió y Kitt, contrario a ella, bufó y frunció el ceño. —Bueno, mamá ya está aquí, así
Era el último día del año, un año que quizás habría llamado relativamente normal hasta que sus últimas dos semanas se volvieron una completa locura, reflexionó Kate mientras ayudaba a Marie y su esposo a inflar globos para decorar la fiesta que celebrarían.Era irónico que en esos doce meses no hubiera pasado gran cosa, fue un año bastante tranquilo, en realidad, pero de golpe ¡zaz! En solo dos semanas su vida se puso completamente de cabeza, en las dos últimas semanas del año, para colmo.Y habían pasado tanto cosas malas como cosas buenas. Cosas muy, muy buenas, como reencontrarse con su amada hija. Y cosas, muy, muy malas, como que su casa se quemara y que intentarán secuestrar a sus dos hijos y que casi se llevarán a su hijo pequeño que de paso perdió a su perro favorito y...Wow, en realidad habían pasado más cosas malas que cosas buenas, y eran cosas realmente muy, muy malas... Por fortuna, el tener de regreso a su hija era tan maravilloso que ya compensaba todo, pero aún así n
Kate sentía que ya estaba sobre pensando demasiado las cosas de su hijo y sus futuras relaciones, así que decidió mejor intentar apartar esos pensamientos y concentrarse en ayudar con la casa. —¡Mamá! —Hablando de su hijo, él estaba bajando por las escaleras ahogando un bostezo. —¿Por qué no me despertaste antes? La tía Marie dijo que me haría más de esas galletas con chispas de chocolate.— hizo una mueca, frotándose los ojos para borrar los rastros de sueño.—Son las diez de la mañana, mi vida, aún es temprano, todavía estás a tiempo de desayunar, y te guarde galletas —aseguró sonriente la ex cuñada de Kaye. —¿Quieres que te haga un té para acompañar? ¿Te gusta el té negro, verde, de manzanilla o algún otro? —Umm… ¿mejor chocolatada caliente… por favor? —Kitt agregó el por favor solo al ver la mala mirada de su madre.—Oh, creo que se nos acabó el chocolate… ¿Podrías esperar a que vaya a comprar más para ti?— antes de que Kitt pudiera responder, Kate intervino al pensar en algo.
Kitt estaba un poco emocionado de poder celebrar el año nuevo ahora que no estaba tan enfermo, pero sería a la noche así que por mientras se sentía bastante aburrido teniendo que esperar a que pasarán las horas.Nada era lo mismo desde que su perro Kev murió por salvar su vida de aquel secuestrador malvado. Sus cachorritos estaban tristes ya que perdieron a su compañero de juegos número uno, incluso los gatitos también estaban tristes aunque en menor medida, ya que también solían amar jugar con Kev, la mamá gata y el gato gordo no eran de los juguetones y ni hablar de la tortuga, pero Kitt igual sentía que todos extrañaban a Kev.Su serpiente Fiona estaba cómoda en su nueva pecera que le trajeron allí a su cuarto (eso gracias a su pa... al papá de Iris) así que eso al menos lo reconfortaba, pero de verdad extrañaba mucho a su perro Kev, él era el mejor perro que tuvo, el más agradecido por el cariño que le dió, aunque hubiera estado algo viejito, todavía le quedaba mucho por delante.
Kitt había decidido que dejaría que su padre se quedara en su habitación, que no le diría nada para que se fuera como acostumbraba a hacer normalmente, pero la verdad tampoco quería hacer ningún esfuerzo para llevarse bien con él, así que en su mente pensó que de seguro él se iría solo pronto y siguió jugando tranquilo a su videojuego. Sin embargo, extrañamente su padre se quedó, mirando como jugaba sin decir nada hasta que Kitt soltó un gruñido molesto al perder otra vida en su videojuego favorito.—¿Qué juego es este?— finalmente rompió el silencio.—Uh, “Skater Warriors”, es el juego más popular de este año. —Se había convertido en su juego favorito en poco tiempo, ya que estaba hecho por la compañía de su tonto tío David, si no mal recordaba, y a Rich (que era muy genial pese a ser hijo el tonto tío David) le gustaba mucho que jugaran juntos ese juego. —Ah, no lo conozco. ¿Cómo se juega? —preguntó el hombre, viéndose intrigado, y como Kitt amaba hablar de videojuegos decidió exp