Aunque seguía nerviosa por el incidente antes de tomar el taxi, Kate eligió no pensar en eso y llegó a su segundo empleo en el restaurante con todos los ánimos de poder completar un turno por una vez y ya no abusar de la confianza de su jefe y compañeros de trabajo.—¡Katie, querida! —Su jefe del restaurante, el Sr. Griego (ese no era su nombre real, pero todos lo llamaban así), la saludó alegremente al verla—. Lamento tener que hacerte trabajar con tu niño en el hospital, pero mi esposa insiste. —Le sonrió a modo de disculpa.—No se preocupe, esperó ya no tener que faltar tan seguido. —Lo miró con rostro culpable y se dirigió al vestidor para ponerse el uniforme, que era un poco demasiado corto para su gusto pero ya se había acostumbrado, y en el restaurante había calefacción así que no debía preocuparle ni que fuera invierno.—Hasta que al fin te apareces, Sra. Sadler. —Helena, la esposa del Sr. Griego, la miró mal cuando entró a la cocina.—Lo siento… —se disculpó por los días que
—Pero… —Iris miró de reojo a su madre, con los ojos aún cristalinos—. ¿Fue por qué ya no amabas a papá? ¿Fue porque amabas a aquel hombre que estaba contigo? ¿Cuánto tiempo engañaste a papá? ¿Por qué no pudiste decírselo en vez de engañarlo? ¿Por qué? No entiendo por qué. —Volvió a apartar su mirada de ella. Kate suspiró, sabiendo que ya era hora de decir la verdad. —Iris. —Apretó los labios, intentando mantener la compostura. –No sé sí me creerás, sé que tu padre nunca lo hará, y aunque no quisiera meterte en esto reconozco que te debo una explicación y sé que ya tienes edad suficiente y eres capaz de entender estas cosas, aunque una parte de mí te siga viendo como a mi pequeña bebé, sé que ya has crecido suficiente. —Colocó una mano en su hombro. —Te hablaré con la verdad, así al menos tendrás mi versión de la historia y podrás decidir en qué creer. —Kate suspiró, preparándose mentalmente para esto, para decirle la verdad a la persona a la que más dañó al ser tan tonta como para
Después de tener una cena tardía, Iris golpeó a la habitación de Kim sabiendo que aunque fuera casi medianoche ella estaría despierta. Efectivamente lo estaba y le abrió con una gran sonrisa, detrás de ella Erick jugaba con una consola sentado en el suelo.—¡Fresita, querida! ¡¿Cómo te fue con el pequeño gruñón que tienes por hermao?! Estuvimos esperándote.— la dejó pasar, pero Iris le impidió cerrar la puerta con una expresión muy seria. –Uhh… ¿Fresita?—Necesito hablar contigo. A solas. —Miró intencionalmente a Erick, que chasqueó la lengua y no se movió—. ¡Ya veté, Erick! Esto es conversación privada de mejores amigas.—Agh, ustedes últimamente siempre me excluyen —se quejó mientras se ponía en pie—. Bien, me iré ahora, pero no pueden mantenerme en la oscuridad por siempre. No pueden guardarme secretos ni… —Iris le cerró la puerta en la cara.—Wow, parece que tienes algo muy importante de lo que hablar sí sacas a patadas a tu amorcito —señaló Kim luciendo impresionada.—¡No es mi a
Mientras Ethan trabajaba, no podía evitar que varias dudas asaltaran su mente. ¿Cómo estaría su hijo? Sabía que ya lo habían enviado a casa, cosa que lo hacía sentir muy aliviado. Estaba algo ofendido de que Kate no se lo dijera, él mismo tuvo que llamar a la clínica Quincy y en un principio la que atendió la llamada fue Mirian, que lo mandó al diablo y no le dio ninguna información, por lo que esperó un tiempo antes de volver a llamar y por suerte en esa segunda ocasión contestó el Dr. Quincy. Ryan Quincy era un hombre sensato al que siempre le gustó actuar de manera neutral ante los conflictos, Ethan bien lo sabía porque conocía a Kate y su familia desde muy joven, y el Dr. Quincy solía ser amigo del hermano mayor de Kate. No era tan ingenuo como para creer que le agradaba, ya que era amigo de Kate y todos sabían que él fue el idiota que la abandonó embarazada, pero al menos sabía que el Dr. Quincy era capaz de empatizar con él como padre. La verdad le sorprendía que no lo
—¡KITT! ¡KITT, HIJO! —Al escuchar los gritos frenéticos de su madre, el niño de ocho años levantó la vista del video de gatitos que estaba viendo en su nuevo reproductor y salió corriendo fuera de su habitación luego de dejarlo cuidadosamente en la cama (adoraba mucho su nuevo reproductor). —¡¿Qué ocurre, mamá?! —gritó bajando las escaleras, ignorando el dolor todavía persistente en su garganta. Al llegar a la cocina, se quedó con la boca abierta al ver el lugar lleno de humo y fuego arrastrándose por la puerta y la pared que daba al patio. —Mamá… ¿volviste a quemar la cocina? —La miró con reproche, ya que la única otra vez que vio tanto humo fue cuando se le quemó el pollo. Creía que quizás esta vez hizo algo peor, pero al ver su mirada severa supo que era algo mucho más grave y no debería haber abierto la bocota. —¡Este no es momento para bromas, jovencito! —le dio un pequeño golpe en la cabeza. —¡Rápido, toma a todas tus mascotas y sal afuera! —ordenó con voz frenética, tomand
Ethan estaba preocupado. Más que muy preocupado en muchos sentidos.Después de recibir la llamada de Kate y escuchar que su casa se estaba incendiando, salió de su oficina corriendo sin dar explicaciones a nadie. Desafortunadamente su lugar de trabajo no estaba tan cerca de su casa como la mansión, así que tardó más de lo que quería a pesar de ir muy por encima del límite de velocidad, sin importarle nada más que llegar.Cuando llegó y vio todo ese humo casi tiene un ataque por la preocupación y el miedo, pero el alivio lo invadió al ver a su hijo y a su ex mujer a salvo en la acera. Sin embargo, volvió a preocuparse al ver al pequeño llorando de forma tan desconsolada.Le partía el corazón ver a ese niño normalmente tan vivaz, y tan malhumorado, de esa forma… tan triste… Aquel perro estaba desangrándose, y su hijo estaba llorando de esa forma por eso, así que de inmediato decidió que intentaría salvarlo a cualquier costo. Pero al enterarse que el animal salvó a su hijo de un secues
Iris estaba muy aburrida encerrada en su habitación leyendo un libro al azar que sacó de la biblioteca recién reinstalada, solo esperando que sea la hora de la cena.Las vacaciones no eran tan divertidas cuando tu padre sobreprotector te había prohibido salir de casa. Ni siquiera tenía clases de artes marciales u otras actividades desde que se mudaron porque aún tenía que reorganizar su agenda, aunque a este punto no es como sí le quedara mucho por aprender pero al menos ayudaba a no aburrirse. Había estado practicando kendo por su cuenta antes pero se cansó y decidió ponerse a leer algo, así que se llevó cinco libros al azar de la biblioteca y ya iba por el cuarto después de tres horas.Era todo tan aburrido.Y pensar que sus amigos traidores la abandonaron para ir al cine con su tía Serena y la dejaron allí tan solita y aburrida. Ni siquiera su tía Marie y su tía abuela Rachel estaban allí por estar trabajando. Su padre también probablemente se quedaría hasta tarde en la oficina, y
Para cuando llegaron a la casa, Kitt ya se había quedado dormido.Se veía como todo un angelito, y muy tranquilo, casi en paz, pero su respiración era algo irregular, clara señal de que su enfermedad seguía ahí, y a Kate le daba miedo de que empeorará por todo el estrés que había pasado, aunque por suerte no había inhalado mucho humo del incendio, así que no fue necesario llevarlo de regreso a la clínica.Al llegar, los dos adultos salieron del auto y se acercaron a hablar con los dos policías vigilando la casa desde su auto. Una vez los policías les aseguraron que no hubo ningún problema, Ethan se quedó hablando con ellos mientras ella iba a buscar las cosas que necesitaba llevar a su nueva estadía temporal.—Asegúrate de tener cuidado.—le dijo él tomando su muñeca antes de que se alejara. –Puede que la estructura haya sido dañada así que es peligroso estar en el segundo piso, toma lo que necesites y baja rápidamente. —Sí, lo sé.—¿Segura que no quieres que yo vaya? —Tú no sabes lo