La mujer se marcha y yo camino hacia el palacio frio donde espero llegar para gritar con una almohada en mi boca para que no escuche cuanto me ha molestado su comentario que puede convertirse en realidad.
Pero, apenas me muevo para ir al palacio donde he vivido hasta ahora, una mano fuerte se aferra a mi brazo y me impide moverme. Sus ojos cálidos de color gris, me piden que me quede, pero, ¿Cómo puedo hacerlo después de tan molesta visita? — ¿A dónde vas? — pregunta Helmut. — Estoy cansada y quiero dormir — digo molesta. — Mi habitación no está de ese lado — dice Helmut y los demás se apartan disimuladamente. — No quiero entrar donde esa loba estuvo. No quiero que sus pulgas se me peguen — digo molesta y Helmut sonríe — No somos perros para tener pulgas — dice Helmut y yo lo miro con los ojos enDías despuésNoche de luna llenaHoy, como todos los días desde que decidimos darnos una oportunidad, cenábamos juntos, aunque básicamente, yo cenaba sola, bueno, con el cuerpo de Helmut como compañía, porque su mente estaba en otro lado.— Cariño, estas derramando el vino — digo por quinta vez y es allí cuando regresa a la realidad.— Lo siento, no me había dado cuenta — susurra limpiando el desastre que había causado por estar perdido en sus pensamientos.— No pienses tanto en qué día es hoy y cena. No ha pasado nada extraordinario — digo sabiendo que eso no va a calmarlo.Es noche de luna llena y de acuerdo con lo que me ha dicho de su maldición, si no se ha curado conmigo, no habrá forma de que su lado maldito pueda ser controlado.— Es difícil. Llevo toda una vid
Las horas pasan tan lento, que siento que voy a morir de la angustia. Mi cuerpo tiembla y yo me enfoco en pensar en las cosas agradables que he vivido con mi esposo, el anillo en mi dedo, lo muevo una y otra vez, para intentar calmarme.Pero, el silencio hace que pueda sentir mi propio corazón en mis oídos. Cada dos minutos miro el reloj, implorando que el tiempo pase rápido, pero, desgraciadamente, todo ocurre en cámara lenta.Tan lenta que siento como mi cuerpo se adormece por estar en la misma posición implorando que nunca me encuentre. Lo quiero y sé que le dolería ser él quien me mate por no reconocerme y mucho menos, haberlo curado.— Señora Baumann, ya es de día — informa Cleo y yo levanto mi cabeza escondida en mis rodillas.Es allí cuando veo que son las siete de la mañana. Respiro profundo y tomo la mano que Cleo me extiende con una so
Horas despuésAunque me había esforzado en no dormir para poder ir a verlo lo más pronto posible, el agotamiento me impidió quedarme despierta. Por lo que, después de bañarme, aunque intentará caminar de un lado al otro, terminé dormida.Cuando me despierto, el sol está en su punto más caliente y yo me muevo en la cama sintiendo que falta algo, ¿Cómo es posible que alguien con el que viviste momentos agradables solo unos días, te haga tanta falta?— ¿Cómo puedo fingir que esto no nos ha marcado si ya has comenzado a dejar límites que duelen? — pregunto en un hilo de voz, mientras observo como la luz del sol entra por la puerta del balcón.— Ha despertado, señora — susurra Cleo a mi lado, somnolienta.— Sigue durmiendo, no voy a marcharme a otro lado. — Digo y ella
Salimos de la propiedad sin algún problema, aunque los vigilantes me observaron confundidos, seguramente por no tomar un auto cuando la casa más cercana a nosotros está a más de diez kilómetros de distancia.Suspiró profundo mientras corremos, aunque debemos detenernos por lo menos siete veces antes de finalmente llegar a nuestro destino. Es aquí cuando recuerdo lo terrible que soy haciendo ejercicio y como algún día debo ejercitarme para tener buen estado físico.Aunque siendo sincera, ese algún día debe ser en mi próxima vida. Porque dudo que yo me anime a ejercitarme cuando puedo estar viendo una película o leyendo un buen libro. Regresando a mi realidad, observó el hospital y es cuando una idea pasa por mi mente.Así que, caminó lejos del hospital, mientras Cleo me observa confundida por caminar a ningún lugar en específico. Sa
Me había vestido sin pensar que era lo que hacía. La noticia me había caído como un balde de agua fría en invierno, por lo que, pensar, se me dificultaba.— ¿No es una buena noticia, señora Baumann? — Pregunta la chica entregándome la blusa que de inmediato me coloco.— Lo es. Es solo que me sorprende — susurro y la chica asiente de acuerdo.— Es sorprendente como se crea vida con alguien. Es una de las magias que pocos admiran — dice la chica y yo asiento.— Quiero preguntarte esto porque quiero estar completamente segura de esto antes de decirle a mi esposo — digo y la chica asiente.— La escucho —— ¿Qué probabilidades hay de que ese ecógrafo este dañado o que te hayas confundido y no este embarazada? — pregunto y la chica sonríe.Algo que me s
Me sentía devastada, no podía entender como era que había llegado a esa conclusión solo por una noche difícil. Sin embargo, cuando miré al chico, era evidente que no había forma de hacerlo cambiar de opinión. Así sucedió con el acta de matrimonio y posiblemente, esta vez no sea distinto.— Tomó esta decisión sin deseos de cambiar de opinión, ¿no es así? — Susurro y el chico baja su mirada.— El jefe normalmente no cambia de opinión. Pero, usted lo ha hecho doblegar muchas veces, quizás… quizás esta vez pueda lograrlo — dice el hombre y yo suspiró profundo.— ¿Puedes llevarme donde él está? Así podríamos hablar al respecto y arreglar el malentendido que lo arrojo a esta decisión tan abrupta — pido y el chico suspira profundo.
Estaba aturdida, no podía saber quién era, me parecía levemente conocido, pero, no sabía de donde y mucho menos quien era. Lo cual, me impedía saber si era amigo o enemigo. Y lo peor de todo, es que independientemente de sus intenciones, ¿él me vio estar solo en ropa interior?— ¿Quién rayos eres tú? No percibo olor a hombre lobo en ti — digo seria.— Un mal momento para reencontrarnos. Ahora reafirmaras tu idea de que soy un pervertido — dice el chico quejándose, mientras mi mente hace clic y lo recuerda.— Oh, eres el pervertido de esa noche — digo en un susurro.— Eugene. Ese es mi nombre y no, no soy un hombre lobo. Soy más bien un mago que usando pociones, puede transformarse por cortos periodos de tiempo en animales. —— ¿Qué quieres? ¿Por qué está
Quería aferrarme. Deseaba hacerlo porque en los días en los que me mostró que me quería, me contó sus miedos y sé que actúa así porque no quiere que muera. Tiene miedo a aferrarse y que yo termine dejándolo como las demás personas, pero, ¿Por qué se protege de una manera que es tan dolorosa para ambos?— ¿No me quieres ya? ¿La maldición es más fuerte que eso que hace solo dos días decías sentir por mí? — pregunto en un hilo de voz.— Eso ya no importa — dice Helmut rompiendo el contacto visual que habíamos tenido.— Claro que importa, no nos quisiéramos, yo entendería perfectamente que nos separemos. Pero, ¿Quién es tan tonto de divorciarse de la persona que quiere? Helmut, si lo hubiésemos hecho cuando teníamos un mes de casados, lo entender