El viaje por fortuna ocurre sin problemas, aunque los tres hombres y Ariana, miraban a cada rato cualquier mínimo detalle en Aitana y el helicóptero. Es como si no confiaran en los profesionales, pero, ellos estaban transportando algo demasiado preciado para cada uno, para dejarle todo a personas extrañas.
—Estamos llegando— anuncia el piloto y de inmediato, Ariana toma la mano de su madre, temiendo que el aterrizaje le cause miedo.Siempre hacia ello, cuando tenía que enfrentar algo, tomaba la mano de su madre o hermano y eso la tranquilizaba, como ahora. El aterrizaje ocurre sin algún problema y apenas tocan el suelo, los doctores a cargo a partir de ahora de Aitana, corren hacia el helicóptero donde reciben a sus pacientes.Porque Helmut también se aseguró de tener doctores para Ariana. No quería dejar a la suerte, la salud de ninguna de las dos mujeres más importantes en su vida. PorTres meses despuésLa condición de Ariana había mejorado, aunque recibía tratamiento para que no hubiese un nuevo problema y seguía recibiendo tratamiento para que sus órganos volvieran a funcionar como antes, ya podía ir a la escuela.La herida de su cirugía y los dolores que había sentido, habían quedado en el olvido, al igual que los días donde siempre dormía o se quejaba del dolor. Pero, ahora tenía un nuevo dolor y era, que su madre aun no despertaba.—Rápido, Ariana. Debemos ir a las clases— dice Albert y Ariana limpia sus mejillas humedecidas por el llanto.—No quiero separarme de ella— dice Ariana gimoteando.—Debemos seguir con nuestros estudios, si no lo hacemos, cuando mamá despierte, se enojará mucho y eso no es bueno para ella. — Explica Albert y su hermana asiente.—Pero, yo no quiero sep
Las palabras se atoraban en la garganta de Helmut. Quería decir tanto, deseaba hacerlo, pero, ver el milagro con sus propios ojos, era algo que le causaba mutismo. La emoción era demasiado grande.—¿Qué le pasa, señor? — Pregunta Aitana confundida.Helmut suspiró profundo y agradeció mentalmente por el milagro por el que tanto habían orado. El, no había sido un hombre devoto y mucho menos creyente a las cosas relacionadas a Dios. Pero, después de todo lo que había vivido con Aitana, había asistido tanto a la iglesia y oraba tantas veces cada día, que parecía una alma comprometida con Dios. Uno que le había respondido meses después de súplica, pero, lo había hecho.—Dios, gracias. Te agradezco Padre Celestial, por este milagro que nos has dado. — Dice Helmut mientras calma su llanto.—Se&ntild
Horas despuésSabiendo que debían actuar con cautela y no empeorar el estado de Aitana, los tres decidieron llamar a los especialistas mentales, para que le ayudaran a saber cómo hablar con ella sin que se alteraran.Por decisión unánime, el psicólogo entro a la habitación de la mujer y como si se tratará de una niña, le explicó que en el mundo hay muchas especies de personas, como lo hay de animales.Era mucha información que procesar, por lo que, no le habló de su relación con ellos, si no, lo que eran y que pertenecía a esa especie, colocándola como una especie especial que fue creada para ayudar y no para destruir, como ella los describía por pensar que eran unos monstruos.Sin embargo, ello no le generaba calma. Se sentía perturbada por saber que no era humana, pero, no gritó y mucho menos corrió huyendo de la situaci&oac
Una semana despuésNarra AitanaSeguía sin poder comprender lo que me sucedía, pero, a diferencia de antes, no me asustaba ver a personas convertirse en animales. Era evidente que estaba en medio de una verdad de la que yo hacía parte.Porque sí, no había manera de que ellos me mintieran diciéndome que también soy una loba y humana, sin que lo fuera. Así que, sin saber cómo convertirme en una, sonreía al ver como dos niños jugaban a transformarse en humanos o lobos a su antojo, mientras se perseguían entre sí.—Deberían tener cuidado de herirse. Recuerden que no están en un espacio grande— les digo y los dos se quedan quietos y asienten.—Sí, mamá— dice uno de ellos sin mover su boca.Eso era lo que me hacía pensar que de verdad era una loba, porque, si era una humana, ¿Cómo era
Eugene se había marchado, dejándome con la duda de su pregunta, ¿realmente quiero ser su madre? Me agradan los niños, pero, una cosa es eso y otra, es ser su madre. Niego ante ello. No es una buena idea.—Estoy loca. No debería siquiera pensarlo— digo intentando levantarme y por mi mala coordinación de mis brazos y piernas, me tambaleo.‘¿Cómo puedo ser una madre si ni siquiera puedo caminar bien o mover mis brazos como deseo hacerlo?’ me pregunto mentalmenteComo puedo, camino para no sentirme mal por saber que por más que desee ser la madre que ellos esperan, no puedo hacerlo, cuando necesito ayuda en cierta cosas y mi mente está en blanco.Agotada y aburrida de estar siempre en mi habitación, salgo y de inmediato, las mujeres que estaban limpiando el pasillo, corren hacia mí con evidente miedo y nerviosismo.—Señora, ¿Qué
No sabía que era lo que sucedía, pero, sabiendo que era alguien que necesitaba consuelo, acaricie su espalda hasta que después de varios minutos, dejó de sentirse su llanto, pero, aun su cuerpo vibraba suavemente.—¿Estas mejor? — preguntó al quedar todo en silencio, pero, él aún no se aparta de mí.—Yo…— Helmut intenta articular y yo continúo acariciándolo torpemente hasta que él se aleja limpiando su rostro con el dorso de la mano.—¿Te siente mejor? — pregunto y él asiente.—Lamento que hayas visto esto de mí. No quería romperme de esta forma, es solo que…——La que debe disculparse soy yo. No debí decir algo así, sin saber que era lo que estabas sufriendo——Tus palabras me reconfortan. He estado recibiendo ayuda terapéutica todos los d&iacut
No tenía idea de donde me estaba metiendo, pero, quería hacerlo por los niños. Sabía que en el mundo hay buenos padres que sacan a sus hijos adelante y por eso, quería ser una ayuda mientras él se esfuerza por ser un buen padre.—Gracias por aceptar——Siendo sincera, me resulta sorprendente que quiera que yo cuide de sus hijos. Después de todo lo que ha pasado entre nosotros y como me encuentro ahora… no sé si confiarme a sus hijos sea buena idea— digo y él me sonríe.—Ahora no lo recuerdas, pero, te lo diré, Aitana, a ti te confío hasta mi propia vida, aunque claramente no valga la pena— dice Helmut y yo lo observo buscando alguna parte que signifique que bromea, pero, no es así.Habla en serio. Tan en serio que me da miedo que su esposa lo escuche y quiera matarme.—Debemos dejar claro ciertas cosas. Aunque diga que me
Negué varias veces cada vez que un sentimiento molesto se instauraba en mi pecho por la mención de su esposa que ocurrió varias veces, porque, si salimos a caminar fuera de mi habitación, pero, él no dejaba de hablar de la mujer que educo tan bien a sus hijos estando sola.—Los niños la aman y por eso, la extrañan. — Dice Helmut y yo asiento.—Quizás es por eso, que están conmigo, soy la figura que relacionan como madre— comento y Helmut asiente.—Aunque intente ser buen padre, la ausencia de su madre es algo que no puedo reemplazar. Ella es demasiado para mí y es muy buena que es irremplazable para la vida de los mellizos— dice Helmut y no sé cuánto tiempo pasamos juntos, pero, terminamos comiendo en el jardín de la mansión.El hombre que seguramente está ocupado, se muestra tan relajado que no parece que sea el jefe de una