Una semana después
—¡Quiero a mi madre! ¡No me importa si no comemos por un mes, yo quiero ver a mi mamá! — dice Ariana en medio de su llanto.Su piel se ha mostrado cada vez más opaca mientras los episodios de fiebres, solo han afectado sus órganos. Lo que creían que era un problema de la leucemia, ahora estaban confirmando que se habían equivocados.Sus riñones estaban molestando hace varios días y era ese el motivo de sus fiebres, además, había empezado a experimentar una gripa que le causaba dolor en la herida de la cirugía y dolor en el resto del cuerpo.Por lo que, quería que su madre la consolara y le dijera que todo iba a estar bien. eso era lo que más le importaba a Ariana, quien ya no podía recibir consuelo por Eugene, porque este ya no sabía que más decirle a Ariana para que siguiera esperando a su madre.—PTodos corrían mientras los dos hombres esperaban una explicación de lo que sucedía, pero, los médicos estaban tan concentrados en controlar la condición de Aitana que no escuchaban las preguntas que Eugene y Helmut hacían, si no, en cómo responder ante la crisis que estaba viviendo Aitana.Solo cuando comenzaron a moverla de la cama, fue que Helmut no pudo soportar más que nadie le diera una respuesta y perdiendo la cordura, tomó al doctor que no dejaba de hablarle a los enfermeros, por el cuello.—Señor…——¿Qué le pasa a mi esposa? ¿Por qué se la llevan sin decirme algo? — pregunta Helmut con voz temblorosa.—Lo siento por no haberle informado. Está mostrando una disminución en su respuesta cerebral, como también, está presentando bajas en su sistema inmune y sus riñones no están trabajan
Dos semanas despuésLas cosas seguían sin salir como ellos tanto habían deseado. Aitana había superado la crisis, pero, seguía sin despertar, Ariana, no había rechazado el trasplante, pero, su estado aún era delicado.Sin embargo, no importaba cuanto sufría, ella siempre se quedaba con su madre, le acariciaba el rostro como su madre le hacía cuando ella estaba enferma y suplicaba que pronto despertara.—Mamá, no he llorado. Mi hermano tampoco lo ha hecho, despierta, por favor. Nos hemos portado bien— pide Ariana y es en ese momento que su hermano entra.—Hermana, tenemos noticias— dice Albert entrando con su padre.—Dime que sabes cuando mamá va a despertar— pide Ariana.—No, eso no lo sabemos. Ya te he hablado de eso, Ariana— dice Albert. Un poco frustrado.—¿Qué tienes que decirme? —
El viaje por fortuna ocurre sin problemas, aunque los tres hombres y Ariana, miraban a cada rato cualquier mínimo detalle en Aitana y el helicóptero. Es como si no confiaran en los profesionales, pero, ellos estaban transportando algo demasiado preciado para cada uno, para dejarle todo a personas extrañas.—Estamos llegando— anuncia el piloto y de inmediato, Ariana toma la mano de su madre, temiendo que el aterrizaje le cause miedo.Siempre hacia ello, cuando tenía que enfrentar algo, tomaba la mano de su madre o hermano y eso la tranquilizaba, como ahora. El aterrizaje ocurre sin algún problema y apenas tocan el suelo, los doctores a cargo a partir de ahora de Aitana, corren hacia el helicóptero donde reciben a sus pacientes.Porque Helmut también se aseguró de tener doctores para Ariana. No quería dejar a la suerte, la salud de ninguna de las dos mujeres más importantes en su vida. Por
Tres meses despuésLa condición de Ariana había mejorado, aunque recibía tratamiento para que no hubiese un nuevo problema y seguía recibiendo tratamiento para que sus órganos volvieran a funcionar como antes, ya podía ir a la escuela.La herida de su cirugía y los dolores que había sentido, habían quedado en el olvido, al igual que los días donde siempre dormía o se quejaba del dolor. Pero, ahora tenía un nuevo dolor y era, que su madre aun no despertaba.—Rápido, Ariana. Debemos ir a las clases— dice Albert y Ariana limpia sus mejillas humedecidas por el llanto.—No quiero separarme de ella— dice Ariana gimoteando.—Debemos seguir con nuestros estudios, si no lo hacemos, cuando mamá despierte, se enojará mucho y eso no es bueno para ella. — Explica Albert y su hermana asiente.—Pero, yo no quiero sep
Las palabras se atoraban en la garganta de Helmut. Quería decir tanto, deseaba hacerlo, pero, ver el milagro con sus propios ojos, era algo que le causaba mutismo. La emoción era demasiado grande.—¿Qué le pasa, señor? — Pregunta Aitana confundida.Helmut suspiró profundo y agradeció mentalmente por el milagro por el que tanto habían orado. El, no había sido un hombre devoto y mucho menos creyente a las cosas relacionadas a Dios. Pero, después de todo lo que había vivido con Aitana, había asistido tanto a la iglesia y oraba tantas veces cada día, que parecía una alma comprometida con Dios. Uno que le había respondido meses después de súplica, pero, lo había hecho.—Dios, gracias. Te agradezco Padre Celestial, por este milagro que nos has dado. — Dice Helmut mientras calma su llanto.—Se&ntild
Horas despuésSabiendo que debían actuar con cautela y no empeorar el estado de Aitana, los tres decidieron llamar a los especialistas mentales, para que le ayudaran a saber cómo hablar con ella sin que se alteraran.Por decisión unánime, el psicólogo entro a la habitación de la mujer y como si se tratará de una niña, le explicó que en el mundo hay muchas especies de personas, como lo hay de animales.Era mucha información que procesar, por lo que, no le habló de su relación con ellos, si no, lo que eran y que pertenecía a esa especie, colocándola como una especie especial que fue creada para ayudar y no para destruir, como ella los describía por pensar que eran unos monstruos.Sin embargo, ello no le generaba calma. Se sentía perturbada por saber que no era humana, pero, no gritó y mucho menos corrió huyendo de la situaci&oac
Una semana despuésNarra AitanaSeguía sin poder comprender lo que me sucedía, pero, a diferencia de antes, no me asustaba ver a personas convertirse en animales. Era evidente que estaba en medio de una verdad de la que yo hacía parte.Porque sí, no había manera de que ellos me mintieran diciéndome que también soy una loba y humana, sin que lo fuera. Así que, sin saber cómo convertirme en una, sonreía al ver como dos niños jugaban a transformarse en humanos o lobos a su antojo, mientras se perseguían entre sí.—Deberían tener cuidado de herirse. Recuerden que no están en un espacio grande— les digo y los dos se quedan quietos y asienten.—Sí, mamá— dice uno de ellos sin mover su boca.Eso era lo que me hacía pensar que de verdad era una loba, porque, si era una humana, ¿Cómo era
Eugene se había marchado, dejándome con la duda de su pregunta, ¿realmente quiero ser su madre? Me agradan los niños, pero, una cosa es eso y otra, es ser su madre. Niego ante ello. No es una buena idea.—Estoy loca. No debería siquiera pensarlo— digo intentando levantarme y por mi mala coordinación de mis brazos y piernas, me tambaleo.‘¿Cómo puedo ser una madre si ni siquiera puedo caminar bien o mover mis brazos como deseo hacerlo?’ me pregunto mentalmenteComo puedo, camino para no sentirme mal por saber que por más que desee ser la madre que ellos esperan, no puedo hacerlo, cuando necesito ayuda en cierta cosas y mi mente está en blanco.Agotada y aburrida de estar siempre en mi habitación, salgo y de inmediato, las mujeres que estaban limpiando el pasillo, corren hacia mí con evidente miedo y nerviosismo.—Señora, ¿Qué