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Niall llegó repentino, se abalanzó sobre Bryce, comenzó a golpearlo con gran fuerza, hasta que la sangre brotó por su nariz y boca. Bryce lanzó un grito. Cory comenzó a reír, los hombres se alejaron, y la miraron como si estuviese loca. —Déjalo, Niall, este pobre perdedor no vale ni un golpe. —¡Cory! —bramó Bryce como una fiera salvaje. —Es la verdad, eres un hombre que tuvo más de lo que merece en esta m*****a vida, pero no mereces nada, Bryce, gracias a mí dejaste de ser un simple empleado, eras el hijo del jardinero al que le tuvimos lástima; al final mostraste lo que eres, solo una basura. Bryce estuvo por ir a contra ella, Niall lo devolvió al suelo. Miró a Niall con ojos de odio. —¿Crees que me importa lo que piense una mujer como tú? Tú no vales nada, Cory —Niall quiso callarlo, Cory intervino —Déjalo, Niall, deja que hable, necesito escucharlo, continúa, perdedor —dijo ella encendiendo más la situación —Nunca te quise, Cory, solo me acerqué por ti por Marbella, y por
El beso de Lugh apremió, sintió como Marbella temblaba entre sus brazos, ella lo detuvo de pronto, y esa simple acción logró resquebrajar su corazón, tuvo miedo. «¿Ella dejó de amarme?», las preguntas atormentaban al hombre, que la miraba con tristeza. —¿Ya no me amas? —exclamó Ella le miró con ojos incrédulos, no esperaba esa pregunta. Marbella le miró sorprendida, esbozó una sonrisa. —¿Por qué piensas eso? —Bueno, no me dejas ir más allá, siento como si mis labios te congelaran, creo que te perdí para siempre, eso me está matando. Él se sentó sobre la cama, ella se sentó a su lado, escuchaba sus palabras. —Yo… en realidad, tengo miedo. Él la miró extrañado. —¿De qué? ¿Tienes miedo de mí? Él la miró a los ojos, notó como temblaban. —No me has perdonado, ¿Verdad? ¿Algún día lo harás? —Tengo miedo de volver a confiar y que me traiciones, tengo miedo de no poder ser la misma Marbella que conociste, porque siento que, una parte de mí tuvo que matar a la antigua Marbella, y ya
Cornelius miró a la mujer con ojos feroces. —Di la verdad, por una m*****a vez en tu vida hazlo. Vanessa se acercó a él, tanto que el hombre quiso retroceder, hasta que la mujer puso sus manos en su cuello, ella esbozó una sonrisa. —¿De verdad quieres destruir la vida de tu pobre hijito? Solo piensa como se sentirá cuando sepa que tú y yo tuvimos sexo, y de esa aberración nació Celestia, la hija que Lugh ha criado con tanto amor, ¿Cómo crees que se sentirá? Querrá morir, te odiará hasta el fin de los tiempos, ¿y Celestia? ¿Cómo se sentirá la pobre niña? ¿Lugh la querrá a pesar de ser la prueba de la traición de su propio padre? La mujer besó sus labios, Cornelius dio una zancada atrás, sus ojos estaban cubiertos por lágrimas. —¡Eres un ser abominable! Vanessa sonrió. —Déjame seguir con mi plan, Cornelius, no te entrometas en mi camino, o no serás el único que ruede, tu hijito Lugh, y tu hijita Celestia caerán conmigo, no lo olvides. —¡Eres maligna! Vanessa sonrió. —Gracias, q
Marbella tenía la mirada fija en ese hombre, era como si una parte de su mundo hubiese colapsado de tal forma que ya no sabía quién era él. Caminó hacia ellos, Niall fue a su lado. —¿Y Cory? —Ella fue a darse un baño —dijo Niall asintió. —Iré a llevarle una rebanada de pastel de chocolate, el tío Cornelius trajo su pastel favorito, quiero que pueda comer un poco y descansar, han sido días pesados para ella —dijo Niall Marbella asintió. Niall cortó una rebanada de pastel y lo guardó en la cesta, luego fue hasta la cabaña. Marbella se reunió con los demás, Cornelius la saludó, al escuchar su voz, ella sintió un escalofrío. «¿Cómo puede una persona que conoces de tanto tiempo pasar de ser alguien que conoces, a un completo extraño? Ya no sé quién es Cornelius Ackerman, es como si fuese un hombre desconocido, alguien capaz de caer en la peor basura», pensó con rencor. —Papi, ¡llévanos al lago, dijiste que íbamos a dar una vuelta en el bote! —dijo Celestia. Lugh sonrió —Es cierto
—¡Déjame explicarte, Marbella! ¡Escúchame, por favor! —Cornelius intentó tomarla del brazo, pero ella se deshizo con rapidez de su agarre, y retrocedió un paso atrás. —¡A mí no me tienes que explicar nada, tendrás que enfrentarte a tu hijo! Lugh debe saber esto. —¡Marbella, no! Déjame explicarte, ¿Cómo es que lo sabes? Vanessa te ha contado mentiras. —¿Cómo lo sé? —exclamó ella con rabia—; lo escuché de tu propia voz, puse cámaras grabando la habitación de esa serpiente, porque estaba segura de que jamás perdió la memoria, de que todo era un acto para salir libre de sus pecados, ¡no me equivoqué! Pero, en la trampa de esa araña, no solo cayó ella, caíste tú, con tu propia voz exhibiste tu oscura verdad, una que llevas callando por cinco años; ¡es que no lo puedo creer! Has dejado a Lugh en la peor ignorancia, crio a una hija que no era suya, ¡has estado cerca de Celestia! ¿Qué clase de sangre tienes en las venas? ¡Eres cruel! ¡Eres malo! Marbella le miró con horror, estaba por irse
En el hospital. Lugh miraba el cuello de Marbella, estaba perplejo del actuar de su padre, sin poder entender que era lo que ocurría. Ella no le dijo nada. Cada vez que lo miraba, le rehuía la mirada. Él tenía es sensación de que algo estaba pasando y que ella callaba, pero era Marbella Ronsard, la niña que creció a su lado y que nunca le ocultó nada. «Son solo mis nervios», pensó. Cuando el doctor apareció, se acercaron a él. Niall estaba con ellos, mientras los niños, Chloe y Cory se marcharon directo a la mansión Ackerman. —¿Cómo está mi padre? —Tuvo un preinfarto, ha podido salvarse de milagro, lo trajeron justo a tiempo, pero su presión arterial elevada no disminuye, por ese motivo, deberá permanecer internado. Además, realizaremos estudios en su corazón, queremos descartar algún problema más serio. Lugh asintió, a pesar de que sintió alivio, aún se sentía angustiado. —¿Puedo verlo? —Por ahora no, vamos a esperar a que la presión arterial se estabilice un poco —dijo el
—¡¿Qué demonios te pasa?! —gritó Vanessa, cuando quiso ir contra ella, Marbella volvió a darle una bofetada que la lanzó de nuevo al suelo. La mujer chilló adolorida. —¿Creíste que tus mentiras y basura se esconderían para siempre? —exclamó Marbella La mujer le miró perpleja, sin poder entender. —¡No sé de qué hablas! Sé que tienes viejos motivos para odiarme, creí que teníamos una bandera blanca de paz al respecto. Marbella se echó a reír. —Mujer, entre tú y yo siempre habrá una guerra, una guerra perdida para ti, no solo no olvido el daño que me hiciste, ahora sé del daño que le hiciste a Lugh, no me cansaré en la vida hasta verte sufrir y pagar por el daño que nos has hecho —sentenció rabiosa Los ojos de Vanessa se abrieron enormes, se preguntó por lo que la mujer sabía, tuvo miedo de haber sido descubierta. «No hay forma en que esta idiota lo sepa, debo seguir fingiendo, es mi mejor salida», pensó —Pero, ¿de qué hablas? Yo no recuerdo nada, ¿podrías tener piedad de una pob
—¿Qué dijiste, Marbella? —exclamó Lugh con voz severa. Los ojos de Lugh la miraban temblorosos, con las manos en un puño de frustración. Marbella le miró perpleja de verlo ahí, sintió un miedo terrible, no entendía como había llegado. —¡Lugh...! Vanessa se puso de pie, hubiese querido salir corriendo, cuando sintió la mano de Lugh que tiró de su brazo. —¿Celestia no es mi hija? La mujer le miró con ojos tan grandes y angustiados que casi podían estallar frente a él. Tragó saliva como si quisiera respirar. —Lugh... escúchame… —¡Responde! ¿Celestia no es mi hija? —No, Lugh, lo siento mucho, me mata decirte esto, pero Celestia no es tu hija —dijo Marbella y sintió que su voz era solo un hilo de llanto, pero tuvo que decirlo. Lugh la miró incrédulo. Sus ojos se volvieron dos lagunas por desbordar, su gesto era débil, destrozado. Muchas cosas le habían dolido en su vida, hasta hacerlo sentir que estaba en el abismo; la muerte de su madre, cuando creyó que Marbella había muerto, y