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Bryce estaba en el suelo, con los puños apretados, la rabia en el corazón. Las lágrimas corrieron por su rostro, el recuerdo de Marbella, siendo buena con èl, amándolo en sus fantasías, lo hacía llorar. «No, Marbella, que me falte el mundo entero, todo, menos tú, ¿Por qué me haces esto cuando te he amado más de lo que nadie te amó? Luché por ti, ¿no se vale todo en la guerra y en el amor? Deberías estar orgullosa de que alguien te ame tanto, que te ame por encima del bien y del mal, yo estoy dispuesto a todo por ti, ¿y a sí me pagas? ¡Pequeña malagradecida! Estarás conmigo, por las buenas o malas, incluso si debo castigarte por esto», pensó enderezando su postura, su mirada era rabiosa, sus ojos estaban envenenados por ese desprecio. Cuando Amelie, Cory y Niall volvieron a casa, vieron a su padre subiendo las maletas al auto, ninguno dijo nada, solo cruzaron las miradas, Niall insistió en entrar a casa. Así fue, aunque Orson quería hablar con Amelie, no tuvo el valor, subió al auto
—¡Cory, lo que viste tiene una explicación! Cory entró a la habitación, miró a la mujer con rabia. —¡Vístete, mujer! ¿No tienes vergüenza de que te rechacen y sigues suplicando por amor a un hombre casado? ¡Vístete y vete de esta casa! Lucy tomó la bata, se la puso encima tan rápido como pudo. Cory no podía mirarla, solo hacerlo le causaba repugnancia. —¡¿Quién te crees que eres?! ¿Mejor que yo? ¡Hasta hace poco despreciabas el amor de Niall! ¡No lo mereces! —exclamó rabiosa—. Solo es tu tabla de salvación, lo usas para no quedarte sola. Los ojos de Cory la miraron con firmeza. Abofeteó su rostro. —¡Tú no sabes lo que yo siento! No vuelvas a meterte con Niall o conmigo, porque él ya te dijo que no le interesas, ¡me ama a mí! Lucy intentó agredirla, pero encontró la fuerza de Niall quien no iba a permitir que lastimara a Cory. Los gritos fueron tan intensos, que llegaron a oídos de empleados. Marbella fue la primera en entrar, se espantó al ver la situación, miró con miedo a N
Al día siguiente. Marbella estaba con los niños en el jardín, no dejaba de pensar en la actitud de Bryce, había algo en ese hombre, algo que la asustaba mucho, ya no la dejaba dormir por la noche. —¿Mami? Marbella sonrió al ver la rosa que Clyde le trajo, le dio un beso en la mejilla. —Gracias, mi amor, ve a jugar. Harrison llegó, se sentó a su lado. —Hoy por la tarde, Vanessa y su madre dejarán GreenBlue, nunca más deberá preocuparse por ella. Marbella respiró profundo —Gracias, Harrison. Harrison se fue. Aunque Marbella se sintió satisfecha de que Vanessa se marchara, de todos modos, tuvo algo de miedo por Bryce, cuando Lugh llegó hasta ella, Marbella lo miró con firmeza. —¿Te casarías conmigo hoy mismo? Èl la miró con ojos enormes, rio de sus palabras —¿Casarme contigo hoy mismo? Qué pregunta tan tentadora, claro que me casaría contigo cuando tú me lo digas. Ella sonrió, se levantó y colgó sus manos a su cuello, dándole un dulce beso. —Pero ¿Qué pasa? ¿Por qué tanta pr
Los aplausos resonaron cuando estamparon sus firmas en aquel documento que los convertía de nuevo en marido y mujer. —Los declaro marido y mujer ante la ley. Besaron sus labios entre los ruidos de algarabía. Luego Marbella y Lugh bailaron un vals al compás de música romántica. Sus hijos los miraban, pero Magnolia corrió a tocar el árbol de magnolia con los ojos cerrados. Sus hermanos se acercaron a ella con curiosidad. —¿Qué haces, Noli? —preguntó Celestia —Estoy pidiendo un deseo, Celestia. —¿Qué pediste? —Pedí un amor de leyenda tan bonito como el de mis papitos para mí, cuando sea grande. Celestia sonrió. —Yo también voy a pedirlo, quiero casarme con un vestido tan bonito como el de mami, cuando sea grande —dijo Celestia. —¡Yo me casaré contigo, Celestia! —exclamó Clyde —Pero… ¡No se puede! —gritó Denzel—; Son hermanos, los hermanitos no se pueden casar. Celestia y Clyde se miraron con tristeza. —Pero, ellos no son hermanitos de la misma panza, ellos nacieron en otras
Al día siguiente. Vanessa y Pina estaban quedándose en un hotel barato a las afueras del pueblo más cercano a GreenBlue, tenían todo planeado, Pina había comprado un pent-house en la quinta avenida de Nueva York con el dinero del divorcio, mientras Vanessa se iba a encargar del pago de los servicios del departamento. —¿Por qué tuvimos que huir de GreenBlue como ladronas? —exclamó Pina —¿Por qué? Pues porque a estas alturas la tonta de Marbella ya debió ir a reclamarle todo al imbécil de Bryce, seguro de que ese tipo debe estar buscándome, lo que no sabe es que jamás me encontrará —dijo la mujer con una gran sonrisa. —¡Ay, Vanessa! Por una vez en tu vida, deja de meterte en problemas, ¿acaso no eres lo suficiente hermosa para conseguir a un hombre millonario y guapo, solo para ti? La mujer sonrió. —Está bien, madre, reconozco que me encapriché de forma estúpida con Lugh, al final, solo es un perdedor enamorado de la tonta Marbella, pero esta vez voy a conseguir a un hombre perfec
Bryce salió a toda prisa, sentía como la ira lo controlaba, estaba enloqueciendo. Condujo hasta la mansión Ackerman, tocó la puerta, casi derribando el portón, hasta que el guardia habló. —¡No puede pasar! Han dado la orden de que usted no puede entrar. Bryce golpeó al guardia, que cayó al suelo despavorido, entró corriendo. Mientras el guardia llamaba a más hombres para que le ayudaran a detenerlo. Cuando entró en casa, no encontró a nadie, pero al caminar al salón principal encontró a Cory y a Amelie. —¡¿Dónde está Marbella?! Las mujeres dieron un brinco, le miraron conmocionadas. Cory fue hacia él. —¡¿Qué crees que haces aquí?! ¡Lárgate! ¡No eres bienvenido! —sentenció —¡Cállate! Responde, ¿Dónde está Marbella? Cory esbozó una sonrisa casi cínica. —De luna de miel con su amado esposo Lugh Ackerman —Cory notó como la rabia invadía la mirada del hombre, apretando sus nudillos con furia. —¡Mientes! —Bryce comenzó a correr por la casa, gritaba el nombre de Marbella, hasta q
Lucy Mont corría desesperada, asustada por si Bryce siguiera sus pasos, de verdad tuvo terror de ese hombre. Huía por su vida, preguntándose por qué cayó tan bajo. Anhelaba casarse con Niall Ackerman, lo admiraba, pero nunca se imaginó llegar tan lejos. Cruzó una calle sin mirar, un auto se detuvo antes de golpearla, chirriando las llantas, y tocando la bocina, la asustó horrible, la mujer cayó al suelo, al sentirse sin fuerzas, perdió el conocimiento. Un hombre bajó del auto, era Harrison, supo que la conocía, la cargó en sus brazos, y la llevó al auto, la llevó con él. *** Marbella y Lugh paseaban en bote, admiraban el lago, todo era paz, amor, parecían en un sueño de amor interminable. Bajaron del bote, y caminaron por la arena, tomados de la mano. —A veces he pensado en que tomemos a nuestros hijos, y nos vayamos lejos de toda la maldad, no puedo creer que tanta gente cruel se haya reunido cerca de nosotros, nunca me di cuenta de lo equivocado que estaba con la gente que cre
—¡No, Lugh, yo iré contigo! —Entiéndeme, por favor, ve en el auto para ver cómo están Clyde y Magnolia, yo iré al colegio en un taxi por Celestia. Marbella sabía que tenía razón, pero tenía mucho miedo, tenía un mal presentimiento. Marbella pensó que era correcto, Lugh bajó del auto, lo vio alejarse, y tomar un taxi. Ella condujo su auto hasta el hospital donde dijeron haber llevado a sus hijos. Lugh recibió una llamada, no conocía el número, pero respondió. —Hola. —Hola, Lugh, Celestia está conmigo, si quieres verla debes venir a la dirección que te acabo de enviar por mensaje, si vienes con la policía, juro que no volverás a ver a nuestra hija. —¡Enloqueciste! —exclamó furioso. Lugh colgó, leyó la dirección. «Vanessa debe querer más dinero, no se lo daré, al llegar llamaré a la policía, Vanessa debe pagar, si fue culpable de esto, pero antes debo ver a mi hija sana y salva», pensó *** Marbella llegó al hospital, corrió a buscar a sus hijos, y el pediatra le pidió seguir ha