«Por tu matrimonio y por nuestros hermanos» «Por nuestros hermanos» «Por nuestros hermanos» Ahmed se quedó de pie, parado en el umbral de la puerta, mientras el brindis de Hasan resonaba en su cabeza. Había aceptación en sus palabras y la familia entera parecía sentir lo mismo, ¿podría seguir negándose a escuchar las palabras que Azahara Rafiq tenía para decirle? —¡Ahmed! —exclamó Azahara con el corazón lleno de esperanza. El hombre no buscó la mirada de su madre, sino la de Amira, por alguna razón que no podía explicarse, él deseaba tener ese contacto con su melliza. Amira le sonrío tímidamente, ella estaba sentada al lado de Azahara, pero no tan juntas, a su lado había una silla vacía que, suponía, era para él. —Ven a sentarte con nosotros y cenemos en familia —le pidió Hasan. Ahmed dio un paso al frente y luego otro y otro, hasta que llegó junto a su hermana y madre. Era tan extraño pensar en ellas de esa manera, sabiendo que Basima y Halima estaban en su habitación, lejos
Nueva York. Scarlett cerró la llamada, había estado hablando con Margaret durante horas para ponerse al día, debido a sus vacaciones en Dubái. La joven contempló la sala de su casa y como los últimos días, la sintió vacía. Extrañaba tener a Hasin y Amir con ella, pero ellos estaban a miles de kilómetros de distancia y ella tenía que terminar la carrera si quería verlos de nuevo. Esperaba que Sienna se apiadara de ella y trajera a su sobrino de visita, pero no era como si vivieran a unas calles de distancia. Scarlett suspiró. —No puedo quedarme en un rincón llorando mi soledad —se dijo, dándose ánimos y levantándose del sillón, tenía que hacer algo o se volvería loca. Scarlett miró su reloj de pulsera, Margaret dijo que pasaría por ella en veinte minutos para cenar e ir a bailar. No era algo que ella hiciera muy seguido, pero a falta de compañía, unos minutos de distracción no le vendrían mal. La joven subió a su habitación, se dio una rápida ducha y vistió con una falda corta d
Nueva York.«Parece que estamos destinados a encontrarnos»La mente de Scarlett se quedó en blanco ante sus palabras y su bella sonrisa, mientras sus mejillas se tiñeron de rojo carmesí. No supo cuánto tiempo sus ojos se miraron con sumo interés hasta que un ligero carraspeo llamó su atención, rompiendo la burbuja en la que se habían quedado atrapados.—Señorita… —la voz del Decano le hizo cerrar los ojos y romper el contacto visual que aún mantenía con el hombre.—Ha sido un accidente —se disculpó Scarlett de inmediato, el hombre no parecía un estudiante y si mal no recordaba, el botones del hotel había dicho que era el dueño, más bien había mencionado que el elevador del cual ella venía saliendo era exclusivo para el dueño del hotel, pero…, ese hombre frente a ella no tenía cara de ser un empleado, ¿verdad? Entonces recordó a Assim, el tipo no tenía cara de ser el asistente de su cuñado y si ella no lo conociera tan bien, hasta habría creído que era uno de esos poderosos hombres. Er
Nueva York.«Perdone mis modales, permítame presentarme, soy Jahir Ahmad, su ferviente admirador»«Soy Jahir Ahmad, su ferviente admirador»«Su ferviente admirador»Scarlett parpadeó un par de veces mientras miraba la mano del hombre tendida en su dirección.¿Qué se suponía que debía hacer o decir? Ella no conocía a ese hombre, su única relación eran sus dos encuentros que, hasta ese momento no creía tan relevantes, pese a sentirse intimidada y atraída a él en igual medida.—¿Por qué ha solicitado verme? —preguntó, ignorando la mano tendida de Jahir.—¿No he sido lo suficientemente claro, Scarlett? —preguntó.La joven sintió un nuevo escalofrío recorrer su cuerpo ante la manera que él pronunció su nombre, era como si arrastrara las palabras, como si fuera una caricia.¿En qué demonios estaba pensando? ¿Cuál caricia, si ni siquiera se estaban tocando?Jahir se guardó la mano para sí, él no estaba acostumbrado al rechazo, pero era comprensible, en ese país nadie conocía la importancia d
Nueva York.—Vamos, la llevaré —insistió Jahir con una sonrisa en los labios.Scarlett estuvo tentada a borrársela de un buen derechazo, pero se contuvo, en su lugar, miró la hora en su reloj, no tenía tiempo para salir del hotel y llamar un taxi, más bien, tenía tiempo, pero llegaría tarde.Sin embargo, ir con Jahir tampoco era la mejor opción.—Voy a reunirme con el Decano y el propietario de la Universidad, no voy a secuestrarla. Hay cámaras —mencionó.Scarlett le gruñó, no obstante, terminó subiendo al convertible, mientras rogaba al cielo que Jahir cumpliera su promesa y no le hiciera nada.«Estás loca, loca, loca de remate. Subes al auto rogando que no te haga nada, sin embargo, llevas las bragas húmedas», le incordió su conciencia.La sensación de presa y cazador no debía sentirse de aquella manera, ¡no era normal! Sin embargo, Scarlett estaba experimentando cosas que jamás había sentido, era tan abrumador y arrollador, que ni siquiera podía darle un nombre.Mientras tanto, Jah
Nueva York.«En realidad quiero enamorarla»Aquellas cuatro palabras quedaron resonando en el aire, Scarlett miró a Jahir y quedo momentáneamente atrapada en aquellos penetrantes ojos negros. Por un momento no supo qué responder, por lo que, analizó muy bien sus palabras.—Es muy pronto para hablar de amor, apenas si nos hemos visto —refutó Scarlett sintiendo cómo sus mejillas se calentaban, estaba segura de que estaba sonrojándose.—Lo sé, Scarlett, lo sé, pero le aseguro que mi interés por usted, es sincero —insistió.Scarlett bebió un trago de agua al sentir su boca y garganta seca.—Vayamos despacio, nadie tiene prisa para correr —musitó. Scarlett se dio cuenta de que su respuesta no había sido una negativa, sino una peticiónJahir sonrió, pero asintió.Se sentía a gusto en compañía de Scarlett, ella era como un aire fresco, como la oportunidad que había creído que no tendría. Desde muy joven le enseñaron a mirar la vida como un negocio y la única vez que tuvo algún tipo de interé
DUBÁIAhmed observó desde la ventana de su nueva habitación el regreso de su madre, hermana y de Nayla, por un momento estuvo tentado a salir a su encuentro, sin embargo, su nuevo papel dentro de la familia Rafiq, no solamente era tomar el apellido de sus padres, sino también las responsabilidades que conllevaba ser el hijo del Emir.El único hijo del Emir sin esposa y sin compromisos, lo que le convertía en la persona idónea para moverse por el país, para cerrar negocios y buscar nuevos campos. Incluso había estado conversando los últimos dos días con su padre sobre el viaje que necesitaba hacer al extranjero para cerrar los negocios que había estado haciendo antes de ser llamado a Dubái con urgencia.En el momento que volvió, jamás imaginó como la vida iba a cambiarle.—Señor —la voz de Halima le hizo girarse, ella entró con una bandeja de té y tenía el rostro inclinado.Ahmed se apartó de la ventana y se acercó a ella.—No agaches la mirada, Halima, soy tu hermano, no lo olvides —d
DUBÁILa confusión solo duró unos segundos en Nayla y ante las acciones de Ahmed, solo pudo corresponder el beso con la misma pasión con la que fue tomada. Nayla no quería pensar en nada más que en ese momento, había esperado tanto tiempo por, que Ahmed viniera que ahora creía que podía ser incluso un producto de su imaginación.Las manos de Nayla se aferraron al cuello de Ahmed cuando sintió que él aflojaba su agarre y sus labios se separaban por un breve segundo para coger aire. Los dedos de Nayla se enredaron en los cabellos cortos del hombre bajo el Ghutra, que le cubría la cabeza.Ahmed se perdió por completo en aquel beso, quería más, su cuerpo había reaccionado a la cercanía y al aroma natural de Nayla y había sido arrollador. Como ser golpeado por un guante de boxeo. Sin embargo, no era esto por lo que había terminado parado frente a su habitación y tampoco era este el motivo por el cual había llamado a su puerta, pero ¿cómo negarse a esto que estaba deseando hacer?Ahmed cerr