Los siguientes días fueron para Sienna lo más parecido a una luna de miel, aunque no había vuelto a intimar con Hasan, disfrutaba cada oportunidad que tenía para aprovechar su compañía. Así también lo acompañó a varias actividades a las que fueron invitados y él no tuvo ningún inconveniente con presentarla como su legítima esposa.Sienna no solo compartía el tiempo con Hasan, también compartió algunas de sus ideas y la inquietud de abrir su propia ensambladora en Abu Dabi, una oportunidad de crecer fuera y dentro de sus fronteras. Algo que Hasan no había pensado, puesto que él era un inversionista y aprovechaba las mejores ofertas del mercado. Compraba desde pequeñas cantidades de acciones hasta empresas completas y dejaba a cargo a personas capaces de manejarlas. Todo lo contrario de Sienna, por su trabajo hecho en los últimos años al frente de la ensambladora Mackenzie, podía decir que su esposa sabía muy bien del tema y de lo que hablaba.—¿Una extensión de la corporación Mackenzi
El cuerpo de Sienna chocó contra la fina y bonita madera de la puerta, no sabía cómo había hecho para volver al hotel y mantener sus manos apartadas del cuerpo de Hasan y tampoco le interesaba saberlo, pues los labios de Hasan le robaban todo pensamiento y sus caricias todo razonamiento.Sienna gimió al sentir la fuerte rodilla de Hasan colarse entre sus piernas. La túnica era una mala cosa, pero Hasan no tuvo ningún reparo en subirla hasta su cintura y dejar expuestas sus largas y esbeltas piernas, mientras dejaba un sendero de caricias con la yema de sus dedos, haciendo que un escalofrío recorriera el cuerpo de Sienna y deseara más de lo que recibía.Hasan profundizó el beso, enredó la lengua con la de Sienna, saqueó la boca femenina, mientras la joven enredó sus dedos en los cabellos cortos del hombre, atrayéndolo mucho más a ella.Sienna sintió el mismo deseo que muchas noches atrás, la misma pasión corrió por sus venas como lengüetas de fuego, como si la sangre se convirtiera en
Sienna sonrió al escuchar las palabras de Hasan y cualquier duda que aún tuviera en el fondo de su corazón, quedó disipado por completo ante aquella declaración.Hasan cerró la puerta y se giró para encontrarse con Sienna y una sonrisa de oreja a oreja en su rostro.—¿Estabas espiándome? —preguntó él acercándose a ella.Ella negó.—No podía seguir en la cama si tú no estás en ella —respondió lanzándose a los brazos de Hasan.—Me encantaría pasar el día contigo, pero del deber me llama, además, tendrás que salir de compras.—¿Compras?—Jahir nos ha invitado a su boda y no podemos faltar, sería descortés de nuestra parte y menos cuando el señor Ayad también nos ha extendido una cordial invitación —comentó.Sienna no creía que fuera cordial, seguramente el señor Ayad Ali quería insistir a Hasan para aceptar el contrato y a una de sus hijas como esposa. Los celos nacieron en el corazón de Sienna como veneno y no le gustó para nada el sentimiento.—¿Qué piensas? —preguntó Hasan al verla ca
«¡Assim!»El grito de Hasan resonó en la habitación. La pareja se separó como si un rayo les hubiese atravesado. Jenna cambió de color al ver el rostro furioso de su hermano.—Señor…—el consejero estaba petrificado al ver a su jefe delante de él.—¿Qué significa esto, Assim? —preguntó, él evitó mirar a su hermana, porque no estaba seguro de su proceder.—Señor, yo… —Assim no encontraba las palabras adecuadas para expresarse, estaba en shock.—¡Me has traicionado, Assim! —gritó furioso, caminando como un leopardo y asechando a su presa.Hasan tomó a Assim por el cuello y lo arrinconó a la pared más cercana.—¿Cómo has podido hacerme esto? —preguntó acercando su rostro al de su consejero.—¡Hasan, por favor no le hagas daño! —pidió Jenna atreviéndose a tocar el brazo de su hermano.Hasan giró el rostro, no reconocía a su hermana.—¡¿Qué es lo que pretendes, Jenna?! —gritó y preguntó al mismo tiempo.—Déjalo y habla conmigo, por favor —suplicó.Hasan estampó un golpe sobre el rostro de A
«Te amo»«Te amo»Hasan miró a Sienna de manera intensa, ella nunca le había dicho aquellas simples y profundas palabras, habían hecho el amor tantas veces, pero sus labios no habían pronunciado aquel “te amo” y él jamás imaginó que tan profundo podía llegar a sentir al escucharlo.—Puedes cerrar los ojos a la realidad, Hasan, pero no a la verdad —dijo Sienna luego de que él no reaccionara ante su confesión.Hasan parpadeó cuando Sienna se alejó de él con intención de abandonar la habitación.—¡Sienna! —gritó, haciendo que ella se detuviera frente a la puerta, pero sin girarse.—Aunque los separes, aunque envíes a Jenna lejos o castigues a Assim, no podrás evitar que ellos se amen —pronunció Sienna girando el pomo de la puerta.Sin embargo, no llegó a salir, las manos de Hasan se aferraron a su cintura.—No te vayas —pidió, enterrando el rostro entre el cuello y los hilos de oro de Sienna.—No puedo quedarme y compartir la cama con un hombre que no es capaz de sentir el dolor ajeno. Q
El corazón de Sienna se sintió cálido ante el contacto, incluso podía jurar que sentía el corazón de Hasan latir contra su propio pecho, era una sensación abrumadora, pero tan perfecta que no deseaba por nada del mundo alejarse de él.—Amarte no es lo mejor, pero es perfecto —susurró Sienna…—¿Te arrepientes? —preguntó Hasan sintiendo que su corazón iba a detenerse.—Me he arrepentido de muchas cosas en mi vida, Hasan, pero estoy segura de que jamás me arrepentiré de amarte. Te amo así, con tus defectos y virtudes —dijo separándose de él, mirándolo a los ojos y acariciando su mejilla.—Sienna… —pronunció el Emir cerrando los ojos al sentir las caricias de su esposa recorrer cada rincón de su rostro hasta que la yema de sus dedos acarició sus labios y él no tuvo ningún reparo en abrir la boca y succionar aquellos dos dedos que lo tentaron.Sienna gimió al sentir la húmeda y cálida lengua acariciar sus dedos, por la manera que lo succionaba y lamía. Una corriente eléctrica corrió por su
«Nuestra casa se complace en hacer partícipes a todos ustedes de la boda de mi hijo, Hasan Rafiq y mi sobrina política Nayla Najdi»«La boda de mi hijo, Hasan Rafiq, y mi sobrina política Nayla Najdi»«Hasan Rafiq y mi sobrina política Nayla Najdi»El salón estalló en vítores y felicitaciones, mientras Hasan miraba a Sienna, ella intentó alejarse, pero él no se lo permitió.—No te atrevas a dar un solo paso más —dijo, sosteniendo su mano y aferrándose a ella.—¿No has escuchado lo que tu madre ha dicho? —preguntó casi ahogándose con sus palabras y con el corazón apretándose dentro de su pecho. Era una sensación horrible y un miedo atroz le recorrió el cuerpo.—He escuchado perfectamente.—¿Y no piensas decir nada? ¿No vas a negar esa unión? —cuestionó Sienna con el corazón roto.—Tranquila, Sienna, recuerda mi promesa —susurró, pero Sienna no podía pensar en nada más que en aquel anuncio oficial y delante de tanta gente.El corazón se le hundió dentro del pecho mientras miraba a Nayla
Hasan salió de la habitación con la intención de encontrar a Sienna, no quería pensar en todas las ideas que podía estar pasando por la cabeza de su esposa, él no iba a permitirle siquiera dudar de su palabra.—Hasan —la voz temblorosa y el cuerpo de Nayla le impidió avanzar hacia su objetivo. De todas las personas que deseaba ver a hora, su prima no era una de ellas.—Apártate, Nayla —ordenó, ella bajó la cabeza, pero no se movió.—Necesitamos hablar, Hasan.—No hay nada que decirnos, mi madre y tú se han equivocado totalmente si creen que un anuncio oficial podrá obligarme a hacer algo que no deseo —atacó sin piedad.Hasan estaba lo suficientemente molesto por las acciones de su madre y el hecho de que Nayla lo aceptara, lo hacía mucho peor.—Yo no decidí nada, solo me queda obedecer. No me culpes por favor —rogó.—Ahora mismo no tengo palabras buenas para decir y si insistes en retenerme solo conseguirás palabras hirientes de mi parte y te aseguro que no podrás olvidarlas jamás —re