NUEVA YORK

Jahir había experimentado el dolor, mas no de la manera en la que lo experimentaba ahora, había experimentado el miedo, pero no el terror que corría como veneno por sus huesos. Presionó el cuerpo casi inerte de Scarlett contra su pecho antes de tomarla entre sus brazos y sacarla de la habitación para solicitar ayuda.

¡Ayuda! ¡Ayuda! ¡Ayuda!

Gritaba su cerebro, pero sus labios parecían estar sellados. Incapaz de pronunciar palabra alguna, mientras la herida de su brazo sangraba de manera escandalosa, dejando un sendero por donde caminaba.

Los paramédicos se hicieron cargo de arrebatarle a Scarlett de los brazos, pues por voluntad propia no se las hubiera entregado.

—Venga por aquí, por favor —escuchó la voz que lo llamaba de manera lejana.

—Iré con ella —respondió, mientras Scarlett era atendida en la camilla. Los paramédicos le colocaron suero en la vena y una mascarilla de oxígeno en el rostro.

El trayecto al hospital se le antojó terriblemente eterno, por un momento quiso