NUEVA YORKPor un momento Jahir pensó que lo ocurrido con Scarlett no era más que un sueño. Bonito, pero sueño, al fin y al cabo.Había creído que el cansancio de la noche anterior lo había vencido y que en sus locos anhelos había soñado haciéndole el amor; sin embargo…, el peso sobre su brazo y el caliente cuerpo a su lado, le hizo abrir los ojos para encontrarse con el rostro dormido de Scarlett.El corazón de Jahir dio un vuelco, cerró los ojos y maldijo por lo bajo. No había sido un sueño, en realidad ellos…, habían hecho el amor. Un fuerte escalofrío lo sacudió, pues sus buenas intenciones de cuidar y proteger a Scarlett como lo hace un amigo se habían ido al traste. ¿Cómo iba a verla con otros ojos ahora? ¿Cómo sería capaz de renunciar a ella después de su entrega? ¡Él no podría hacerlo! Jamás podría continuar con su camino, volver a Abu Dabi y olvidarse de ella.Jahir cerró los ojos y apretó los dientes con tal fuerza, que creyó que iba a partírselos por la presión que ejercía.
La espera en el aeropuerto duró lo que tenía que durar, el vuelo de Nayla venía con retraso y Jahir no podía esperar más. Con más ganas de quedarse que, de marcharse, él se despidió de Scarlett en medio de promesas.—Te llamaré cuando esté en Abu Dabi y volveré apenas me sea posible —dijo, acariciando el rostro perfecto de la rubia.—Voy a esperarte, Jahir —prometió ella con amor.Jahir no pudo resistir a la tentación de besarla frente a cientos y cientos de personas. Recordó que no estaba en su país y se aferró a los labios de Scarlett como si no hubiese un mañana para él.—Volveré —aseguró antes de caminar a la zona de abordaje, su vuelo era privado, pero tenía que pasar los registros de seguridad del aeropuerto, pues aún, no tenía una pista privada en Nueva York.Scarlett suspiró y como si fuera una niña corrió a los vidrios que separaban las aeronaves del área de espera y esperó hasta que el avión de Jahir despegara y se elevara por los cielos. El corazón de la joven martilló fuer
NUEVA YORK—¡Mamá! El grito de Scarlett resonó en toda la casa, la muchacha salió corriendo de su habitación y bajó de dos en dos los escalones para enfrentar a su madre. Estaba furiosa y muy dolida. Scarlett tenía tantas emociones y sentimientos atravesándole el cuerpo y el corazón, que temblaba con violencia.—¡¿Cómo te has atrevido a tomar mis cosas?! —gritó cuando estuvo en la sala de nuevo.—No sé de qué hablas, Scarlett, pero bájale a tu tono. No olvides con quién estás hablando —respondió Fiona con el rostro serio, enojado.—¿No sabes de lo que te hablo? —cuestionó Scarlett dando un paso en su dirección sin dejarse amedrentar por el rostro de su madre. Tenía suficiente enojo como para no detenerse.—¡Me has robado! ¡Eres una sinvergüenza! —gritó la chica al tiempo que su mejilla giraba por el impacto del golpe de Fiona sobre su rostro.Un golpe que le rompió el labio en el acto.—Ten mucho cuidado por la forma como me hablas, Scarlett —gruñó.—Golpéame todo lo que quieras, eso
DUBÁIJahir entró al palacio Rafiq una hora más tarde, después de dejar a Dalila en el aeropuerto. Trató de concentrarse en los asuntos que tenía por delante, sin embargo, no era tan sencillo. La preocupación que sentía por su amiga era demasiada, jamás creyó que Rayan fuera capaz de traicionarla de esa manera.Dalila había creído ciegamente en que el amor de Rayan sería para siempre, que no le importaba esperar. Evidentemente, se había equivocado y Rayan se había casado solo semanas antes de que ella fuera libre.—Jahir…La voz de Abdel sacó al hombre de sus cavilaciones y preocupaciones. Jahir saludó a su tío y a Azahara, su nueva esposa, también lo hizo con Hasan y Farid, quienes se habían reunido para enfrentar la situación con Anás.—¿Ahmed? —preguntó al no ver al otro hijo de su tío.Jahir se había puesto al día con todos los sucesos que pasaron en su ausencia, fue por eso que no llegó a Dubái de inmediato, pero retraso su llegada a Abu Dabi.—Está con Basima —respondió Azahara.
NUEVA YORK.Scarlett esperó a que Nayla le dijera algo, pero el silencio fue todo lo que recibió de ella por un largo tiempo.—¿Nayla? —preguntó.—Lo siento, me distraje —mintió.Scarlett dejó escapar una ligera carcajada.—Estás sorprendida, no puedes negarlo, Nayla. Hasta tu rostro cambió de color —dijo alegremente, sin imaginar lo que pasaba por la cabeza de Nayla.—Scarlett…—¿Sabes? Quizá es la manera que la vida tiene de compensarnos a Sienna y a mí por la madre que nos tocó. Mi hermana tiene un gran hombre a su lado, Hasan es tan maravilloso —declaró.Nayla lo sabía, en su momento ella…, la joven cortó el hilo de sus pensamientos, se debatía entre decirle o no a Scarlett lo que sabía sobre Jahir, el problema era que, no sabía si era el mismo Jahir que ella conocía u otro hombre que coincidentemente se llamaba como el Emir de Abu Dabi. También podía ser una mera coincidencia, ¿verdad?—¿Conoces su otro apellido? —pregunto Nayla de repente.Scarlett negó.—Se presentó como Jahir
DUBÁIUn silencio sepulcral se hizo en el salón en el momento que Jahir entró, ninguno sabía exactamente la razón. Jahir sabía con antelación que Nayla había escapado con ayuda de la familia Rafiq, por supuesto, que se hizo el desentendido durante el juicio para poder ayudarles, pero entonces…, ¿por qué el silencio y la mirada fija sobre Sienna?Hasan gruñó por mero instinto, ya Jahir había visto una vez a Sienna de esa manera peculiar y no deseaba recordar. En ese momento también lo había considerado el responsable de los ataques sufridos en la fábrica de aluminios en Abu Dabi. Ahora era distinto, Jahir los había ayudado y no era la primera vez, eran ya tres favores que le debía a su primo, pero Sienna no estaba incluida en el paquete de pagos.—Se puede saber…, ¿qué tanto miras a mi esposa? —preguntó. Su tono era molesto y lleno de celos, por supuesto que Hasan no apreciaba que alguien mirarse a Sienna con tanto interés.La burbuja en la que Jahir se había sumergido se estalló ante
NUEVA YORKNayla se quedó de piedra al mirar el rostro de Jahir Ahmed Rafiq, por un momento deseó que esto no fuera cierto, pues era evidente que Scarlett no sabía la verdad, de lo contrario no estaría tan entregada. Ella conocía a Sienna y no dudaba que su hermana era igual a ella, que no desearía compartir a su esposo con nadie.Un nudo se formó en su garganta al darse cuenta de que estaba entre la espada y la pared. Scarlett había sido muy buena con ella al recibirla y dedicarle su tiempo. Decirle la verdad sobre Jahir sería romperle el corazón, pero…, ¿qué podía hacer? ¿Debía dejar que las cosas cayeran por su propio peso? ¿Hablar con Jahir?—Nayla, déjame presentarte a Jahir Ahmad, mi… —Scarlett hizo una pausa al no saber cómo presentar a Jahir ante Nayla, pues su relación se había hecho estrecha e íntima, pero no habían sido pronunciadas las palabras de rigor para asegurar que eran novios.—¿Novio? —preguntó Nayla, sin apartar la mirada de Jahir.Scarlett movió la cabeza aún sin
NUEVA YORKUn silencio sepulcral se hizo en la sala, Scarlett tenía miedo hasta de respirar, pues creía que el dolor sería más agudo e intenso si lo hacía. Sus pulmones quemaban, como si no tuviesen suficiente oxígeno, incluso los latidos de su corazón cambiaron y de ser agitados y erráticos, pasaron a ser lentos, como si fuera a detenérsele en cualquier momento.—¿Por qué? —preguntó viendo a la nada—. ¿Por qué me has engañado? —Scarlett deseaba salir huyendo del ático, escapar tan lejos como le fuera posible, sin embargo, seguía pegada al piso del sitio, como si fuera una estatua de mármol. Quizá en el fondo esperaba que esto fuera una broma de muy mal gusto por parte de Jahir.Esperaba que él le dijera que nada era cierto.—Me enamoré de ti —respondió Jahir.Él sabía que debía tener cuidado con las respuestas que daba y como las daba. Quería hacerle ver a Scarlett que ella era la única mujer de su vida, que solamente a ella amaba, pero las cosas no serían fáciles y sencillas. Saberl