NUEVA YORKScarlett tomó sus cosas con prisa, tal como lo hacía en los últimos días, para reunirse con Jahir, quien venía por ella todos los días para almorzar juntos y también la esperaba a la hora de la salida.—¡Scarlett! —el grito de Margaret hizo a la joven detenerse en la puerta del salón.—Llevo prisa.—Últimamente siempre llevas prisa. ¿Qué es lo que estás haciendo que no quieres contarme? —preguntó con el ceño fruncido.Margaret había aceptado las primeras dos negativas de Scarlett para comer juntas en la cafetería de la universidad, pero llevaba un par de semanas negándose, poniéndole excusas que ni sentido tenían.—¿No vas a decírmelo? —preguntó, uniéndose a ella en la puerta.Scarlett miró sin discreción la hora en su reloj de pulsera, Jahir ya la esperaba en el estacionamiento.—Voy a contártelo luego, tengo que irme —dijo.Margaret suspiró y no la persiguió, caminó a paso lento detrás de ella, de cualquier manera, ya sabía la razón. Scarlett estaba viéndose con un hombre
NUEVA YORKJahir deseaba más que un beso de Scarlett, pero su conciencia no le permitió continuar con aquel beso tan deseado. Con calma y sin prisa, se separó de los labios de Scarlett.—Vístete, que te llevaré a cenar —le dijo con voz calmada. Limpiando las lágrimas de Scarlett y acomodando su cabello revuelto.Scarlett asintió, se pudo de pie y se dirigió a su habitación para darse un baño, vestirse y salir con Jahir, él era su única buena compañía. Jamás se había sentido tan perdida como hoy.Entre tanto, Jahir salió al balcón de la habitación, llevó sus manos a su espalda y meditó sobre sus acciones.No era tonto, Jahir estaba muy consciente de que las mentiras no iban a llevarlo a nada bueno, que la omisión de la verdad podía hacerle perder la confianza de Scarlett y, aunque no era una justificación, sentía terror solo de imaginar que la perdía.En un principio había estado fascinado por ella, tanto, que había querido tenerla en todos los sentidos, pero con el paso de los días y
NUEVA YORK«Me encanta»La respuesta de Jahir era justo lo que Scarlett esperaba que fuera, mientras se colocaba el bañador, había pensado en la reacción del árabe. Ella sabía que él no estaba del todo acostumbrado a ver el cuerpo de una mujer con poca ropa a la luz del día, pues no se engañaba, tampoco creía que Jahir fuera un santo, pero mientras no fuera casado…Scarlett negó, no creí que Jahir lo fuera, ¿verdad?—Voy a nadar, ¿quieres venir? —preguntó, para apartar los pensamientos de su cabeza.—Iré a cambiarme —dijo.Scarlett asintió, mientras Jahir huía de ella. Sin saber que huía, Scarlett se lanzó al agua y nadó por varios minutos a la espera de verlo llegar.Jahir se demoró más de la cuenta, estaba tratando de controlar a su amiguito, que había sufrido una erección instantánea al ver a Scarlett con tan poquita ropa, él habría querido culpar al celibato impuesto en el que vivía desde que llegó a Nueva York, desde que conoció a la joven; sin embargo, no era así, él podía pasar
NUEVA YORKPor un momento Jahir pensó que lo ocurrido con Scarlett no era más que un sueño. Bonito, pero sueño, al fin y al cabo.Había creído que el cansancio de la noche anterior lo había vencido y que en sus locos anhelos había soñado haciéndole el amor; sin embargo…, el peso sobre su brazo y el caliente cuerpo a su lado, le hizo abrir los ojos para encontrarse con el rostro dormido de Scarlett.El corazón de Jahir dio un vuelco, cerró los ojos y maldijo por lo bajo. No había sido un sueño, en realidad ellos…, habían hecho el amor. Un fuerte escalofrío lo sacudió, pues sus buenas intenciones de cuidar y proteger a Scarlett como lo hace un amigo se habían ido al traste. ¿Cómo iba a verla con otros ojos ahora? ¿Cómo sería capaz de renunciar a ella después de su entrega? ¡Él no podría hacerlo! Jamás podría continuar con su camino, volver a Abu Dabi y olvidarse de ella.Jahir cerró los ojos y apretó los dientes con tal fuerza, que creyó que iba a partírselos por la presión que ejercía.
La espera en el aeropuerto duró lo que tenía que durar, el vuelo de Nayla venía con retraso y Jahir no podía esperar más. Con más ganas de quedarse que, de marcharse, él se despidió de Scarlett en medio de promesas.—Te llamaré cuando esté en Abu Dabi y volveré apenas me sea posible —dijo, acariciando el rostro perfecto de la rubia.—Voy a esperarte, Jahir —prometió ella con amor.Jahir no pudo resistir a la tentación de besarla frente a cientos y cientos de personas. Recordó que no estaba en su país y se aferró a los labios de Scarlett como si no hubiese un mañana para él.—Volveré —aseguró antes de caminar a la zona de abordaje, su vuelo era privado, pero tenía que pasar los registros de seguridad del aeropuerto, pues aún, no tenía una pista privada en Nueva York.Scarlett suspiró y como si fuera una niña corrió a los vidrios que separaban las aeronaves del área de espera y esperó hasta que el avión de Jahir despegara y se elevara por los cielos. El corazón de la joven martilló fuer
NUEVA YORK—¡Mamá! El grito de Scarlett resonó en toda la casa, la muchacha salió corriendo de su habitación y bajó de dos en dos los escalones para enfrentar a su madre. Estaba furiosa y muy dolida. Scarlett tenía tantas emociones y sentimientos atravesándole el cuerpo y el corazón, que temblaba con violencia.—¡¿Cómo te has atrevido a tomar mis cosas?! —gritó cuando estuvo en la sala de nuevo.—No sé de qué hablas, Scarlett, pero bájale a tu tono. No olvides con quién estás hablando —respondió Fiona con el rostro serio, enojado.—¿No sabes de lo que te hablo? —cuestionó Scarlett dando un paso en su dirección sin dejarse amedrentar por el rostro de su madre. Tenía suficiente enojo como para no detenerse.—¡Me has robado! ¡Eres una sinvergüenza! —gritó la chica al tiempo que su mejilla giraba por el impacto del golpe de Fiona sobre su rostro.Un golpe que le rompió el labio en el acto.—Ten mucho cuidado por la forma como me hablas, Scarlett —gruñó.—Golpéame todo lo que quieras, eso
DUBÁIJahir entró al palacio Rafiq una hora más tarde, después de dejar a Dalila en el aeropuerto. Trató de concentrarse en los asuntos que tenía por delante, sin embargo, no era tan sencillo. La preocupación que sentía por su amiga era demasiada, jamás creyó que Rayan fuera capaz de traicionarla de esa manera.Dalila había creído ciegamente en que el amor de Rayan sería para siempre, que no le importaba esperar. Evidentemente, se había equivocado y Rayan se había casado solo semanas antes de que ella fuera libre.—Jahir…La voz de Abdel sacó al hombre de sus cavilaciones y preocupaciones. Jahir saludó a su tío y a Azahara, su nueva esposa, también lo hizo con Hasan y Farid, quienes se habían reunido para enfrentar la situación con Anás.—¿Ahmed? —preguntó al no ver al otro hijo de su tío.Jahir se había puesto al día con todos los sucesos que pasaron en su ausencia, fue por eso que no llegó a Dubái de inmediato, pero retraso su llegada a Abu Dabi.—Está con Basima —respondió Azahara.
NUEVA YORK.Scarlett esperó a que Nayla le dijera algo, pero el silencio fue todo lo que recibió de ella por un largo tiempo.—¿Nayla? —preguntó.—Lo siento, me distraje —mintió.Scarlett dejó escapar una ligera carcajada.—Estás sorprendida, no puedes negarlo, Nayla. Hasta tu rostro cambió de color —dijo alegremente, sin imaginar lo que pasaba por la cabeza de Nayla.—Scarlett…—¿Sabes? Quizá es la manera que la vida tiene de compensarnos a Sienna y a mí por la madre que nos tocó. Mi hermana tiene un gran hombre a su lado, Hasan es tan maravilloso —declaró.Nayla lo sabía, en su momento ella…, la joven cortó el hilo de sus pensamientos, se debatía entre decirle o no a Scarlett lo que sabía sobre Jahir, el problema era que, no sabía si era el mismo Jahir que ella conocía u otro hombre que coincidentemente se llamaba como el Emir de Abu Dabi. También podía ser una mera coincidencia, ¿verdad?—¿Conoces su otro apellido? —pregunto Nayla de repente.Scarlett negó.—Se presentó como Jahir