Sin embargo, aunque sé que me ve como su presa, no retrocedo. Hacerlo, sería darle la razón, con eso, le diría que temo las consecuencias de mis acciones y ahora, eso es lo que menos pasa por mi mente.
Por lo que, rápidamente llega a mí y mirándome fijamente, me sonríe. Con cuidado, acaricia mi brazo y yo siento eso como una descarga eléctrica que me hace lanzarme sobre él.— Day…— Fuiste depredador, por cinco segundos, ahora, es momento de que seas presa, mi presa. — digo y de inmediato, comienzo a besarlo y tocarlo por todas partes.La ansiedad por tener más de él, hace que deslice mi mano en busca de lo que me interesa, una tarea que resulta menos complicada, cuando él me acuesta en una de las camillas, donde bajo la cremallera de su pantalón, mientras mis piernas lo rodean, impidiendo que se vaya lejos.— Day, ¿realmentMi mente se aclara un poco debido al dolor que siento por la fuerza con la que me causé la invasión. El dolor se expande en mi cuerpo y pienso en renunciar a esto, porque las sensaciones se hacen más o tan intensa como el dolor.Sin embargo, Ryan parece comprender lo que me sucede porque rápidamente comienza a acariciar mi cuerpo de tal forma que el dolor es menos por las sensaciones que me hace experimentar.— No te alejes. — dice Ryan.— Me duele mucho. — susurro con preocupación.— Eso es porque te precipitaste mucho, deja que me haga cargo.— No quiero. — digo de inmediato.— Ya lo peor lo hiciste, ahora solo puedo hacer algunos toques para que te sientas mejor. Vamos, cree en mí al menos en esto, si no te gusta, te aseguro que dejaré que te alejes. — dice Ryan y yo acepto, porque es evidente que sin su ayuda, el dolor disminuya.Asiento, para
Quiero decirle que se detenga… no, me gustaría decirle que se detuviera o tener las ganas de hacerlo, pero, la verdad es que deseo saber que más va a hacer. Quiero saciarme del malestar que siento y como lo dijo él antes de que sea un desconocido, es preferible que sea él.Sin embargo, tengo miedo. Porque con solo pensar que él es la mejor opción, es un síntoma que me estoy doblegando a cosas que no debería aceptar. Porque por mucho que pasen cosas, no debería ser buena con él.— Si acepto que lo hagas, si dejo que tomes el control, es para quitar esas sensaciones desagradables de la droga y no porque quiera que me toques y mucho menos que folles conmigo. — le digo con frialdad.— Entiendo. — susurra Ryan alejándose de mí completamente.Su actitud, me toma por sorpresa. después de todo, no me esperaba esta respuesta de su parte. Pero, realment
Con seriedad, lo observo fijamente y me alejo de su agarre para caminar como puedo hacia el baño donde me quedo por varios minutos debajo de la lluvia artificial, pero, ni siquiera eso me calma.Por mucho que quiero calmar el malestar, este parece concentrarse en lo más profundo de mí. Negándome a darme la paz que tanto necesito, porque realmente necesito liberarme de tanta tensión.— No seas terca, Day. Si esa droga aún no ha sido regulada con los antídotos de aquí, es porque es muy fuerte. Solo dime lo que te he pedido, así, podre ayudarte. — dice Ryan sin abrir la puerta.— ¡Prefiero comprarme un vibrador que hacer eso! — grito con molestia.Ryan ya no golpea la puerta, si no que, la destruye completamente rompiendo está en varios pedazos. Sorprendida, miro a mi alrededor e incluso, intento gritar, pero, su mano cubre completamente mi boca, dejándome sin
Aunque no me siento feliz por lo que he hablado con Ryan y lo que hemos experimentado, no puedo pensar en eso en estos momentos, porque sus besos y toques son tan satisfactorio que no es posible para mí pensar en otra cosa que no sea esta.Las sensaciones que han despertado con el afrodisiaco se ha intensificado en un mismo punto, de tal forma que siento que voy a morir. El malestar que desde un principio sentí, me sonríe como si se hubiese hecho amigo con algo reprimido en mi cuerpo, porque parece algo conocido que agradece ser sentido aunque fuera por pocas horas.Ryan, continúa tocando de tal forma que siento como algo entra en mí, tensionando mi cuerpo e incluso, me obliga a morder la almohada porque la sensación es tan grande que me es imposible no gemir.— Recuerda contener las ganas de gemir tan fuerte, lo que menos queremos es que confirmen lo que estamos haciendo, esposa.— Eso es tu culpa. — di
Después de calmarme un poco, entro a la ducha donde el enojo me invade por dejar que él me tocara y también, por ponerme en un riesgo innecesario del que apenas salí sin mayores consecuencias negativas.— No puedes ser así de tonta. A partir de ahora, antes de escaparte, debes sacar mucho dinero para no tener problemas de protección o donde quedarme. — susurro.Comprendiendo que debo aprender de mis errores, me termino de duchar y salgo, para colocarme una ropa perfectamente doblada sobre la camilla que ya está seca y limpia. De inmediato, me ruborizo por lo que pudieron haber visto o escuchado y esa vergüenza aumenta al recordar que desde que llegué, me la pasé gimiendo.— Espero que nadie haya tomado fotografías o videos, porque si eso se divulga, no podré mirar a mis amigas siquiera por la vergüenza que siento en estos momentos.Alguien toca la puerta y yo
Me quedo mirando fijamente la escena, ya que, por mucho que dijo que había hecho, no lo creí capaz de hacer algo así. Por eso, retrocedo. Ya que, si ha hecho esto, es capaz de matar a cualquier hombre con el que intente tener sexo, justo como lo mencionó antes.— Tranquila, cariño. No temas por lo que él pueda hacerte, ya que, tiene mucho dolor en su cuerpo para hacerte daño. — dice Ryan sonriendo, sin moverse de la cama donde está sentado.‘Él es quien me causa temor, ¿Cómo puede ser así de violento con una persona y sonreír como si nada hubiese hecho?’ me pregunto mentalmente.— No le volveré a hacer daño, señora. Yo he aprendido mi lección.— ¿Señora qué?— Señora Volkova.Ahora mismo, siento mucho miedo por lo que Ryan puede hacerme si lo hago enojar, pero, debo m
No me siento bien, aunque quiero pensar que no es mi culpa y que no es buena idea que piense en eso, las palabras de Ryan se repiten en mi mente recordándome lo tonta que fui por dejar de lado mi seguridad.Algunas personas a mi alrededor, hablan entre sí y yo me siento en riesgo al no ver a alguien conocido, que pueda consolarme o por lo menos, decirme que no es mi culpa. Que el intento de abuso y las quemaduras de esa persona, no son mi culpa.— Señora, por favor…— No, no se me acerquen. — digo en medio del llanto.— Entienda que…— Quiero a mi padre. Quiero hablar con mi padre. — digo sentada en una esquina del pasillo donde gimoteo si alguien intenta acercarse a mí.Varias personas se mueven rápidamente y solo dejo que se acerquen a mí cuando escucho la voz de mi padre en uno de los teléfonos.— Day… — dice mi padre con voz ago
Dos días despuésNadie ha venido a visitarme y no lo hacen porque no sepan dónde estoy, si no, porque mis visitas están tan restringidas que solo la psicóloga es quien viene a hablar conmigo sobre cómo me siento y como debería enfrentar la situación vivida.Molesta, me quedo mirando la única ventana de la habitación, donde aunque lo intentara no podría escaparme, porque tiene barrotes y estoy en un piso demasiado alto para saltar y vivir para contar la historia.Así que, como un animal en una jaula de oro, espero que la muerte venga a mí, porque no soy capaz de acelerarla. Las guardaespaldas, intentan hablarme, pero, no me siento cómoda hablando con ellas, porque al final, son espías del enemigo.Por eso, aunque estoy muy aburrida, no hablo con ellas y desde ayer he dejado de comer, porque este tipo de vida donde tengo escoltas hasta para ir al baño, no