Lucrecia mandó a llamar a cada uno de los sirvientes de la casa de los Salvatierra y los reunió en el jardín, después fue a la habitación de Elena y le avisó.
—Señora ya están todos en el jardín como usted ordenó.
—¿No falta ninguno?
—Están todos los del turno el día de hoy, mañana tocará reunir al otro chofer y al otro portero.
—Está bien Lucrecia.
—Señora, ¿usted piensa decirles a todos que esa muchacha es prostituta?
—Por supuesto que se los voy a decir, deben estar al tanto y permanecer muy alertas con los movimientos que esa mujer haga mientras permanezca en esta casa. ¿Por qué? ¿Acaso no estás de acuerdo?
—Es que tengo entendido que el señor Rodrigo firmó un contrato con ella, y no sé si sea confidencial.
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Rodrigo volvió a la sala y no encontró a Scarlet ni a su hijo. Entonces se imaginó que habían ido al jardín, aspiró con felicidad, como recibiendo el nuevo aire de alegría que impregnaba la casa con la llegada de Scarlet, aunque aún estaba algo molesto porque no había sido recibida como él lo hubiera deseado; de pronto comenzó a soñar por un momento, imaginándose casado con ella, todos los sirvientes tratándola como a una reina y Jr. muy feliz. Luego cayó en cuenta de lo que estaba pensando y le dio risa. "Ya hasta parezco un adolescente soñando tantas teorías. Pero no, no son tonterías, quiero hacerla mi esposa". Aun con esa sonrisa que le iluminaba el rostro decidió ir al jardín. Allí Scarlet y el niño estaban jugando con el perro. Los ojos de Rodrigo se encontraron con los de Scarlet, ella notó que él estaba muy feliz, entonces se apartó de Jr. y se acercó a él. —Nunca te había visto así. —¿Así cómo? —Te noto feliz, creo qu
Por la mañana Scarlet se levantó antes que todos y se alistó para el día. Rodrigo tenía planeado llevar a Jr. al colegio, intentaba que el niño tuviera la vida lo más normal que le fuera posible. Lalita la otra muchacha de la limpieza llegó a la habitación de Jr. para atenderlo pero Scarlet ya lo había levantado y se había hecho cargo de él. —Buenos días señorita, perdón, señora, yo soy Lalita. —Hola Lalita. —Vengo a ayudar al niño a alistarse para el colegio. —No se preocupe Lalita, mientras yo estoy en esta casa me haré cargo de atenderlo. —Si señorita, eh señora. Entonces me retiro a ayudar en la cocina. —Está bien. Jr. estaba casi listo cuando Rodrigo llegó a la habitación, estaba vesti
Scarlet llevó el uniforme a su habitación, no tenía pensado ponérselo en ese momento, pues no iba a salir el resto de la mañana, así que no era necesario.Tomó el uniforme con todo y percha, se paró frente al espejo y se miró con el vestido puesto encima."He modelado ropa cara de diseñador, ahora resulta que debo usar uniforme de sirvienta, no me agrada para nada, tampoco me agrada Elena; la soportaré solo por Jr. en cuanto se recupere de la operación veré qué hago, y si mi relación con Rodrigo continúa después de todo este tiempo le diré que nos vayamos los tres a vivir juntos. —Scarlet sonrió solo de pensar en ello—. Si eso llegara a ocurrir sería una mujer muy afortunada —Después su sonrisa se apagó—. Pero muy en lo profundo de mi ser siento que eso no va a suceder".A media ma&ntild
Juan Carlos alzó a Scarlet y la llevó a su casa, cuando entró llamó con desespero a Gema, Marina estaba arriba y lo oyó.—Ay qué sucede con ese muchacho que grita como desesperado. —Gema llegó a la sala y vio Scarlet en el sofá quejándose del dolor.—¿Qué sucedió? —Juan Carlos estaba como despavorido.—La atropellé con mi coche y tiene lesionada la pierna.—Pediré una ambulancia.—Ya lo hice.Rodrigo se enteró de lo que le había sucedido a Scarlet.—¿Y dónde está?—En la casa de los Satré, es que la atropelló un familiar de la señora Marina.—Voy para allá.Marina llegó a la sala a ver por qué Juan Carlos gritaba.—¿Qué sucedió? —Vio Scarlet y
Rodrigo no pudo refutar a Elena y se quedó en la sala observando a Juan Carlos subiendo las escaleras. Lucrecia le avisó a Scarlet.—Tiene una visita, es el joven Juan Carlos Ibáñez. —Scarlet se extrañó.—¿Quién es? no lo conozco.—Es el joven que la atropelló, ¿Le digo que pase? —Ella vaciló por algunos segundos, no deseaba recibirlo, pero le daba vergüenza hacerle el desplante.—Está bien, dile que pase. —Lucrecia fue al pasillo.—Siga adelante joven.—Gracias Lucrecia. —Juan Carlos entró. Tenía el ramo de rosas sobre su regazo.—Buenas tardes señorita Scarlet, no sé si me recuerda.—Si lo recuerdo, pero no sabía su nombre. —Él le mostró el ramo.—Le traje estas rosas para alegrar un poco su habitaci&
Annie se encerró en su oficina y se sentó detrás del escritorio, agarró un pequeño florero y lo lanzó lejos para desquitarse la rabia que tenía por dentro; después pensó dentro de sí:"Maldita prostituta, estásmuy equivocada si piensas que te dejaré el camino fácil para quedarte con Rodrigo. Me voy a encargar de sacarte de su vida como lo que eres, una mujerzuela".Luego pensó:"Debo ser astuta, si se lo digo a Elena la echará de la casa y de seguro Rodrigo se irá con ella, así estarán lejos de mi alcance, mejor hago como que no sé nada, seguiré el jueguito que ella le montó a Rodrigo, de seguro debe tener a otro hombre y está asando dos conejos al mismo tiempo. Maldita Scarlet, haré que Rodrigo te odie y él mismo te eche de la casa”.***Rodrig
Después del almuerzo Rodrigo subió a ver a Jr. el niño seguía en la habitación de Scarlet, sentados en la mesa de lectura, ella le estaba dando sopa, aunque el niño no tenía ganas de comer. Rodrigo se sentó al borde de la cama sin decir nada y se quedó observándola como atendía al pequeño. Ella como una madre amorosa le dijo:—Come otro poco para que te mejores rápido y puedas salir a jugar con el perro Snap. —El niño le recibía poco, pero a cada bocado lo convencía.Las intrigas de Annie estaban haciendo de las suyas en el interior de Rodrigo, por más que él se esforzó en la mañana para descartar sus palabras, estas dieron su fruto; más sin embargo él seguía buscando la premisa para afianzar su confianza en Scarlet. Con sus ojos puestos sobre ella pensaba dentro de sí:"Se ve tan dulc
Rodrigo bajó al comedor a desayunar. Braulio y Elena ya estaban comiendo con Jr.—Buenos días. —Ellos también contestaron. Rodrigo comenzó a comer. Después Braulio le dijo:—Hijo ayer me quedé esperándote, necesitaba hablar contigo.—Perdona papá, es que me distraje con unos amigos.—Antes de que te vayas vamos a la biblioteca, necesito ponerte al tanto de la reunión que tuve con los hermanos Bolttier. —Jr. terminó de desayunar y Lalita se lo llevó arriba. Elena en tono sarcástico le dijo a Rodrigo:—Bien tarde y borracho que llegaste anoche, por lo visto estas volviendo a tus andadas de antes, ya te habías demorado.—Eso en qué te afecta tía. —Braulio intervino.—No empiecen otra vez. —Él miró a Elena—. Rodrigo ya está un poco viejo para t