Scarlet llevó el uniforme a su habitación, no tenía pensado ponérselo en ese momento, pues no iba a salir el resto de la mañana, así que no era necesario.
Tomó el uniforme con todo y percha, se paró frente al espejo y se miró con el vestido puesto encima.
"He modelado ropa cara de diseñador, ahora resulta que debo usar uniforme de sirvienta, no me agrada para nada, tampoco me agrada Elena; la soportaré solo por Jr. en cuanto se recupere de la operación veré qué hago, y si mi relación con Rodrigo continúa después de todo este tiempo le diré que nos vayamos los tres a vivir juntos. —Scarlet sonrió solo de pensar en ello—. Si eso llegara a ocurrir sería una mujer muy afortunada —Después su sonrisa se apagó—. Pero muy en lo profundo de mi ser siento que eso no va a suceder".
A media ma&ntild
Juan Carlos alzó a Scarlet y la llevó a su casa, cuando entró llamó con desespero a Gema, Marina estaba arriba y lo oyó.—Ay qué sucede con ese muchacho que grita como desesperado. —Gema llegó a la sala y vio Scarlet en el sofá quejándose del dolor.—¿Qué sucedió? —Juan Carlos estaba como despavorido.—La atropellé con mi coche y tiene lesionada la pierna.—Pediré una ambulancia.—Ya lo hice.Rodrigo se enteró de lo que le había sucedido a Scarlet.—¿Y dónde está?—En la casa de los Satré, es que la atropelló un familiar de la señora Marina.—Voy para allá.Marina llegó a la sala a ver por qué Juan Carlos gritaba.—¿Qué sucedió? —Vio Scarlet y
Rodrigo no pudo refutar a Elena y se quedó en la sala observando a Juan Carlos subiendo las escaleras. Lucrecia le avisó a Scarlet.—Tiene una visita, es el joven Juan Carlos Ibáñez. —Scarlet se extrañó.—¿Quién es? no lo conozco.—Es el joven que la atropelló, ¿Le digo que pase? —Ella vaciló por algunos segundos, no deseaba recibirlo, pero le daba vergüenza hacerle el desplante.—Está bien, dile que pase. —Lucrecia fue al pasillo.—Siga adelante joven.—Gracias Lucrecia. —Juan Carlos entró. Tenía el ramo de rosas sobre su regazo.—Buenas tardes señorita Scarlet, no sé si me recuerda.—Si lo recuerdo, pero no sabía su nombre. —Él le mostró el ramo.—Le traje estas rosas para alegrar un poco su habitaci&
Annie se encerró en su oficina y se sentó detrás del escritorio, agarró un pequeño florero y lo lanzó lejos para desquitarse la rabia que tenía por dentro; después pensó dentro de sí:"Maldita prostituta, estásmuy equivocada si piensas que te dejaré el camino fácil para quedarte con Rodrigo. Me voy a encargar de sacarte de su vida como lo que eres, una mujerzuela".Luego pensó:"Debo ser astuta, si se lo digo a Elena la echará de la casa y de seguro Rodrigo se irá con ella, así estarán lejos de mi alcance, mejor hago como que no sé nada, seguiré el jueguito que ella le montó a Rodrigo, de seguro debe tener a otro hombre y está asando dos conejos al mismo tiempo. Maldita Scarlet, haré que Rodrigo te odie y él mismo te eche de la casa”.***Rodrig
Después del almuerzo Rodrigo subió a ver a Jr. el niño seguía en la habitación de Scarlet, sentados en la mesa de lectura, ella le estaba dando sopa, aunque el niño no tenía ganas de comer. Rodrigo se sentó al borde de la cama sin decir nada y se quedó observándola como atendía al pequeño. Ella como una madre amorosa le dijo:—Come otro poco para que te mejores rápido y puedas salir a jugar con el perro Snap. —El niño le recibía poco, pero a cada bocado lo convencía.Las intrigas de Annie estaban haciendo de las suyas en el interior de Rodrigo, por más que él se esforzó en la mañana para descartar sus palabras, estas dieron su fruto; más sin embargo él seguía buscando la premisa para afianzar su confianza en Scarlet. Con sus ojos puestos sobre ella pensaba dentro de sí:"Se ve tan dulc
Rodrigo bajó al comedor a desayunar. Braulio y Elena ya estaban comiendo con Jr.—Buenos días. —Ellos también contestaron. Rodrigo comenzó a comer. Después Braulio le dijo:—Hijo ayer me quedé esperándote, necesitaba hablar contigo.—Perdona papá, es que me distraje con unos amigos.—Antes de que te vayas vamos a la biblioteca, necesito ponerte al tanto de la reunión que tuve con los hermanos Bolttier. —Jr. terminó de desayunar y Lalita se lo llevó arriba. Elena en tono sarcástico le dijo a Rodrigo:—Bien tarde y borracho que llegaste anoche, por lo visto estas volviendo a tus andadas de antes, ya te habías demorado.—Eso en qué te afecta tía. —Braulio intervino.—No empiecen otra vez. —Él miró a Elena—. Rodrigo ya está un poco viejo para t
Jr. comió la cena con Scarlet, se quedó con ella un rato y vieron una película, después se fue con Elena y que lo convenció de dormir con ella en su habitación.Después de las ocho de la noche Rodrigo no había llegado, era obvio que pensaba hacer igual que la noche anterior. Albani tocó la puerta de la habitación de Scarlet.—Señorita Scarlet soy yo, Albani.—Pasa Albani.—Le manda a decir Lucrecia que si necesita algo más.—No Albani, así estoy bien. ¿Jr. Ya se fue a dormir?—Sí, esta noche dormirá con la señora Elena, siempre que el señor Rodrigo sale ella lo cuida.—Pe
Rodrigo llegó a la casa, bajó del auto con su portafolios y se metió en la biblioteca, allí de se estuvo por algunos minutos.Rolando desde su habitación escuchó el llanto de Scarlet, comprendió aún más el daño que había causado y se alejó de la puerta para no oírla, se acercó a la ventana y la abrió para distraerse con el ruido que pudiera entrar. Pero estaba intranquilo y desasosegado, nunca se había sentido tan canalla como en ese momento."Soy un ser despreciable, no sé ni cómo tratar a una mujer".Su conciencia no lo dejó en paz, entonces decidió hablar con ella, rodó su silla hasta la puerta y tocó.—Señorita Scarlet. —Ella miró hacia l
Marina bajó del auto.—Hijo ¿qué sucede con la muchacha? —Él le dijo a Scarlet.—Vamos a mi casa y te tomas un té, después me dices a dónde deseas ir y te llevo.Dentro del auto Juan Carlos le presentó a Marina, Scarlet no estaba de humor para conocer a nadie y menos tenía ganas de hablar con vecinos de los Salvatierra que de seguro ya debían saber todo sobre ella.Cuando llegaron a la casa Marina le preparó un té y se lo llevó a la sala. Scarlet estaba con Juan Carlos y con Gema que aún no se había ido a dormir.No había que ser psicólogo para darse cuenta que Scarlet estaba muy deprimida, ellos lo notaron, Marina sintió compasión por la muchacha. Por su carácter intrépido no vaciló en preguntar:—¿La arpía de mi amiga Elena te echó de la casa a