Al otro día Regina los animó a todos para ir a la playa.
—Pero mujer hasta hoy apenas es miércoles. —Dijo Alberto.
—Por eso precisamente, no habrá casi gente, si pasamos la noche en el apartamento de la playa, en la mañana temprano será solo para nosotros toda la arena y en paisaje. ¿Tú qué opinas Ángela?
—¿Yo?
—Sí, tú.
—Bueno, creo que Regí... mamá tiene razón.
Rodrigo agregó.
—A mí no me caería mal ir unos días a la playa, necesito desconectarme del trabajo y los negocios.
—Entonces supongo que deberé obseder a la mayoría. —Dijo Alberto sonriendo.
—Entonces no perdamos más el tiempo y vamos a preparar todo, nos quedaremos hasta el domingo su tú estás de acuerdo Rodrigo.
—Por supuesto que lo estoy.
En la playa.
Regina, Alberto y Jr. se metieron a la playa con Scarlet; Rodrigo se quedó sentado en su silla playera recibiendo sol y de allí los observaba, ellos estaban felic
Rodrigo se fue con ellos a la oficina, allí se calmó. Al mediodía cuando llegó a su casa a almorzar, Braulio estaba furioso y discutieron en la sala. —¿Cómo se te ocurre golpear a Alejandro delante de todos los ejecutivos del ramo inmobiliario? ¿Es que ya no tienes vergüenza? —Él fue el que empezó papá. —Y tú como un gallito fino decidió enfrentarlo delante de todos. —Se burló de la muerte de Ángela, ¿Tú qué habrías hecho en mi lugar? —Mantenerme dentro de mis cabales, cuando se es el representante de una empresa como la nuestra hay que tener nervios de acero y las emociones al margen. Rodrigo puso una expresión de tristeza y agachó la cabeza, Braulio comprendió lo que su hijo sentía en su corazón, entonces se acercó a él y le puso la mano sobre el hombro y le dijo con voz calmada: —Debes ser muy fuerte de ahora en adelante, Alejandro usará toda su artillería para destruirte, intentará desprestigiarte a ti y a todos los Salvati
Cuando llegaron donde estaba el auto Ángela dijo algo sorprendida: —Es igual a mi auto. —¿De verdad? este me lo dio mi padre en mi cumpleaños. —¡Vaya! —Ella estaba anonadada, porque pensaba que era el chofer de la familia de Alejandro. Pero no hizo algún comentario al respecto. Rodrigo se percató de ello. —Alejandro te dijo que enviaría por ti al chofer de su familia? —Si, después me dijo que estaba de reposo, pero luego me dijo que enviaría a otro. —A si claro, es que en realidad no soy su chofer, Alejandro y yo somos amigos. —Ya cobró sentido. —¿Qué? —Tu porte, no pareces chofer, y el auto, sé lo que cuesta, mi padre jamás se lo dejaría al chofer. —Bueno, aclarado el asunto, mejor nos vamos, se ve que nos espera una fuerte lluvia. Por el camino se conocieron un poco más, Ángela ignoraba por completo la sorpresa que le tenía Alejandro. Antes de salir de la ciudad comenzó a llover y hubo
El domingo por la mañana Alejandro decidió regresar a la ciudad y se encontró con el tramo de la carretera desbarrancado, entonces se imaginó que tal vez si Rodrigo no pudo volver a la ciudad y que a lo mejor estaba en la cabaña de su familia con Ángela. Decidió entonces ir allá a buscarlos.Cuando llegó todo estaba en silencio, él llamó a la puerta y nadie contestó, pero el auto de Rodrigo estaba afuera.Él llamó más fuerte a Rodrigo pero éste no contestó.Entonces dio la vuelta para intentar entrar por la puerta de atrás. También estaba trancada, entonces la empujó con fuerza y ésta se abrió.Alejandro entró, vio en la cocina los platos y utensilios que Rodrigo y Ángela habían utilizado sucios en el fregadero. Ello le comprobaba que ellos estaban en la casa, entonces se dirigi&oacu
El día de la boda al fin llegó, Ángela se sentía la mujer más desdichada del mundo, su madre, sus tías e incluso su suegra notaron que no era la novia feliz que se suponía. Pero Ángela ocultaba todo, su embarazo y el trato abusivo que Alejandro le proporcionaba. Además de ello se iba a casar con él bajo amenaza. Cuando ella estaba lista A pesar de todo lo triste que estaba, Ángela se veía muy hermosa con el vestido de novia. Sus padres y su hermano se fueron a la iglesia. Con ella se quedó Maru que era una de las damas de honor. Su amiga le dijo con nostalgia: —Te ves tan hermosa, pareces una princesa, lástima que no lo amas y que él sea así contigo. Ángela no le contestó nada, de pronto se puso a llorar. —Perdón amiga ni quería hacerte sentir mal. —No es por lo que dijiste, es que me siento terrible, me siento tan sola. En este momento siento que es mejor estar muerta que seguir viviendo así. —¿No vas a casarte? —No, m
Ellos salieron de la habitación y se fueron hacía las escaleras, antes de comenzar a bajar Alejandro de forma impulsiva corrió a la habitación de Ángela, pero Carlos Daniel y Alberto lo detuvieron en la puerta, entonces comenzó a gritarle a ella:—Esto no se quedará así Ángela, te lo juro, me la vas a pagar.Carlos Daniel ya estaba furioso y le gritó a Alejandro.—No le hables en ese tono a mi hermana imbécil.—Tú te callas, yo le hablo a ella como se me dé la regalada gana.Carlos Daniel no se contuvo más y se abalanzó contra Alejandro y lo golpeó en la cara. Alejando no se quedó atrás y fue más agresivo, le pegó a Carlos Daniel sin contemplación. Alberto y Renato los separaron.Alberto le dijo a Renato:—O te llevas a tu hijo o tendré que pasar por la pena d
Alejandro se metió a un bar, allí esperó a Chaustre, un reconocido psicoanalista que varios años atrás había sido su terapeuta, pero el hombre se enamoró de Alejandro, entonces lo remitió con un colega y se convirtió en su amigo y confidente. Él llegó al bar y lo buscó en la barra. Cuando Alejandro lo vio le dijo: —Pensé que no llegarías nunca. —Vine en cuanto pude. Te noté alterado cuando me hablaste por teléfono, ¿qué sucedió? —Ángela me dejó plantado en el altar. —¡Vaya! —No solo eso, ahora resulta que está preñada de otro. —¿Y te lo confesó así no más? —La muy descarada me lo gritó en mi cara. —¿Qué piensas hacer? digo, supongo que no pensarás perdonarla por su burla? —Por supuesto que no. —Alejandro se bebió el whisky del vaso de una sola sentada, luego empezó a sollozar y le dijo: —¿Qué se supone que será de mi vida sin ella? ¿Cómo voy a levantarme cada mañana sin la esperanza de tenerla conmigo? ¿
Los días siguientes Alejandro insistió en llamar a Ángela por teléfono. En distintas ocasiones fue Regina quien contestó las llamadas.—Alejandro entiende de una vez que Ángela no lo va a atender ¿Por qué la sigues llamando si ya no hay nada entre ustedes?—Regina por favor te lo suplico, necesito hablar con ella.—Ella no quiere saber nada de ti entiéndelo.—Sé que está enojada conmigo pero puedo contentarla.—Eso no va a suceder.—¿Por qué piensa que no si nos amamos? —Regina blanqueó los ojos y no podía creer las desfachatez que decía Alejandro.—Es mejor que no vuelvas a llamar, lo siento Alejandro, pero lo mejor que aceptes que ya esa relación acabó.Regina colgó la llamada, después le marcó a Alberto a la oficina.
El lunes muy temprano Alberto bajó listo para salir, Regina y Daniel estaban desayunando.—¿Y Ángela?—No ha bajado aún. —Contestó Regina.Él aún de pie se bebió un vaso de jugo de naranja.—Nos vemos al medio día.—¿No vas a desayunar?—Le diré a mi secretaria que me compre desayuno, necesito pasar un momento por la oficina de Renato; voy a ponerle las cartas sobre la mesa, no muy a permitir que Alejandro vuelva a molestar más a mi hija.—Bueno mijo, que Dios te acompañe.Cuando Renato llegó a la oficina su secretaria le dijo que el señor Alberto tenía rato esperándolo en la recepción.—Hágalo pasar a mi oficina.Cuando Alberto llegó Renato le dio la mano:—¿Cómo estás Alberto.—Yo