Cuando Israel llegó a la casa de su madre, ella ya lo estaba esperando en la sala.
—Aquí estoy mamá, ¿qué me ibas a decir? —él se quedó de pie junto al sofá donde ella estaba sentada.
—Quiero que me aclares una cosa que me parece horrible. —Israel se preguntaba si tal vez ella había descubierto su secreto, suspiró en silencio y cogió valentía. Con una voz serena le dijo:
—¿De qué se trata?
—Se trata de Scarlet, la esposa de Rodrigo. ¿Cómo es eso que ella y tú se acostaron? —A Israel se le aceleró el corazón.
—¿Quién te dijo eso?
—Elena lo gritó hoy a los cuatro vientos, lo dijo delante de todos en la casa, hasta delante de Braulio.
—¿Pero por qué tía Elena dijo eso de Scarlet y de mí?
—Porque esa mujer está embarazada, y Elena dice que ese hijo puede ser tuyo. —Israel con celeridad se sentó al lado de su madre que tenía cara de preocup
Annie se enteró por boca de Raiza que Rodrigo se había casado con Scarlet y lloró de la tristeza y la rabia que le dio. —No puede ser, Rodrigo no pudo hacerme esto a mí. Se casó con una cualquiera que se acuesta con todos. Rodrigo bajó a la cocina con el tarro de té que la madre de Scarlet había mandado a preparar para ella. Como era domingo solo había una empleada de la cocina y está ya se había retirado, solo estaba Lucrecia y uno de los choferes comiendo. Rodrigo puso al tanto a Lucrecia para qué era el té, y le explicó cómo Scarlet debía tomarlo para que ella instruyera a las empleadas. Antonella lo vio cuando él pasó para la cocina y lo siguió. —Rodrigo, ¿Me puedes acompañar un rato en el jardín? ya sabes, para hablar mientras fumamos un cigarrillo. —Lucrecia levantó las cejas, le parecía que la mujer era muy descarada. —Claro —Dijo Rodrigo—. Espérame mientras le subo el té
Rodrigo fue detrás de Scarlet, ella subió rápido las escaleras y él la alcanzó en la habitación.—Scarlet no tomes en cuenta lo que dijo mi hermana. —Ella llena de rabia le dijo:—¿También les dijiste que me dejaste con tu primo? ¿Por qué eres tan idiota? ¿Acaso le cuentas todo a tu familia?—No, jamás les dije eso.—¿Entonces son adivinos? —Scarlet empezó a llorar de la rabia—. Pareces vieja chismosa.—Ya te dije que no les conté nada de Israel y tú. —Ella se sentó en la cama.—¿Entonces quién fue?—No lo sé.—Solo lo sabía Israel y tú... y tu amiguito Andrés, y el abogado de ese de porquería que tienes en L
En cuanto tuvo oportunidad, Willy se fue a la oficina de Annie para echarle sal en la herida. Ella estaba sentada detrás de su escritorio y lo miró con cierto recelo, lo detestaba por las cosas que le hacía a Raiza.—¿Qué quieres Willy?—Solo vine a charlar un rato.—Sabes que no me interesa charlar contigo. —Él con un tono de voz burlesco agregó:—¡Qué tal lo que hizo tu querido Rodrigo, venir a casarse con una prostituta!—Ella sin mirarlo respondió:—Lo sé, no hace falta que me lo digas.—Qué mal hizo mi cuñadito, después de todo lo que hiciste po
El inspector llegó a la casa de los Salvatierra.—Felicitaciones por su boda.—Gracias inspector, contestaron Rodrigo Y Scarlet por educación y se quedaron con él en la sala.—Pase y siéntese. —Le dijo Rodrigo. Después el inspector le dijo a Scarlet que le contara todo lo que ella recordaba de ese día, ella resaltó que el hombre tenía un Rolex y un anillo con la cabeza de una serpiente con los ojos tallados con rubíes.—Son joyas muy costosas las que usted describe señora Salvatierra. No parece que fuera un criminal común, y si la besó, posiblemente se tratede algún admirador secreto. ¿Tiene algún admirador que la haya acosado?—No, soy nueva en esta ciudad, conozco a muy pocas personas.—¿Y de Estados Unidos?&
Alejandro se encontraba muy inquieto porque no sabía nada de Ana Julia. Había ido al apartamento de Chaustre porque necesitaba hablar con alguien esa noche, y despuésllegó Antonio porque él lo había mandado llamar.—¿Qué te ha dicho el detective?—No ha encontrado ni un rastro de la mujer, al parecer la policía eliminó los registros de ella y su familia de la clínica, la están protegiendo.—Maldición. ¿Y quién será ese fulano esposo que tiene?—El detective está buscando en los registros públicos a todas las mujeres con ese nombre, sobre todo ha estado buscando en los libros de actas de matrimonio.—Pues dile que se apresure, la paciencia se me está agotando. Quiero tenerla conmigo en cuanto antes.Chaustre le di
Por otra parte Rodrigo había asumido con demasiada facilidad que Scarlet era su esposa, y en su mente él ya estaba construyendo un hogar y una familia con ella; parecía que ya se le había olvidado todo lo que había pasado. Tenía la firme creencia de que todo se arreglaría, que las cosas torcidas se volverían derechas de algún modo que él mismo no se ponía a pensar cómo ni cuándo; y estaba demasiado esperanzado con la llegada de ese otro hijo que le devolvería la alegría.Para que su tía y su hermana se calmaran un poco y dejaran en paz a Scarlet, les dijo que se la llevaría lejos, que no las molestaría por mucho tiempo con su presencia; sin saber que darles esa información empeoraría las cosas, porque para ellas ahora no se trataba de salvar su fortuna o librarlo de una trepadora, ahora se trataba de retenerlo a él en
Rodrigo regresó a la casa paras almorzar, cuando ingreso al complejo donde vivía, a varios metros de distancia vio el auto de Juan Carlos que se dirigía hacia la salida, Rodrigo siguiendo las reglas del lugar condujo despacio y no tenía pensado verle la cara al otro que considera su rival.De pronto Juan Calor sacó la mano y le hizo señas a Rodrigo, quería hablar con él, Rodrigo en contra de su voluntad bajó la ventanilla de su auto.—¿Qué quieres?—Quiero que hablemos.—Me parece que no es el momento ni el lugar._Si deseas voy a tu casa ya mismo.—Mejor hablemos aquí. —Ambos estacionaron los autos y bajaron a hablar frente al parque. Rodrigo se acercó a él.—Ahora sí, ¿qué me quieres decir?—Q
—No sé por qué a ratos se me olvida la clase de mujer que eres.—¿Te molesta que te recuerde las cosas como son?—La verdad soy un idiota, por momentos he llegado a creer que puedes cambiar y convertirse en una buena mujer, y justo cuando más lo estoy creyendo sales y me dices esas cosas así de forma tan descarada, no tienes escrúpulos.—Ya te dije que no me importa lo que pienses de mí, no tenemos arreglo ni que yo cambie. Aquí el único arreglo seria no volvernos a ver nunca.—El arreglo es que tú decidieras cambiar.—¿Cambiar qué? —A Scarlet le comenzaron a bajar lágrimas—. ¿Acaso olvidaste la porquería de contrato que me hiciste firmar? ¿Y qué hay de la noche que pretendías que Israel me hiciera el amor delante tuyo? ¿O