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Al día siguiente. —¿No asistirás a la fiesta de empresarios? Bradley negó. —Mira, prefiero no arriesgarme, además, prefiero quedarme con Betty y con los niños, quiero que estemos tranquilos. Emerson asintió. —Verás que pronto encontrarán a ese hombre. ¿Ya tienen los papeles de ADN? —Ya llegaron, queremos abrirlos más tarde. —¿Qué piensas? —exclamó Emerson al ver su rostro. Bradley lanzó un suspiro, liberando el aliento que había guardado en sus pulmones. —¿Qué puedo decir? No es algo que Betty y yo esperábamos, pero, si ese bebé es hijo de Betty, también será mi hijo, lo cuidaré y lo amaré como a nuestra Pearl. Emerson le dio una suave palmada. —Lo sé, eres un gran hombre, y te admiro. Bradley sonrió. —Bueno, tú lo estás haciendo bien, veo a Anya muy feliz. Emerson sonrió. —Tengo suerte, casi arruino mi vida. —Pero, no lo hiciste, así que ahora ve por tu premio de empresario del año, lo mereces. Emerson le sonrió, y vio la hora; debía ir a arreglarse. *** Denver esta
Anya sintió mucha rabia de sus palabras, sin pensar bien en lo que hacía, lanzó la copa de vino sobre el rostro del hombre. Los ojos de Dennis la miraron severos. —¡Anya! —¡Lárgate, cobarde! Anya dio la vuelta, no quiso verlo más. Emerson caminó rumbo al baño, se sentía extraño, su corazón latía mucho, tenía un calor inusual, y sentía un raro ardor en el estómago. —¡Emerson, espera! La voz de Ruby le dio fastidio, se detuvo y la mirò a los ojos. —Ruby, ¿Qué pasa? Ahora no tengo mucho tiempo. La mujer hizo un falso puchero —Es por tu esposa que ya no me quieres ayudar, ¿ella se ha puesto celosa? Los ojos de Emerson la miraron con un gesto severo. —Pero, ¿qué dices? ¿Por qué mi mujer estaría celosa? Anya no está celosa de nadie, porque no tiene motivos para estarlo, Ruby, ella me ama a mí, y yo la amo a ella. Mira, Ruby, te lo dije, te ayudaré, pero ahora no creo que necesites mi ayuda, no puedo prestarte tanto dinero, lo siento. —No. Espera, por favor —dijo la mujer tomando
Pronto los guardias llamaron a una ambulancia. Denver corrió a socorrer a su hermano, vio cómo estaba, no se veía bien. La ambulancia llegó y lo llevaron de emergencia. Anya fue con èl en la ambulancia, Denver y Mandy fueron en el auto detrás. El mesero observó a Dennis, quien se fue rápido del lugar, entonces, el hombre tuvo temor. *** En el hospital. Anya estaba desesperada, caminaba de un lado a otro, llamaron a Bradley y a Betty. Ellos llegaron enseguida, mientras Holly y la niñera cuidaban a los bebés. Hank llegó enseguida, tenía una pinta desesperada. —¡¿Qué fue lo que pasó?! Denver negó. —No lo sabemos, de pronto vomitó sangre, y se desmayó. Anya abrazó a Hank, que era tan cercano como un padre para ellos. —Emerson es fuerte y saludable, va a estar bien —dijo Hank, la angustia crecía en su pecho, pero soportaba. Bradley y Betty llegaron, cuando los ojos de Betty se cruzaron con la mujer, no pudo evitar reconocerla. —¡¿Mandy?! La mujer le mirò con angustia. —¿Cóm
Bradley acarició su rostro. —Te amo, siempre te amaré, entiéndelo de una vez, no puedo dejar de amarte, eres la dueña de mi corazón. Betty colgó sus manos a su cuello, besó sus labios con dulzura y amor. *** Anya estaba dormida al lado de Emerson. Cuando èl abrió los ojos, la abrazó a su cuerpo. Le encantaba sentir su calor, observó la cuna de su pequeña, y por fin lograba dormir toda la noche. Se levantó y fue a cargarla, le dio su biberón, y la arrulló un poco mientras le cantaba una dulce canción. Anya abrió los ojos, observó a su esposo con su hija, lanzó un suspiro. Se había sentido en un sueño feliz, pero no era así. Ahora esa era su realidad, una maravillosa realidad. *** Cuando Ruby se levantó, estaba muy ansiosa. Era el dìa en que debían encontrarse con Christine. Esa mujer iba a darles el video sobre lo que sucedió con Hannah, pero ella, a cambio, debía darle cinco millones de dólares, pero ese dinero no existía. Con su esposo en cama, no podía cobrar ni un solo cent
Anya y Emerson estaban por ir a dormir. Él estaba dándose una ducha, ella había dormido a Sienna, estaba por meterse en la cama, cuando escuchó una llamada en su teléfono. Era un número desconocido, pero la curiosidad pudo más, y respondió. —¿Hola? —Su madre fue asesinada por Ruby Lang. La voz sonaba tan severa y cruel, que la llamada fue abruptamente terminada. El corazón de Anya golpeó tan fuerte que la invadió un miedo y escalofríos. De pronto, le llegó un mensaje, era de ese mismo número desconocido, pero le habían enviado un archivo multimedia, era un video. Las manos de Anya temblaron, se sentó sobre el colchón, no quería abrirlo, pero lo hizo, porque lo que le dijeron había sido tan horrible como para dejarlo pasar. Lo que vio a continuación le dejó el corazón helado y la dejó sin aliento. Sus ojos se volvieron enormes, severos. «Vio el video, era su madre discutiendo con Ruby y con Bill Carrigan, la pelea era terrible, y su madre decía cosas crueles.» —¡¿Dónde está
Una semana después. Emerson estaba en la comisaría, escuchaba todo lo que decía el cómplice de Ruby Lang. Aún no daban con el paradero de la mujer, y temían por la niña. Su padre estaba mejor de salud, y eso significaba que tendría que enfrentar su juicio como cómplice del asesinato de Hannah. El hombre estaba encarcelado, no tuvo suficiente dinero para pagar la fianza que se fijó en casi diez millones de dólares, sobre todo cuando, al fin, Denver le ganó el resto de la fortuna de su madre. Emerson pidió ver a su padre. Lo encontró tras esa celda, solo separados por los barrotes. Él le miró y por un instante parecía demasiado feliz de verlo. —¡Sabía que vendrías, hijo! Por favor, ayúdame, consígueme un buen abogado. Emerson tenía ojos severos, no podía creer que ese hombre creyera que èl haría algo por ayudarlo. Era tan cínico, que Emerson deseó vomitarle en el rostro. Era su padre, pero ahora en su interior era nada para èl. —No te ayudaré, no soy tu hijo a partir de ahora
Denver y Mandy llegaron al departamento. Ella estaba viviendo con èl aún. Denver llegó al salón, tomó una copa de vino y bebió. Mandy se sentó justo frente a èl, también bebió una copa. —¿Cuál es tu plan a futuro, Denver? Denver mirò sus ojos. —Bueno, en realidad, tengo un plan en mente, pero es un plan cruel. Mandy le mirò con duda. —¿Y cuál es? ¿Puedo saberlo? Denver sonrió y asintió. —Voy a vengarme. —¿Vengarte? —exclamó la chica con duda—. ¿De quién? —La familia donde crecí, ellos hicieron de mi vida un infierno, y hay una mujer. Ella me dejó plantado en el altar, se burló, me traicionó; también pagará por el daño que me hizo. Mandy observó sus ojos oscurecidos por la rabia. —¿Y qué harás? Denver sonrió. —Ya verás, pronto lo sabrás —Denver, quiso olvidar ese tema, mirò sus ojos, cambió de tema—. ¿Y tú? ¿Qué quieres hacer a partir de ahora? Mandy titubeó. —No sé… debería irme, sé que he abusado de tu generosidad. Denver negó, sonrió con suavidad. —No digas eso, M
—¡¿Dónde estás, Ruby?! —Si quieres volver a ver a tu hermana, debes darme mucho dinero, Emerson. —Lo haré, estoy dispuesto a darte dinero, pero no le hagas daño a una pequeña inocente, por favor —dijo con voz suplicante. Anya lo miraba con temor. Ruby le dio la información de donde encontrarla. —Te lo advierto: si llegas con la policía, lanzaré a la niña al río. La mujer colgó. Emerson mirò los ojos de Anya. —¡Es una mujer loca y perversa! Voy a enviarla a prisión, te lo juro, pagará por lo que hizo a Hannah. Anya tenía ojos llenos de lágrimas, y Emerson la abrazó. —Emerson, ¿qué vas a hacer? Esa mujer es una demente, puede hacerte daño. —No lo hará, mi amor, confía en mí. Al día siguiente. Emerson llamó a Denver, le explicó al respecto y le pidió que lo acompañara. La policía estaba informada. Denver aceptó ir con èl. Antes de irse, Anya abrazó a Emerson. —Por favor, Emerson, debes cuidarte. Emerson se fue y Anya recibió la llamada de Betty, quien le dijo todo lo q