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Emerson Carrigan llegó hasta ahí, estaba desesperado, el doctor le dio el diagnóstico.—Tuvo un colapso pulmonar, está en terapia intensiva, por ahora está estable.Emerson lanzó un respiro de alivio, Anya le abrazó.—¿Puedo ver a mi hijo? —preguntó Hank.El doctor le dijo que sì, en cuanto saliera la visita que lo acompañaba.Pronto, vieron salir a Abby, se acercaron a ella.—¿Cómo está mi hermano?—Está dormido, no ha despertado.—Voy a verlo —dijo Hank y entró.Holly abrazó a Abby.—Lo siento mucho, no sé qué le pasó a mi hermana, está loca…Emerson asintió.—No te angusties, mi hermano es fuerte, va a estar bien —dijo EmersonAbigail asintió, pero se veía tan rota que se sintieron muy mal por ella.Holly la obligó a ir a la cafetería a comer algo, pues se veía muy pálida.—Pobre chica, estoy segura de que aún ama a Denver, solo debe estar dolida por lo que le hizo, algún día se reconciliaran.Emerson sonriò al escuchar a Anya, la abrazó.—Dios así lo quiera, amor, porque Denver la
Denver visitó a Mandy antes de irse.Mandy tomó su mano cuando un silencio los precedió.—Lucha por ella…Denver negó.—No creo que ella lo quiera, Mandy, la amo, y después de ella ninguna, pero, no puedo seguir rogándole, quisiera hacerlo, pero si eso la hace sufrir, no puedo hacerlo.Mandy lloró.—No quiero que seas infeliz, tú mereces ser feliz en la vida después de todo.—Esto no es culpa de nadie, es solo mía, si una vez hubiese pensado con lógica y no con mi sed de venganza, tal vez ahora todo sería diferente.—Por favor, Denver, no te tires a la muerte.Denver esbozó una sonrisa.—Estaré bien, promete que te cuidarás y también a mi sobrinito.Ella sonriò entre sus lágrimas.—Lo prometo.Denver salió de la habitación y Matt lo llamó.Ambos se miraron.—Lamento que Abby se haya marchado, si quieres hablaré con ella…Denver negó, su mirada era seria, pero no severa.Podía ver como Matt luchaba por hablar, pero no podía.—Denver, yo soy el culpable de todo esto.—Eres culpable de un
Dio un paso atrás, y sintió la mano de Nina Wayne sujetándola con fuerza.—¿Estás bien?—Sí —dijo Abby—Recuerda que en una semana es el aniversario de Yakamoz, todos vendrán a Chicago, al baile temático.—Pero…—No hay peros que valgan, quiero que estén ahí disfrutando conmigo, ¿entiendes?Abby asintió.Nina Wayne se fue.Abby volvió al departamento, entró sin hacer ruido, y se escabulló hasta su alcoba, le alegró que hubiese música alta, así nadie escuchaba sus sollozos.«Lo perdí, sì, perdí a Denver para siempre, ¿Cómo me olvido en un solo año tanto para casarse con otra? ¿Qué me pasa? Fui yo misma quien lo lancé a los brazos de “no sé quién”.Tonta, Abigail, ¿Qué pensabas? Que iba a esperar a que tu orgullo se desvaneciera, ¿Creíste que esperaría a que volvieras a su vida? ¿Qué te diría que eres su único amor y siempre esperaría por ti? ¡Soy una tonta y una egoísta! Él ahora va a casarse, y nadie merece ser más feliz que él, no quiero verlo, no voy a soportar verlo con otra, ant
Denver se levantó, se acercò a ella.Abby le parecía un fantasma de sus más fervientes anhelos.Ella ni parpadeaba, no podía, su corazón latía con anhelo.—¡Abby! ¿Estás aquí? ¿Cuándo volviste?—Yo… ayer…Denver sonriò. Pero, la mujer que estaba detrás, se acercò.—¿Así que tú eres la famosa Abby? —exclamóAbby la mirò con recelo.—Soy Abigail Alwyn, pero no recuerdo ser famosa.Ella sonriò.—Denver me ha hablado mucho de ti.Denver notó como Rose tomaba su mano. Eso lo desconcertó.Abby mirò el agarre de esas manos, tuvo que tolerarlo, sonriò para evitar ser descubierta.«Siento celos, sì, siento rabia de ver al hombre que siempre amé, con otra, y lo perdí por mi propia voluntad», pensóElla tragó saliva.—Espero que vengas a la boda, Abby, será en un mes.Denver frunció el ceño, parecía confuso, cuando Rose besó sus labios.Abby tuvo suficiente, salió casi despavorida, y Johana corrió tras ella.Denver alejó a Rose de èl, la mirò como si fuera una loca.—¡¿Qué demonios haces?!Denver
Abby sintió que le faltaba el aliento, todo su cuerpo moría por él, y si era sincera, quería ir a abrazarlo, a besarlo, a amarlo, pero era una locura, porque ahora, aunque quisiera hacerlo, ese hombre le pertenecía a otra.Tragó saliva, y sus lágrimas.—Entonces, ¿No quieres alejarte de tu hermano? ¿Le quieres mucho, Denver?Èl sonriò.—Emerson es el mejor hermano que la vida pudo darme, tratamos de recuperar algo del tiempo perdido, así que, cada domingo, vamos a jugar futbol al club, junto a Bradley que también se ha vuelto mi amigo, los niños todos son ya como mis sobrinos, y bueno, solo falto yo de tener mis hijos, espero tenerlos pronto.Abby sintió dolor de estómago al escucharlo decir eso.Ella sonriò para disimular.Pronto llegaron con Johana y Rose.Johana y Abby se despidieron, se negaron a que Denver las llevara.—Mañana es la regata, deben estar ahí, porque quiero enseñarles el yate de mi padre, por favor —dijo Rose—. Por favor, Abby, es importante para mí llevarme bien co
Abby quiso alejarlo, no era correcto que besara a un hombre que ya no era suyo, además que próximamente iba a casarse con otra.—No, Denver, no es correcto.Escucharon un trueno tan fuerte, que ella se estremeció y lo abrazó.Era tarde para negarse a èl, porque el corazón de Denver estaba en llamas, no había forma en que la alejara de èl, no quería, no podía.Sus ojos se encontraron, él acunó su rostro, volvió a besarla.Ella quiso alejarse, pero ese beso era tan pasional, ambicioso que menguó cualquier resistencia.—Denver… —Murmuró sin fuerzas, cuando esos labios voraces dejaron su boca, y comenzaron a acariciar su cuello, su lengua se deslizó por su piel nívea, tentador, ardiente y húmedo a la vez.Abby se rendía a cada caricia, ya no pensaba con lógica, hacía tanto tiempo que extrañaba volver a sentirlo en su piel, y hoy era el dìa en que sus deseos se cumplían.Denver era puro instinto, ella era su sueño màs ardiente, la anhelaba.Quitó su vestido tan rápido que apenas ella pudo
Denver despertó, no la encontró ahí, se levantó como resorte, y se visitó apurado.Salió para verla ahí, en la cubierta, observando el río.—¿Abby?—No podemos hacer esto, Denver, te casas pronto, ya no me perteneces, ahora eres de otra mujer.Denver negó.—No, Abby, escúchame.ÉL iba a hablar, cuando una embarcación pasó justo enfrente.—¡Señor Hank, debe volver, se aproxima una gran tormenta, además, la señorita Rose está enferma!La voz del hombre les perturbó por completo.Denver no dijo nada, tomó la navegación y se dirigió hacia tierra firme, maldiciendo la tormenta, que casi no les daba tiempo de volver a Chicago.***Pronto llegaron a tierra firme, bajaron en el muelle y subieron a un auto que Denver manejó.Abby iba a su lado. Un silencio se había formado entre los dos como una muralla difícil de derribar.Denver se detuvo de pronto en medio de una calle no transitada.—¿Qué sucede?—¿Qué fue lo que pasó?Ella se puso nerviosa, incluso quiso bajar del auto, pero no pudo hacer
Los días avanzaron, una gran tormenta golpeó Chicago por tres días.Debido a esto, permanecieron en casa.Abby no quiso salir de sí habitación, ni porque supo que Denver estaba afuera de su puerta.—Abby, abre, te lo suplico, ¿no ves que afuera hay un huracán? ¿Quieres que muera?Ella estaba tras la puerta, estaba a punto de abrir, pero escuchó llegar a Johana.—Mejor vete, la verás en la fiesta pasado mañana, ella no se siente bien. ¿¿Qué pasó?Denver no se atrevió a decir nada.—Está bien, Abby, te veré pronto.Denver se fue y Abby abrió la puerta. Johana entró.—¿Qué ha pasado, Abby? ¿Por qué lo tratas así?—No intervengas, Johana, no sabes cómo me siento.—Abby, èl te ama, te ama como en el pasado.—Eso no es cierto, tiene a otra.Johana mordió sus labios para no gritar la verdad.—No puedo dejar a un bebé sin padre, apenas la lluvia acabé, me iré.—¡No hay ningún bebé!—¡Claro que sì, Rose está embarazada!—¡Demonios! Pero, no es de Denver.Abigail abrió ojos grandes y sorprendido