Sara entró a la oficina de la gemela, era amplia, con un enorme ventanal. Cuando se sentó frente al escritorio Leticia la miró de los pies a la cabeza. — ¿Qué diablos es lo que quieres? — le preguntó la gemela. Sara se aclaró la garganta. Simplemente quería pedirle el favor y luego salir corriendo de esa oficina, pero luego se encogió de hombros.— Leticia, tú y yo nunca hemos tenido problemas, nunca hemos tenido un conflicto más allá del conflicto en el que nos haya metido Luna, siempre he creído que eres una mujer amable y emocional.— ¿Te estás burlando de mí? — preguntó la gemela y Sara negó con vehemencia. — Claro que no me estoy burlando de ti, a lo que quiero llegar es que no tenemos que ser enemigas, ninguna de nosotras tenemos que ser enemigas. Ahora trabajamos para el mismo equipo e independientemente de lo que hubiera pasado con nosotros en el pasado, no debería de afectarnos ahora — Luna dice…— ¿Y no estás harta de pensar lo que Luna piensa y hacer lo que te diga que
Sara llegó con la mujer, separadas únicamente por un palmo. Si alguna quisiera podría abofetear a la otra.— No permitiré que vengas aquí a insultar a mis modelos. Cuando me contrataron en la junta, fue muy claro que diseñaría para personas del común, es el nuevo nicho al que quiere apostar Casa Monter — Luna le apartó la mirada y miró por sobre el hombro de Sara a los seis modelos que estaban bastante incómodos.— Una cosa es diseñar para gente común, otra cosa es diseñar para mediocres. No me he partido la espalda todos estos años en esta empresa para que al final una gorda como estas termine modelando un diseño de Casa Monter. A mí no me importa si la gran diseñadora Sara Fansheri quiere dañar su reputación permitiendo que este tipo de personas modelen ropas con su apellido, pero no las modelarán con el emblema de Casa Monter en la etiqueta. Esta es una empresa del glamour, de exquisitez, para personas que son personas dentro de la sociedad, no para cualquiera que tenga el dinero p
Cuando Sara despertó en la mañana, estaba emocionada. Al fin tenía sus modelos de tallaje. Ese día lo citó a todos, debía tomar sus medidas y analizar sus físicos para entender cómo las telas podrían adecuarse a sus cuerpos, Cómo podría hacer los ajustes para que una persona un poco más gordita Que Kelly entrara dentro del vestido y también un hombre tal vez menos fuerte que Israel, el Moreno alto y musculoso, Así que se puso de pie en la mañana, se duchó con un agua muy fría y despachó a sus gemelos con la mujer que Emiliano había enviado para llevarlos todos los días a su prestigioso colegio, luego animadamente pagó la colegiatura de la escuela de Sofía con el adelanto de su sueldo que le había hecho Emiliano. Cuando estaba sola en casa tomó un par de Hilos de colores que tenía sobre el almacén y salió disparada hacia Casa Monter, mientras estaba en el metro su mente divagaba. Era lo que siempre hacía, imaginaba personas con prendas, cómo lucirían caídas, encajes y cortes, era su m
Sara dejó caer el cuaderno que tenía en las manos y dio dos pasos atrás, Mario dio dos pasos al frente. Se veía tan imponente y arrogante como siempre, aunque los ocho años que habían pasado sin verse le habían sentado. Se veía más maduro, con unas pequeñas arrugas a los lados de los ojos y una que otra cana reluciendo en su oscuro cabello.— ¿Por qué tienes tanto miedo? — le preguntó el hombre — lo que pasó entre nosotros fue hace muchísimos años — Sara apretó los puños, asqueada.— Entre nosotros no pasó absolutamente nada— él ladeó la cabeza en ambas direcciones.— Es un sí y un no, entre nosotros sí hay algo, ¿recuerdas? Hay un pequeño secreto, una promesa. La promesa de que nunca regresarías a Casa Monter.— Cuando me fui de la vida de Emiliano, lo hice por otras circunstancias — le dijo ella. Aunque estaba muriendo del terror por dentro, por fuera agradeció estar llena de energía y rabia — yo me fui por otra circunstancia, no por usted ni sus amenazas vacías que no me asustaro
— Aquí no está pasando nada — Se aseguró Sara de sonar muy segura de sí misma, pero la verdad es que no sabía qué tan segura había sonado. Dio dos pasos atrás alejándose de Mario y tomó el libro que se le había caído al suelo cuando el hombre entró — ya me iba.— ¿qué estaban haciendo aquí los dos solos? ¿que estaba pasando por qué discutían? — Mario se tornó los dedos y sonrió.— hermanito, es un gusto verte nuevamente Después de tanto tiempo, ¿hacía cuánto no nos veíamos? un año — Emiliano se cruzó de brazos.— Sí, a pesar de la cantidad de tiempo que estemos separados siempre es desagradable verte nuevamente — la relación entre ellos era abrumadoramente mala — ¿Qué estás haciendo en la oficina de Sara? — Mario se ajustó el traje, luego aflojó un poco la corbata.— simplemente venía a saludar a mi ex cuñada, la felicité por convertirse en la diseñadora de Casa Monter. Siempre fue una excelente diseñadora, veo que por primera vez desde que estás a cargo hace más de 10 años haces algo
Sara observó el rostro contrariado de Emiliano, arrodillado en el suelo, los ojos le brillaron, la actitud de Mael la había sorprendido, pero en el fondo no tanto. El niño era un niño inteligente y rencoroso, había visto a Emiliano molesto agrediéndola la noche en que se reencontraron, además de lo que había pasado con sus compañeritos hacía un par de años, lo había dejado marcado. No imaginó que Emiliano encontrara una forma en que el niño lo viera con otros ojos. Mara abrazó su muñeca con fuerza y miró al hombre arrodillado a su lado.— ¿En serio eres mi papi? — preguntó, Sara observó como Sofía desde la cocina se sorbía la nariz, era un momento íntimo y tenso para todos. Sara llegó con su hija y se arrodilló a su lado, luego la tomó entre sus brazos y la cargó sobre su regazo. La niña recostó la cabeza en el hombro de su madre sin apartar la mirada de Emiliano.— él es tu papi, mi vida — continuó Sara, la voz le tembló y esta vez si no quiso reprimir sus emociones, los ojos se le
Cuando Emiliano entró a la habitación, todo está en tinieblas. Estiró la mano a la pared hasta que encontró el interruptor de la luz y cuando lo encendió, encontró un lugar estrecho, lleno de juguetes y peluches colgados en las paredes, viejos y ajados. había posters del Hombre Araña y también de Superman. La habitación estaba dividida en dos, con dos pequeñas camas a los costados, la de Mara era Rosa, había posters de superheroínas y también de muñequitos agradables y coloridos, el lado de Mael extraño, aparte de los postres del Hombre Araña, había unas cuantas figuras de acción de superhéroes, por lo demás, pareció un poco simple y austero, como si el niño no le gustará mucho la decoración. Los juguetes estaban perfectamente ordenados, sobre una repisa junto a la cama, al contrario de los de su hermana que yacían por toda la cama. El niño estaba acostado boca abajo con la mirada hacia la pared, Emiliano se acercó y se sentó en la orilla, le temblaban las manos, no sabía Cómo actu
Sara espero en la sala muy tensa caminaba de un lado para otro sin saber qué era lo que estaba pasando pero trató de guardar compostura para que su hija, Mara no la notara de esa forma. La niña parecía contenta con su juguete, movía el osito en ambas direcciones, apretaba su colita y este la abrazaba, luego regresaba a su posición original. Era un bonito regalo.— Es un abrazo de papi, le dijo la niña y ella asintió.— Sí, es un abrazo de papi — cuando Emiliano salió de la habitación de los niños, Sara sintió que el corazón le latía con fuerza, el hombre parecía Derrotado, cansado, en su expresión había un poco de miedo, pero también de felicidad — Mara, ve al cuarto con tu hermano — le dijo, la niña se puso de pie y salió — ¿cómo te fue? — el empresario se encogió de hombros.— la verdad no lo sé, no quiso aceptar mi juguete — se lo tendió a Sara — imagino que cuando pase su conmoción lo querrá, ¿podrías dárselo de mi parte? — ella tomó el carrito entre sus manos y asintió — él es