Tu familia

    

    Sus ojos se mantuvieron cerrados, se había dormido varías veces. El doctor había vuelto para asegurarse de  que hacíamos lo que nos dijo la enfermera. 

    Se debía asegurar su reposo. 

    Mi madre se había acercado para decirme que Elisa y su hijo dormirían en casa y que ella ya se retiraba, después de convencer a los padres de Ana para que hicieran lo mismo, puesto que solo se podría quedar una sola persona y ese sería yo. 

    - Jamie. - su voz pronunció mi nombre con tal delicadeza que mi piel se erizó.  Sus dedos habían engordado en un poco y aunque a ella no le gustaba, a mi siempre me pareció muy tierno. Aquellos dedos tocaron mis mejillas, llevándose con ellos las lágrimas. - Deja de culparte. Si de alguien es la culpa, sería mía. Por no lograr relajarme. 

    - La culpa es mía por no hacerte caso. Seguías estresada y ni siquiera lo vi. 

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