Capítulo 37

El misterio de la vida no es un problema a resolver, sino una realidad a experimentar

(Duna, Frank Herbert)

Adara demanda a sus pies subir lo

más rápido que puede, incluso exigiéndose más, trotando por las escaleras, oye súbitamente las voces de sus criadas y a Eri detrás de ella, mientras la persiguen. Estaban muchos pasos lejos del destino al que se dirigía.

Trata de agudizar sus sentidos hasta arriba del límite y se deja guiar por sus propios instintos, sintiéndolo en su ser, en su alma. Ese mismo instinto la lleva a una ala completamente cerrada a la que jamas se había dirigido. ¿Por qué? No lo recuerda.

De hecho, cuando le dieron la visita guiada los gemelos no llegaron a esa parte de la enorme mansión. Ni siquiera se había dado cuenta que había una ala más hacia este lado.

Que extraño.

A lo lejos ve a un grupo de hombres, todos uniformados, parados tensamente detrás de una puerta e identifica a Maverick entre ellos. La atmósfera se puede cortar con un cuchillo de mantequilla.

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