Narrador.
Piso de lujo de Carlos, Arganzuela, Madrid, España, 2023.
Por unos segundos la cirujana se quedó pensativa, estaba tan concentrada que no se dio cuenta que la puerta del piso se había abierto en ese momento, y que un cansado Carlos, se detuvo en la entraba, al verla de espaldas a él, con una mueca de disgusto, mientras se colocaba bien la corbata, y el cuello de la camisa, para cubrir la marca que tenía en su cuello, tras su noche de sexo desenfrenado con su última conquista.
-” Vine este finde para planteárselo, si todo me sale bien, tendrás que ser fuerte, la próxima en asumir el control de todo el grupo Bell, serás tú. Yo sólo seré Coorah Bell, la cirujana, señora de Carlos Basterra, y sin nada que ver con la familia Bell.”- dijo al final la australiana.
Sus palabras hicieron que Carlos, al escucharlas, entrara sigilosamente, cerrando la puerta con cuidado, para ocultarse detrás del muro que dividía el pasillo del salón, y así poder escuchar mejor la conversación, sin ser descubierto, con cierta preocupación.
-” No gracias, ni quiero, ni deseo ese puesto...”- comenzó a decir Kiora, pero su prima la interrumpió añadiendo un dato que sabía que interesaría a la diseñadora.
-” Bueno siempre puedes casarte con el guaperas de Heng Thoma, y que el llevé el grupo, mientras tú diseñas, Antonella Gucci”- le dijo su prima con una malvada sonrisa.
-” ¡Estás loca!, ese Terminator programado, y sin sentimientos, sólo tiene un objetivo, casarse contigo, además por muy bueno que está, es un completo gilipollas, así que paso, ando todo el día entre tíos buenos, seguro que alguno terminar llamado mi atención, uno, o varios, ¿Quién sabe?, ¿Por qué limitarse?”- dijo Kiora con su habitual humor, aunque ese tono no engaño a su prima, algo le había pasado a su prima con Heng, la cirujana no quiso hurgar en esa herida, por ahora.
-” Bueno, da igual, lo que tengo claro es que soy feliz como estoy ahora, y no quiero el dinero, ni el poder de los Bell, ni regalado, me alegro no haberle dicho a Carlos quien soy en realidad, lo mismo si lo sabe, se asusta, y me deja, es una persona muy sencilla, no le gusta la hipocresía, cuando nos casemos, nunca sabrá quién era yo, ni cual era el papel que tenía en este mundo para con mi familia, que mi padre, y mi tío, hagan con su grupo lo que quieran, yo no quiero nada de eso.”- dijo Coorah.
-” ¡Amen, hermana!”- dijo con una carcajada Kiora.
La australiana cirujana no se había dado sin cuenta de que todas sus palabras habían sido escuchadas por Carlos, que furioso había vuelto a salir por la puerta, cerrando con cuidado.
El español tenía que pensar muchas cosas, y con Coorah allí no podía. Luego le envió un mensaje, ya en su coche, para luego apagar el teléfono todo el fin de semana, le ponía que tenía que viajar, por una urgencia de un cliente, a Portugal. La verdad era que se pasó el finde en casa de su último ligue, practicando mucho sexo, mientras se replanteaba dejar a Coorah.
Sin la fortuna Bell, ella no le servía de nada, según el cirujano plástico, la herencia de esa fea gordita era su único atractivo, ya que no se dejaba ayuda, con su aspecto físico. Tampoco podía dejarla sin más, después de los años invertidos, no fuera que esa estúpida cambiara de opinión, la verdad estaba en hecho de que Carlos esta hecho un maldito lío, pero la solución a su problema tuvo su desenlace, once meses después, cuando conoció a la heredera del grupo Milton, y la conquistó, tras esto, sólo tocó hacer un cambio de objetivo, sin no comunicado previo a Coorah, y de la forma más miserable.
Por su parte, Coorah, tras la decepción de encontrarse sola, y con sensación de abandono, en Madrid, pasó esos días de compras, y visitando amigos que hizo en su época de especialidad, el domingo volvió a Sevilla, pensando que habría otro finde de semana para estar juntos, algo que no volvió a ocurrir en los próximos meses, porque, según Carlos, tenía un nivel elevado de trabajo, y apenas podía verse.
Así el tiempo límite para el trato, se fue acercado, sin que la cirujana cumpliera con unas de las partes del trato que había llegado con su padre, y cuando quedaban cinco meses para cumplirse el tiempo, llegó el primer aviso de su padre, algo que metió más presión en la preocupada cirujana, ella, ciegamente, no dudaba de que su novio la amaba, así que sólo le quedó idear las primeras vacaciones, junto a su novio, en un crucero que pasaría por el mediterráneo occidental, asesorada por su imaginativa prima, para que este al fin, en medio de un romántico atardecer en el mediterráneo, su Carlos le pidiera matrimonio, un viaje que, sorprendentemente, su novio aceptó con cierta emoción.
Fazio. Piso alquilado de Fazio Parisi, Barcelona, Cataluña, España, dos meses antes del viaje, 2024. -” ¿No tenéis que ir a fastidiar a mis hermanas?, ¿O cuidar a mis sobrinos?, ¡Malditos agotadores!”- les dije con un gruñido, en italiano, cuando le abrí la puerta me encontré con esos dos, con dos enormes bolsas de comida del supermercado, como si fuera un maldito inútil, y no pudiera hacer sólo la compra, como otro ser humano normal. -” Maldito desagradecido, encima que nos preocupamos por él, Renzo, deja eso en la nevera, el niño, es capaz de olvidarse”- me dijo Pietro empujándome a un lado para entrar en el piso. Ambos tenían la manía molesta, cuando estamos solos, y no requeríamos de las formalidades del trato, que pronto, en unos meses, adquiriría como el nuevo Don de la familia De Falco, de tratarme como un adolescente, solo porque Renzo me llevaba seis años, y Piero, cinco. Parece que esos dos se olvidaron, de que “ese jovencito”, de casi treinta años, les dio una severa p
Coorah. Crucero Sovereing, de Pullmantur, Puerto de Barcelona, Barcelona, Cataluña, España, 2024. -” Carlos, ya estoy en cubierta, ¿Dónde estás? Se suponía que embarcaríamos juntos, ¿No dijiste que estarías liberado para la tarde de ayer, y que no tuviéramos problemas al pasar el control, y así embarcar sin problemas?”- le dije en un mensaje, ante el problema que tenía en localizarlo, faltaba muy poco para que zarpáramos, en breve tendríamos que ir al camarote, para comenzar el simulacro de seguridad, en caso de abandono del barco, ante cualquier emergencia. -” Perdona amor, me surgió de nuevo una emergencia, ayer tarde, antes coger nuestro avión, por problemas posoperatorios, llegué esta mañana en el puente aéreo, he llegado muy justo al barco. Ya estoy pasando el control, nos vemos en media hora en el camarote, antes del simulacro, te dejo apenas tengo batería, con el corre, corre, se me olvidó cargar el móvil.”- me respondió casi inmediatamente, haciendo que soltara un gran susp
Fazio. Crucero Sovereing, de Pullmantur, Mediterráneo Occidental, 2024. Eran las dos de la mañana, cuando regresaba a mi camarote, tras recoger el comedor y preparaba para el almuerzo de mañana, después del segundo turno de la cena de bienvenida, cuando noté que había movimiento en su interior, no podía ser mi compañero de camarote, eso era algo totalmente imposible, mi compañero, era el responsable de la discoteca, y hasta la cuatro de la madrugada, no regresaría al camarote. Desde que me incorporé a la tripulación, lo había hecho cambiando mi aspecto para parecerme más al verdadero Luca Riva, el camarero que estaba sustituyendo, usaba ropa más holgada, y con relleno para amentar mi gordura, incluso usaba peluca del color rubio oscuro, del color del pelo de Luca. Usaba implantes de algodón en las encías, para cambiar la expresión de mi cara, a una más tosca, y cubría mis identificables ojos azules, típicos de los De Falco, por lentillas oscuras, dudaba que nadie me reconociera, au
Coorah. Crucero Sovereing, de Pullmantur, Mediterráneo Occidental, 2024. Un ruido similar al taladró de un dentista, estaba afanándose en reventarme la mente, me giré para ver si el desgraciado desaparecía, y eso fue como si metiera mi cabeza en una centrifugadora, mientras una enorme arcada de nauseas me invadía, llevé mi mano a la boca, para aguantar lo que pudiera, mientras intentaba abrir los ojos, para tratar de llegar al primer baño que encontrara, una luz cegadora y deslumbrante, hizo que miles de cristales diminutos, y ficticios, se clavaran en mi retina. Como pude, me arrastré, con dolor, fuera de la cama, que se movía como si fuera de agua. Me dirigí directa a la puerta que, por descontado, debía de ser el baño. Nada más abrir la puerta una luz me golpeó mentalmente, debía de ser el más ponente foco asesino que ha existido, quedé cegada, hasta el punto de que estuve a punto de cerrar la puerta, y “descargar”, todo lo que llevaba dentro, en la misma puerta del baño. Cerr
Fazio. Crucero Sovereing, de Pullmantur, Mediterráneo Occidental, 2024. De nuevo mi “sutil” carácter hizo de las suyas, esto es lo que ocurre cuando te educan para ser obedecido siempre, rápidamente, y sin ninguna duda, sin tener que pedir nada, sólo por el hecho de que deben obedecerte. Ni siquiera en estos diez años que estuve fuera de mi hogar, haciéndome pasar por otra persona, conociendo, afianzando mi poder, y ganándome el respeto de las familias que tendré bajo mi mando, pude paliar ese destacable rasgo de mi personalidad, como comprobaron algunos Caporegime, o subjefes, o algunos Capodecina, o jefes de pequeños grupos dentro de una familia, que vieron en mi un hombre duro, y algo rebelde, que, por alguna razón, su Capo, su jefe de la respectiva familia, protegía. En mi mundo, tomar, sin esperar pedirlo, sobre todo si tienes tanta gente a bajo tu cargo, es la diferencia entre dominar, y ser dominado, algo que es muy importante, si eres de los que te dominan, pierdes todo tu
Coorah. Crucero Sovereing, de Pullmantur, Mediterráneo Occidental, 2024. -” ¡¿Quéee?!... ¿Estás loco? ¡Claro, que no!”- le dije mientras trataba de recuperarme, con la voz ahogada, de ese intento de asesinato que ese desconocido italiano, digo calabrés, me había provocado, con su “educada, y solicita, forma de pedir las cosas”. Me levanté del asiento indignada, para entrar en el camarote sin tocar nada del desayuno, no fuera que otras de las “geniales” y directas palabras de ese extraño, y ególatra hombre, quisiera rematar su obra anterior, ejecutándome, de la forma más dolorosa, y agónica posible, atragantándome con el resto de los alimentos de ese delicioso desayuno. Él me siguió tranquilo, cruzando los brazos sobre su pecho, mirándome con algo de suficiencia, como si mi negativa, ni él hubiera importado, como si encontrara ridículo que me hubiera negado a esa locura. Pronto mi mente prolífica, comenzó a imaginar, razones por las que ese hombre me hubiera pedido semejante locur
Coorah. Crucero Sovereing, de Pullmantur, Mediterráneo Occidental, 2024. Fazio me miró, ante mi pregunta, con algo de recelo, imagino que el cambio que había tenido en segundos, que iba desde la depresión total, a la emoción absoluta, derivada de la pequeña esperanza que sentí al haber encontrado la solución a mi problema, fue lo suficientemente sospechoso como para que él dudara de mi salud mental, en esos momentos. -” ¿Trato? No sé porque, pero tengo la sensación de que voy a arrepentirme al preguntarte qué tipo de trato me estás proponiendo, pero soy curioso, y odio no saber a lo que me estoy exponiendo, ¿De qué trato me está hablando, señorita Bell?.”- me dijo mirándome fijamente mientras yo trataba mentalmente de exponerlo de la mejor manera. La idea del trato en mi mente sonaba genial, perfecto, nos solucionaría, a ambos, nuestros problemas más urgentes, pero expresarlo para que sonara tan atractivo como para que él lo aceptara, sin poner muchos reparos, era otra cosa. Tras
Fazio. Crucero Sovereing, de Pullmantur, Mediterráneo Occidental, 2024. -” Eso no es importante, ni siquiera quiero saber los motivos por los que tengo que dejarte hacer pasar por el traidor, sólo quiero saber una cosa, ¿Tengo que dejar mi trabajo en mi hospital de Sevilla, si me caso contigo? Tiene que quedar muy claro esto, porque si me dices que sí, que debo abandonar mi trabajo, definitivamente, no hay trato, por mí ya puedes salir de mi camarote, y seguir con tu emocionante y secreta vida, con la mejor de las suertes.”- le oí decir haciendo que, por segunda vez, desde que habíamos comenzado estas extrañas negociaciones, mi cabeza estuviera a punto de explotar. Como futuro Jefe de la familia De Falco, había aprendido hacer tratos y negociaciones, prácticamente, desde que iba en pañales, básicamente es a lo que se dedicaba el Don de cada familia mafiosa. En ese papel, frente a mí, había tenido todo tipo de negociadores, algunos con mayor o menor suerte, e incluso algunos que, a