Coorah. Crucero Sovereing, de Pullmantur, Mediterráneo Occidental, 2024. Un ruido similar al taladró de un dentista, estaba afanándose en reventarme la mente, me giré para ver si el desgraciado desaparecía, y eso fue como si metiera mi cabeza en una centrifugadora, mientras una enorme arcada de nauseas me invadía, llevé mi mano a la boca, para aguantar lo que pudiera, mientras intentaba abrir los ojos, para tratar de llegar al primer baño que encontrara, una luz cegadora y deslumbrante, hizo que miles de cristales diminutos, y ficticios, se clavaran en mi retina. Como pude, me arrastré, con dolor, fuera de la cama, que se movía como si fuera de agua. Me dirigí directa a la puerta que, por descontado, debía de ser el baño. Nada más abrir la puerta una luz me golpeó mentalmente, debía de ser el más ponente foco asesino que ha existido, quedé cegada, hasta el punto de que estuve a punto de cerrar la puerta, y “descargar”, todo lo que llevaba dentro, en la misma puerta del baño. Cerr
Fazio. Crucero Sovereing, de Pullmantur, Mediterráneo Occidental, 2024. De nuevo mi “sutil” carácter hizo de las suyas, esto es lo que ocurre cuando te educan para ser obedecido siempre, rápidamente, y sin ninguna duda, sin tener que pedir nada, sólo por el hecho de que deben obedecerte. Ni siquiera en estos diez años que estuve fuera de mi hogar, haciéndome pasar por otra persona, conociendo, afianzando mi poder, y ganándome el respeto de las familias que tendré bajo mi mando, pude paliar ese destacable rasgo de mi personalidad, como comprobaron algunos Caporegime, o subjefes, o algunos Capodecina, o jefes de pequeños grupos dentro de una familia, que vieron en mi un hombre duro, y algo rebelde, que, por alguna razón, su Capo, su jefe de la respectiva familia, protegía. En mi mundo, tomar, sin esperar pedirlo, sobre todo si tienes tanta gente a bajo tu cargo, es la diferencia entre dominar, y ser dominado, algo que es muy importante, si eres de los que te dominan, pierdes todo tu
Coorah. Crucero Sovereing, de Pullmantur, Mediterráneo Occidental, 2024. -” ¡¿Quéee?!... ¿Estás loco? ¡Claro, que no!”- le dije mientras trataba de recuperarme, con la voz ahogada, de ese intento de asesinato que ese desconocido italiano, digo calabrés, me había provocado, con su “educada, y solicita, forma de pedir las cosas”. Me levanté del asiento indignada, para entrar en el camarote sin tocar nada del desayuno, no fuera que otras de las “geniales” y directas palabras de ese extraño, y ególatra hombre, quisiera rematar su obra anterior, ejecutándome, de la forma más dolorosa, y agónica posible, atragantándome con el resto de los alimentos de ese delicioso desayuno. Él me siguió tranquilo, cruzando los brazos sobre su pecho, mirándome con algo de suficiencia, como si mi negativa, ni él hubiera importado, como si encontrara ridículo que me hubiera negado a esa locura. Pronto mi mente prolífica, comenzó a imaginar, razones por las que ese hombre me hubiera pedido semejante locur
Coorah. Crucero Sovereing, de Pullmantur, Mediterráneo Occidental, 2024. Fazio me miró, ante mi pregunta, con algo de recelo, imagino que el cambio que había tenido en segundos, que iba desde la depresión total, a la emoción absoluta, derivada de la pequeña esperanza que sentí al haber encontrado la solución a mi problema, fue lo suficientemente sospechoso como para que él dudara de mi salud mental, en esos momentos. -” ¿Trato? No sé porque, pero tengo la sensación de que voy a arrepentirme al preguntarte qué tipo de trato me estás proponiendo, pero soy curioso, y odio no saber a lo que me estoy exponiendo, ¿De qué trato me está hablando, señorita Bell?.”- me dijo mirándome fijamente mientras yo trataba mentalmente de exponerlo de la mejor manera. La idea del trato en mi mente sonaba genial, perfecto, nos solucionaría, a ambos, nuestros problemas más urgentes, pero expresarlo para que sonara tan atractivo como para que él lo aceptara, sin poner muchos reparos, era otra cosa. Tras
Fazio. Crucero Sovereing, de Pullmantur, Mediterráneo Occidental, 2024. -” Eso no es importante, ni siquiera quiero saber los motivos por los que tengo que dejarte hacer pasar por el traidor, sólo quiero saber una cosa, ¿Tengo que dejar mi trabajo en mi hospital de Sevilla, si me caso contigo? Tiene que quedar muy claro esto, porque si me dices que sí, que debo abandonar mi trabajo, definitivamente, no hay trato, por mí ya puedes salir de mi camarote, y seguir con tu emocionante y secreta vida, con la mejor de las suertes.”- le oí decir haciendo que, por segunda vez, desde que habíamos comenzado estas extrañas negociaciones, mi cabeza estuviera a punto de explotar. Como futuro Jefe de la familia De Falco, había aprendido hacer tratos y negociaciones, prácticamente, desde que iba en pañales, básicamente es a lo que se dedicaba el Don de cada familia mafiosa. En ese papel, frente a mí, había tenido todo tipo de negociadores, algunos con mayor o menor suerte, e incluso algunos que, a
Coorah. Crucero Sovereing, de Pullmantur, Mediterráneo Occidental, 2024. Tras la sorpresa inicial, tras ser arrastrada hacia el duro, y musculado, pecho de ese hombre, para ser besada de esa forma, no pude evitar quedarme paralizada, por unos segundos, mientras mi boca era invadida por su lengua. Definitivamente ningún beso que me hubieran dado, con anterioridad, incluyendo mi relación de casi cuatro años con Carlos, se comparaba con lo que ese desconocido me estaba haciendo sentir, Kiora me había contado que hay hombres que besan a una mujer, y la desconectan de la realidad, encendiendo su cuerpo, sin apenas tocarla, yo pensé que cuando me lo dijo era producto de su mente romántica e imaginativa, esa que la ha convertido en una gran diseñadora, pero ahora tengo que reconocer que es cierto, justo de ese tipo de hombres es el infame aprovechado de Fazio De Falco. Su lengua era una experta conquistadora, que me hacía gemir, si gemir, eso que acaba de oir era uno de mis malditos gemi
Coorah. Crucero Sovereing, de Pullmantur, Mediterráneo Occidental, 2024. Tras analizar toda la ropa, quedó claro, que ni el esmoquin de Carlos, ni el traje a medida que habían traído, le servían a ese armario de hombre, así que nos tocó ir de compras a la boutique de hombres de la cubierta veinte, donde estaban las tiendas. El italiano se había empeñado que, mientras caminábamos hacía la zona de tiendas, teníamos que ir de la mano, cosa que mi inquietaba, por si poder evitarlo sentía su mano cálida, acogedora, y desconcertante. Lo hacía para desarrollar nuestro papel de una feliz pareja de vacaciones en un crucero, ni siquiera le importó que yo le dijera que, el verdadero Carlos, nunca me daba la mano, cuando salíamos, solía caminar a mi lado, o un poco más atrasado, mientras miraba el móvil. -” Por eso es, por lo que ese hombre es tu ex, aparte de un inútil con las mujeres.”- me dijo con toda la sinceramente, lanzándose a mi yugular. -” Es mi ex porque es un maldito traidor, in
Narrador. Despachos de Lousntak Bell, Edifico Columbia Blue Bell, Sídney, 2024. La entrada en tromba, de un ofendido, y furioso, del vicepresidente Dural Bell, mientras su hermano, el CEO del grupo Bell, lo miraba extrañado, fue bastante ruidosa, normalmente, de los dos, Dural era el tranquilo, educado, y hasta cariñoso, pura amabilidad, y su hermano mayor era serio, exaltado, exigente, y difícil de tratar. Solo existía un motivo que justificara, que su hermano estuviera tan molesto, que su hija Coorah, había vuelto a estar ilocalizable. -” ¿Y bien desde cuando no te contesta al teléfono?”- le preguntó el CEO. Alguna vez Lousntak, ante la actitud tan proteccionista que mostraba su hermano por su hija, le había preguntado, cual era ese interés tan grande, como si fuera su padre, sentimientos que no manifestaba por su propia hija Kiora, y este le había respondido, que adoraba a su sobrina, no sólo por ser su sobrina, y porque prácticamente él la había criado, desde que su madre fal