Inicio / Mafia / La esposa consentida del jefe De Falco / Capítulo 5. Engaños que fomentan una mentira. 1.
Capítulo 5. Engaños que fomentan una mentira. 1.

Narrador.

Piso de lujo de Carlos, Arganzuela, Madrid, España, 2023.

Esa mañana, como hacía, desde que llegó a trabajar al Hospital Virgen del Rocío, Coorah llegó a Madrid en el AVE, uno de los trenes de alta velocidad en España, que venía desde Sevilla, para pasar el fin de semana con su novio Carlos.

Fue directa a su piso, después de coger un taxi en la estación de Atocha. Entrar fue fácil, ya que, en tras su última discusión, por la falta de interés que la australiana notaba en su novio por ella, este se disculpó entregándole una copia de la llave de su piso, para que Coorah, se diera cuenta de que confiaba en ella, que estaba comprometido en esa relación.

La cuestión era que, desde que se había mudado a trabajar a Andalucía, en el sur del país, Coorah aprovechaba cada periodo libre que tenía, de más de dos días, evento que no solía ser muy habitual, sobre todo porque ella era interina, para viajar y verlo.

Carlos trabajaba en Madrid, en una clínica de estética, junto a dos cirujanos, según su novio, por su trabajo, no podía viajar a Sevilla a visitarla, así que, por lo menos una vez al mes, ella lo visitaba en la capital.

Tampoco es que pasen mucho tiempo juntos en ese periodo, según Carlos, entre las consultas que tiene como cirujano plástico, y que, por su trabajo, tiene que ir a muchos eventos sociales para promocionar la clínica por órdenes de sus jefes, algo que la australiana aborrece, por varias razones, una de ella, y la más importante, es que Coorah se siente incomoda al lado de esas bellezas delgadas, y operadas, que suelen ir a esos eventos, desde que decidió ser cirujana, ha huido de todos eventos sociales.

En su familia, la familia Bell, ese tipo de eventos ocurrían prácticamente cada fin de semana, cuando no era por un negocio, era por otra cosa, pero siempre debía de tener, en su armario, varios, por no decir decenas, de vestidos de fiesta que debía llevar, y que ella aborrecía, sobre todo porque los diseñadores de modas actuales, excepto su prima, no tenían en cuenta a mujeres como ella, que tenía curvas muy pronunciadas, sobre todo en sus caderas, y en su trasero, ósea que no daba con el canon de belleza actual, más bien era el canon de belleza de los años cincuenta, donde las mujeres eran todo curvas.

Cuando entró en el piso, no le sorprendió verlo vació, seguramente Carlos se había quedado en la clínica a dormir, porque tenía una operación al día siguiente temprano, otra mujer, que no estuviera en este mundillo, no entendería esto de su pareja, pero ella, como Carlos, era cirujana, y sabía que había semanas que se te acumulaban las operaciones, sobre todo porque en su especialidad, las operación surgían en el momento que aparecía el órgano para su trasplante, y en ocasiones, había personas tan generosa, que donaban todos sus órganos útiles, en estos casos, el tiempo es crucial, y se podía encontrar con tres o cuatro operaciones, en muy corto espacio de tiempo, dormir en el hospital, era obligatorio.

Dejó sus cosas en la habitación no compartida, que Carlos le había dejado en su piso, para que ella durmiera, cuando venía visitarlo, al principio esto le chocó a Coorah, en su país era muy normal que los novios tuvieran sexo y durmieran juntos, antes del matrimonio, incluso algunos vivían juntos sin casarse, pero cuando le planteó esta cuestión a Carlos, provocó la primera discusión, entre los dos, el español le dijo que él era muy tradicional, sus padres eran de una religión muy cerrada, y lo habían educado con la idea de que, hasta la noche de bodas, tenía que respetar a su futura esposa, compartían besos, caricias, y abrazos, pero había siempre límites infranqueables, que él no cruzaba.

Esta reacción molestó a Coorah al principio, ella no había tenido sino un novio, en el instituto, no era virgen, perdió, como muchas de sus amigas, la virginidad en un hotel en la noche de su graduación, con su novio de ese tiempo, tras la fiesta de graduación, con el tiempo, y su viaje a estudiar en Oxford, ambos se separaron, sin mucho trauma. 

Que el hombre que iba a ser su marido se negara a tocarla, más por algunos escarceos adolescentes, hasta su noche de bodas, después de tres años juntos, era completamente incomprensible para ella, le costó, pero tras las palabras cariñosas de Carlos, diciéndole que estaba loco por estar con ella, pero que quería que todo fuera especial, que ella era la mujer más importante de su vida, y que le debía el respeto, que sólo le había dado a ella ese papel, que otras anteriores no habían tenido, al ser un antiguo playboy, la hizo sentir tan especial, que terminó cediendo.

Estaba preparando algo de desayuno, cuando le sonó el teléfono, con ese tono tan característico del tema principal de la primera película Bad Boys, que tanto les gustaba a su prima y a ella, que le decía claramente que la perdida Kiora, la llamaba. Ya sonreía la cirujana, antes de contestar. 

-” Dime que estás viva, Agatha Ruiz de la Prada, y que no tengo que vestir de negro para ir a tu funeral”- le dijo Coorah descolgando el teléfono, a modo de saludo, usando uno de los apodos que le había puesto, que variaba según el famoso diseñador, que primero recordara la cirujana, en ese momento.

-” ¡Ja, ja! que graciosa eres, matasanos, al menos yo me acuerdo de llamarte, tu última llamada, según mi teléfono, fue hace cinco meses, entre tu trabajo, y lo sexualmente que te debe tener ocupada ese novio tuyo que tienes, apenas te acuerda de tu abandona, y huérfana hermana, ¡Maldita desagradecida!”- dijo la famosa diseñadora Kiora Bell, conocida en su mundo, como Kiara Bella.

-” Entendido, entendido, mi pobre huérfana, ¿Por qué remoto lugar del mundo andas ahora?”- preguntó Coorah, eludiendo algunos datos inexactos, que tenía su prima, de su relación con Carlos.

-” En Nueva York, tengo un par de eventos, y algunos clientes que visitar.”- le dijo.

-” ¿Cuándo vendrás a verme?, pediré libre, y te llevaré a conocer lo bonita ciudad de Sevilla, seguro que te inspira en tu trabajo.”- le preguntó la cirujana deseosa.

-” Estoy organizándolo, desde tu huida, escapar de mi padre, para ir a verte, se ha vuelto cada vez más difícil, por cierto, ¿Cuándo puedo empezar a diseñar tu vestido de novia? ¿Aún ese lentorro españolito, no se ha declarado? El tiempo corre, matasano.”- preguntó su prima haciendo que la preocupación mayor de Coorah saliera a la luz.

Sigue leyendo en Buenovela
Escanea el código para descargar la APP

Capítulos relacionados

Último capítulo

Escanea el código para leer en la APP