Bárbara tomó la caja del anillo de compromiso y lo abrió para mirarlo, era realmente hermoso, pensó tocando la piedra con un dedo. Había sentido la propuesta de Henry como un ultimátum.Si ella no aceptaba casarse con él en ese momento sabía que su novio rompería su incipiente relación y se alejaría. No volvería a verlo, pero si aceptaba su propuesta también debía aceptar que él fuera el abogado que discutiría con Nathan las condiciones de una custodia compartida, y eso era algo que ella no quería, menos aún actuando Henry en el papel de su prometido.Había visto a Henry en acción y era un tiburón que siempre atacaba para acabar con su contrincante y lo que menos quería era una relación de enemistad con Nathan, tenían un hijo en común y por él debía mantener la paz.—Una propuesta de matrimonio muy romántica —se burló Nathan a sus espaldas.Bárbara se sobresaltó al oír su voz, no se había dado cuenta de que él había entrado en el comedor. Se giró para enfrentarlo y sintió un nudo en e
Bárbara se armó de valor y se dirigió al bufete de Henry para rechazar su propuesta de matrimonio y devolverle el anillo que él dejó en su casa. Era un adiós definitivo, y ella lo sabía. No quería seguir con una relación que no la hacía feliz, ni tampoco quería que Henry se entrometiera y la presionara para obtener la custodia total de su hijo. Bárbara amaba a Gabriel más que a nada en el mundo, y no le iba a hacer daño quitándole a su padre. A excepción de su ceguera con Sam, Nathan había sido un buen padre.Al llegar al bufete, Bárbara pidió hablar con Henry. La secretaria le dijo que esperara un momento, que él estaba ocupado con un cliente. Bárbara se sentó en una silla y miró a su alrededor. El lugar era elegante y sofisticado, lleno de diplomas y trofeos que mostraban el éxito profesional de Henry.Después de unos minutos, Henry salió de su despacho y la vio. Se acercó a ella con una expresión sería, debió ver la incomodidad de Bárbara por lo que previo que lo iba a rechazar.—H
Nathan se sentía feliz mientras conducía su camioneta hasta el parque donde pernoctarían dos noches. Iba a acampar con Bárbara y Gabriel dejando atrás a Sam y sus quejas y exigencias.En el asiento del copiloto poniendo la música iba Bárbara ataviada con unos pantaloncillos que mostraban sus largas y hermosas piernas. Unas que Nathan recordaba enlazadas en su cintura y que lo tenían con pensamientos subidos de tono por el camino.Se imaginó los dos solos en una tienda y su mente se echó a volar en una fantasía caliente que se vio interrumpida por la voz de su hijo.—¿Falta mucho para llegar, papá? —preguntó el chiquillo por enésima vez.—Como una hora, hijo —respondió Nathan con infinita paciencia.Bárbara sonrió por la pregunta y por la paciencia de Nathan en responder lo mismo cada diez minutosGabriel miraba por la ventana del coche, emocionado por el viaje de acampada que iba a hacer con su familia. Era la primera vez que iba a pasar unos días al aire libre con sus padres, sus tío
Un par de minutos de caminata en el oscuro y solitario bosque convencieron a Gabriel de que su plan había sido mala idea. Se arrepintió de haber escapado del campamento, por lo que se devolvió sobre sus pasos y comenzó a caminar de regreso, sin darse cuenta había seguido un sendero que se bifurcaba en dos direcciones, al llegar allí dudó cual seguir, escogió el que creía que lo llevaría de vuelta al campamento, pero se había equivocado. Su decisión lo había adentrado cada vez más en el bosque, sin darse cuenta de que se alejaba de su familia.Con el paso del tiempo, la realidad de su situación lo golpeó. Gabriel se hallaba perdido, rodeado de árboles que parecían estirarse infinitamente hacia el cielo oscurecido. Desesperado, sus ojos se llenaron de lágrimas. Anhelaba la seguridad de los brazos de su padre y susurro sus anhelos en la densa quietud del bosque.—Quiero a mi papá —susurró recurriendo al hombre que lo había cuidado toda su vida.Siguió había caminado durante horas, espera
Gabriel despertó con los primeros rayos de sol, que se colaban por la entrada de la cueva. Hizo sus necesidades en un rincón de la cueva antes de abandonar su refugio. El frío aun lo hizo estremecer por lo que se puso la cobija como un abrigo, sentado debajo de un árbol sacó su botella de agua y sus galletas, después de comer, buscó el mapa de la zona y la brújula, por la salida del sol supo hacia dónde estaba el este y la brújula le indicó hacia donde estaba el norte, revisó el mapa. Una advertencia llamó su atención. «Si se pierde manténganse dentro de los senderos del parque, eso facilitará su rescate.» Miró hacia los lados, la noche anterior había abandonado el sendero, se levantó con rapidez y caminó un rato hasta encontrarlo, miró a ambos lados, no estaba seguro cuál vía tomar si seguir a la derecha o a la izquierda. Se decidió por la izquierda, con más ánimo caminó por este. Sus esperanzas se vinieron abajo cuando se encontró que el camino terminaba al pie de una montaña. Se s
Barbara y Nathan salieron de la habitación de Gabriel, a pesar de que el niño había dormido gran parte del viaje, estaba muy cansado por la caminata y estrés vivido, el médico había dicho que era normal que durmiera y comiera bastante y que tuviera alguna pesadilla.Lo primero que hicieron Bárbara y Gabriel al llegar había sido darse un largo baño, mientras Nathan pedía comida, escogió comida italiana y le había pedido a Gabriel la pasta que más le gustaba, el pequeño con su pijama puesto cenó con apetito, cuando terminó de comer estaba casi dormido—Esperen que me duerma —pidió con los ojos cerrados el niño.Cuando lo vieron completamente relajado fue que se atrevieron a moverse de la habitación. Bárbara se fue hasta la cocina para preparar una taza de té, a pesar del cansancio se sentía muy alterada y sabía que no podría dormir con facilidad.—¿Quieres un té? —le preguntó a Nathan que la miraba recostado sobre el marco de la puerta.—Sí tienes café me gustaría más —respondió él.—¿P
—Desperté y estoy en el paraíso, tengo a mi mamá y mi papá juntos. ¿Cuándo es la boda? —preguntó Gabriel abriendo sus ojos para mirar a cada uno de sus padres.—Vas muy rápido, jovencito. ¿Cuándo hemos hablado de matrimonio? Apenas ayer te enteraste de que tu padre no se iba a casar con Sam y hoy ya quieres casarlo conmigo —respondió Bárbara riendo mientras Nathan meneaba su cabeza en actitud negativa contradiciendo la sonrisa que adornaba su rostro—Pero mamá, te estoy cuidando, amanecieron juntos en la cama y ya tienen un hijo. ¿Qué mas van a esperar? ¿Y si después de esta noche tengo un hermano? —replicó Gabriel con astucia.—¡Amanecimos contigo en medio! No pasó nada —respondió Nathan.—¿Tiene que pasar algo? ¿Deben amanecer pasar la noche solos? —preguntó Gabriel con cara de confusión.—Tengo que ir al baño —Bárbara saltó de la cama para no tener que responder esa pregunta.Nathan la miró queriendo gritarle: traidora, pero se contuvo, puso una expresión neutral antes de comenzar
Era la hora de la cena cuando al fin Nathan llegó de nuevo al apartamento de Bárbara su casa quedaba en las afueras de la ciudad por lo que el viaje le llevaba aproximadamente una hora.Bárbara le abrió la puerta con una sonrisa y Gabriel se echó encima de él—¡Papá! Llegaste justo a tiempo, mamá hizo pollo a la broaster con papás y ensalada. Todo se ve muy rico —le informó Gabriel con rapidez.—Una de mis comidas favoritas. ¿Queda para mí? —le preguntó a Bárbara dándole un beso en la mejilla para regocijo de Gabriel.—Por supuesto hice suficiente —respondió ella con una sonrisa —. Gabriel pon un plato más para tu papá.El niño corrió a poner otro servicio en la mesa.La cena fue divertida y relajada hablaron de la ruptura del compromiso con Sam y Gabriel estuvo muy feliz al saber que podía volver a la casa sin tener que encontrarse con ella.Después de cenar, ayudaron al niño a asearse y lo llevaron a la cama, cuando al fin se durmió, Bárbara le propuso a Nathan tomar el café en la c