Zenthan conduce el Ford de su padre con dirección al Lago Tecapo, lo acompaña Jenny, su novia, una joven de ojos color almendra que conoció en la carrera de periodismo. Le sonríe cada vez que la mira mientras coloca su mano derecha en la pierna bronceada que se asoma por la falda. Un verde campo brilla alrededor de la carretera, a lo lejos se ven granjas pintadas en rojo con techo de madera. La joven observa las vacas que comen pasto y las señala con su dedo índice. Zenthan piensa llevar a su novia a la casa de campo que rentó para pasar con ella el fin de semana. Todavía no le ha dicho sobre su plan, espera sorprenderla.
Ha sido paciente, sus primeros besos fueron tímidos porque la joven nunca había besado. Para empezar a salir, Zenthan habló con los padres de Jenny y de esa manera le dieron permiso para ser novio de su hija
Zenthan corría por el campo de batalla con una granada en la mano lista para lanzarla al tipo que disparaba con una ametralladora detrás de una barricada. Quitó el seguro del explosivo arrojándola a la trinchera. La granada cayó a su lado y como continuó disparando no se percató hasta que murió en la explosión. El estruendo de los disparos tanto de los soldados, la artillería pesada y los aviones bombarderos tenían al borde de la locura al ciudadano de Walsh, hasta que una granada cayó en sus pies. El detective despertó segundos después de escuchar en sus sueños la detonación de la granada. Sudaba, y su corazón estaba acelerado. Afuera caía una lluvia torrencial que desde hace años no se veía en Ciudad Walsh. Zenthan tenía meses soñando con la Gran Guer
El jefe del Departamento de Policía de Future Walsh entró a la oficina del detective Gregory para solicitarle visitar la casa del mítico cyborg Petermann debido a un aviso de asesinato del androide asistente. Gregory escuchó la orden del jefe, enseguida apagó el cigarro en un cenicero, tomó su Lazer Colt, se puso la gabardina negra, y salió del edificio. El detective se dirigió hacia el estacionamiento en busca de una patrulla, cuando el guardia le entregó las llaves, le advirtió que esta vez cuidara del auto porque solía estrellarse o dejarlos averiados después de todas sus investigaciones. Gregory debía estar en la escena del crimen en cuanto antes, por eso condujo a toda velocidad. El detective era un hombre solitario, dejó a su familia en los barrios bajos para convertirse en oficial
El Departamento de Policía de Ciudad Walsh recibió una llamada de un joven para alertar sobre la escena de un crimen en la Avenida Gilbert. La asistente del detective Zenthan entró a su oficina para explicarle lo sucedido. El detective se levantó de su silla y se encaminó en su Ford Fairlane a la dirección indicada. Las casas de la Avenida Gilbert eran para ciudadanos pudientes con trabajos ejecutivos en el centro de la ciudad. Nunca antes se había escuchado de un doble asesinato en ese lugar seguro y alejado de los barrios aledaños donde proliferaba la delincuencia. Sin embargo, al llegar veinte minutos después, un joven caucásico con cuerpo de defensa de algún equipo de fútbol americano temblaba afuera de la casa junto a la puerta. Zenthan estacionó el auto, encendió un cigarro y se acercó al joven para preguntarle qué había ocurrido. Terminó de fumar el ci
Diario NinkubaSección de crónicasEl templo y el sacerdoteHace un mes ocurrió el asesinato atroz del sacerdote más temible de la Ciudad de Walsh. Luego que un miembro visitara al sacerdote para una reunión se encontró con la sorpresa de ver a su líder con varias apuñaladas mortales en su pecho y abdomen. Notificó a la policía, sin embargo, pasaron semanas y la investigación, en especial la labor del detective Zenthan, fueron inútiles para esclarecer el crimen. Por esta razón, me di a la tarea de averiguar los hechos. En primer lugar, el sacerdote del Templo Litasis, era un extranjero del continente oriental, según confirma el primer entrevistado, que por precaución omito su nombre. Hermus Gilore, ese era su nombre según la documentación legal, vino a la ciudad hace más de diez años para abrir un lugar de adoración, de acue
Leslie despertó en la cama de un cliente al quien la noche anterior le dio todo el placer y éxtasis que un hombre puede experimentar a finales del siglo diecinueve. Se levantó desnuda y continuó así porque tenía pereza de vestirse con todo ese ropaje de encajes y corsé. Escuchó el bullicio matutino y se acercó a ver por la ventana los coches arreados por caballos, el día empezó, decenas de obreros caminaban por la Avenida Central de Ciudad Walsh. Los barcos de vapor venían de todas partes del mundo al Puerto Central, y a esa hora arribaban cientos de migrantes y viajeros. La joven pelirroja se miró al espejo para peinarse como lo hacía de costumbre, en ese momento recordó las caricias de su madre, que fue fusilada por la policía luego de involucrarse en un enfrentamiento anarquista para e
Eran las tres de la mañana, me sentía ebrio, y lo único en que pensaba era que iba a la cárcel. Pensaba en la cárcel como un lugar terrible donde me violarían y quien sabe que más me iba a suceder. La oficial abrió una puerta y entré al recinto. La única iluminación provenía de un bombillo colgado en un techo de zinc. Subí unas escaleras embaldosadas y me dirigí al oficial que estaba sentado en un escritorio. Cargaba algunos libros que logré tomar de mi mochila. Me ordenaron entrar a una habitación, el oficial que estaba ahí me dijo que me quitara el pantalón e hiciera cinco sentadillas. Tenía que bajarme también el calzoncillo. Me sentía humillado porque me vería desnudo un tipo desconocido pero al final tuve que hacer las sentadillas. Salí de la oficina. Luego de eso volví donde el oficial que estaba sentado en el e
Vieski se preguntó detrás de los barrotes láser si escaparía del juicio que le aguardaba en su planeta delante de la reina Kabria II. Observó la angustia de Longon, compañero habitante de Ulbarín que se unió a la rebelión. Llevaban veinte minutos en las celdas, el capitán debía arribar a Ulbarín para comenzar el juicio de los rebeldes. Vieski pensó en todos sus camaradas muertos, muchos eran amigos de la infancia que se arriesgaron con la esperanza de derrocar a la reina de Ulbarín. La reina surgió luego que su padre muriera, y como única heredera al trono, ascendió y los consejeros le advirtieron de la región este de Ulbarín, donde hacía décadas se escuchaba el rumor de un sujeto capaz de abrir portales hacia otros lugares del espacio. De ahí provenía Vieski y sus amigos. Creció como todo mundo en Ulbarín, en
Después de un largo sueño desperté en una cama de cemento, mi cuerpo estaba abatido de tantos golpes, no recordaba qué había sucedido, sin embargo, estaba desnudo y moría de frío en una celda putrefacta. Vi las manchas moradas en mi abdomen supuse que eran de la paliza que me habían dado, apenas podía mover el cuello, y mi espalda estaba tan adolorida que cada vez que respiraba mis pulmones se contraían. Pensé que estaba en alguna celda de máxima seguridad, pero no comprendía las razones de mi detención. Pasaron las horas, podía escuchar que los guardias del otro lado de la celda pronunciaban nombres desconocidos: «Bismarck, Claudio y Luis». Después de anunciarles que salieran de las celdas cerraban de nuevo la puerta. Luego, escuché mi nombre, pero se trataba de un tocayo, tenía esperanzas de salir lo más pronto posible. La peste del excus