Extraños síntomas

No se si me escuchó...

O cuanto escuchó, pero al ver a sus ojos lo único que pude hacer fue tocar el timbre del personal médico y tomar su mano para volver a echarme a llorar.

"Leo, mi niño que bueno que despertaste!"

Le digo un poco más fuerte que un susurro.

A pesar de que me da un gusto verlo despierto no puedo gritar del gozo porque me duele aún la cabeza.

Miro a sus ojos observándolo con cuidado.

Busco odio en su mirada, pero lo único que encuentro es confusión.

Antes de que si quiera pueda decirle algo cinco médicos entran en la habitación seguidos de tres enfermeras para poder revisar a Leo.

Me hacen a un lado.

De nuevo me levanto como embarazada ante la atenta mirada de Leo, quien me ve pero no habla nada.

Eso me asusta.

"Leonardo, puedes oírme?"

"Leonardo, puedes hablar?"

"Leonardo, como te sientes?"

Los médicos le preguntan mil cosas mientras que las enfermeras revisan los sueros, las sondas, sus signos vitales, su ritmo cardíaco y todo lo demás.

Lentamente sus ojos dejan de mirarme cuando me siento en un sillón de la habitación.

Y lo hice como si fuera una embarazada mientras observo que Leo mira impávido a los médicos sin emitir sonido o palabra alguna.

Los médicos siguen haciéndole preguntas.

Revisan sus reflejos y uno de ellos se aparta después de haber confereciado entre ellos para pedirme que lo acompañe afuera.

Con trabajo me levanto del sillón y camino despacio con el médico a la habitación contigua para escuchar que es lo que tiene que decirme.

"Esto es muy extraño."

"Dn verdad no sabemos si es un milagro o es algo malo, porque ningún paciente el cual casi fallecia pueda despertar tan pronto del coma."

Lo se, ni yo me la creo.

Esto si es de ciencia ficción, de película.

"No nos responde por el momento."

"No podemos saber tampoco si estta consciente su ser o solo es un reflejo o..."

"No me joda doctor por favor."

Le digo enfadada y preocupada.

"Como que solo un reflejo?"

"Leo movió la mano y despertó, no lo desperté!"

"Él me mira, después los miró a ustedes!"

"Eso no es un puto reflejo!"

Ay mi cabeza, para que grité!

Me duele, me duele!

"Disculpe si la alarmo con mis palabras, pero no podemos estar seguros de nada."

"Se le hizo encefalograma cuando llegó para descartar alguna lesión."

"Y como sabe no presentaba ninguna, pero después permaneció muerto un tiempo..."

No me recuerde eso que casi me muero yo junto con Él...

De hecho eso hubiera hecho si Leo hubiera fallecido.

En cierto modo entiendo a los papás de Marlene cuando tomaron la decisión de seguir a su hija y nieta al cielo.

Espero que todos esten reunidos en el cielo o en otro lugar donde no pueda alcanzarlos y volver a hacerles daño.

"Si, lo se, no me recuerde por favor."

"Pero digame, estará bien?"

"Se recuperará?"

El médico me mira y frunce el ceño.

Abre un cajón de la comoda blanca de hospital y saca una venda.

Retira con cuidado mi venda de la cabeza y el dolor aminora un poco, no mucho, solo un poquito.

"Señora Hanna, su herida se abrió."

"Se golpeó con algo o se rascó o algo por el estilo?"

Me pregunta cuando me ve, pero se que no me tocado nada.

"No doctor, solo los médicos me revisaron hace unos momentos..."

Me enseña la venda llena de sangre y me pregunto si eso tiene que ver con mi alegría de ver a Leo.

O si me pegué con algo por la felicidad.

O si sangro debido a la felicidad, lo que sea se que no me lo hice yo.

Me unta algo que no se que sea, me pone una gasa esterilizada y de nuevo me coloca la venda.

La cabeza me late dolorosamente.

"Tome, esto le quitará un poco el dolor de cabeza."

Genial.

Ahora tengo que tomar pastillas.

Las odio pastillas horribles, gordas, blancas, de colores, en forma de píldora, de vitaminas...

Odio las putas pastillas!

Las aborrezco!

"No gracias doctor."

"Ya me traerá algo mi amiga que me quitara el dolor de forma natural y rápida."

"Respóndame, cual es el pronóstico de Leo?"

Quiero correr a ver a Leo.

Quiero ver a mi niño, quien sigue recostado en esa cama a merced de ese regimiento de batas blancas y verdes revoloteando alrededor de Él como moscas y zumbando palabras aquí y alla.

"No lo sabemos."

"Pero si podemos decirle esto."

El doctor se pone serio.

"Se quedará hasta que todo su cuerpo sane y no sabemos cuanto tiempo será eso."

"También le haremos pruebas exhaustivas para confirmar que no hay daño cerebral."

"Queremos saber si podrá caminar, hablar y hacer todo como una persona normal, pero..."

Pero?

No, en esta historia no hay pero!

"Pero que doctor?"

Cuestionó intrigada al galeno.

"Solo es una suposición, una fatalista suposición."

"Pero el joven Leonardo tal vez podría quedar como un niño o sin habla."

"O podría tener retraso en sus funciones básicas..."

Si eso llega a pasar me dedicaré en cuerpo y alma a velar por su bienestar.

Se lo debo.

"Pero primero esperaremos a ver los resultados de las pruebas, pero solo quería advertirle."

"Advertida estoy."

"Si es todo quiero ver a mi niño, déjeme regresar ya."

Me levanto como embarazada otra vez y el médico también me ayuda.

Ambos salimos de la habitación y podemos ver que todos los médicos también salen junto con dos enfermeras, pues una de ellas se quedo atrás.

El médico que estaba conmigo se va con ellos.

Todos comentan lo asombroso que es que Leo haya despertado.

Y además que los haya visto a todos!

Entro en la habitación y puedo ver que Leo sostiene la mirada de la joven enfermera.

Mi niño la mira con atención.

Ella si es de su edad, joven y bonita.

Lindo cuerpo firme, cintura perfecta, lindo cabello, sonrisa y maquillaje.

Al ver la escena pongo un pie fuera de la habitación para darles espacio, pero más bien lo que quiero es escapar.

Me duele admitirlo, pero no me gusta verlo coquetear con chicas.

Leo es un hombre joven que siempre mirará a las chicas más jóvenes o de su edad, pues así son los hombres.

Es la naturaleza masculina.

Pueden ir tomados de la mano con una mujer despampanante, pero si pasa a su lado una mujer con más trasero o más busto, de seguro la miraran.

Es un hecho irrefutable.

Pero aquí también juega mucho en mi contra la edad.

No soy una anciana tampoco, pero no tengo el mismo cuerpo de una chica de veinticuatro o veinticinco años.

Una bella chica que puede ser su compañera de vida, de cama, su amiga.

Eso lo se.

Me quedó muy claro el día que me ví en el espejo algunas arrugas en mi cara.

También pude verme algunas canas antes de los treinta.

Y ahora siento que mi cuerpo ya no es el mismo de antes.

Es lógico, todo cambia con la edad.

Por eso es que siempre me gustaron los hombres mayores que yo, pues soy ideal para ellos.

Como kristoff, a quien por cierto ahora que estoy afuera de la habitación puedo hablarle por celular.

"Hola nena."

La voz de Kristoff se oye tan sexy por el celular.

"Hola guapo, disculpa que no te llamara antes pero..."

Me disculpo con mi hombre.

"No te disculpes, te veré en tu casa más tarde?"

Me cuestiona mi dios alemán.

"Quiero darte un masaje antiestrés que te hará olvidarte de todo por un momento."

Olvidarme...huumm...

Suena tan bien poder olvidarme de mi culpa.

Olvidarme de mi posible depresión.

Olvidarme de mis ganas de gritar que yo fui la única bruja de este cuento de amor de mi niño.

"Si guapo, te espero como a las once de la noche."

"Esta bien?"

Preguntó de forma coqueta.

"Si nena, te veré en la noche."

"Te deseo con locura."

Corto la llamada.

No se ni como me senté en una silla afuera de la habitación de Leo antes de ver que sale la enfermera guapa de la habitación.

El miedo me paraliza.

En verdad no puedo mover ni un solo musculo de mi cuerpo.

Estará despierto?

Me odiara más ahora?

No quiero pero debo entrar.

Al menos necesito tratar de averiguar como está.

Y si esta consciente o no.

Recorrer el diminuto camino de mi asiento a su habitación se me hace pesado.

Es como si trajera puesta una armadura pesada.

O arrastrara cadena con una bola pesada como lo hacían antes los reos peligrosos.

Todo esto es por la culpa.

Tengo miedo, ansiedad, vacío

"A ver ya, no soy una niña."

"Enfrenta todo como la adulta responsable que eres."

Me regaño a mi misma mientras que camino decidida a su lado.

Leo me mira.

Me escudriña a detalle, pero siento que su mirada es otra, diferente, perdida...

"Hola Leo!"

Es lo único que sale de mi boca.

Mi voz se escucha ronca y baja.

Silencio y miradas.

Más miradas.

Sigue mirándome callado.

Me levanto, pues no soporto esto.

Siento que su mirada me acusa.

Siento que su mirada me asesina despacio, muy despacio...

Como si fuera un cuchillo sin filo, oxidado y viejo que lentamente me corta provocándome dolor intenso.

Aparto la mirada, pues no quiero ni puedo seguir soportando mi culpa.

Apenas voy a dar un paso cuando Leo extiende su mano hacia mi para tomarme la mano que recargue en el barandal de la cama para levantarme.

Como si me hubieran pegado con el pegamento más fuerte me quedo quieta ante su toque.

Pero no lo miro, no puedo sostenerle la mirada.

"No..."

Dice Leo débilmente.

Casi inaudiblemente, entonces lo miro con cara de asombro.

Él habló!

Si, si habló!

No pude ver el movimiento de sus labios pero sé que hablo!

Lo se!

Lo escuché!

No estoy loca...o si?

Él me mira como si tuviera vista de rayos X para atravesar mi carne.

Como si pudiera ver en mi alma, mi mente y todo lo que pienso.

Todo lo que cruza en mi pensamiento.

Todo lo que reprimo.

Todo lo que siempre reprimí.

Una eternidad fría y blanca.

Eso es lo que siento al estar a su lado.

Es una eternidad blanca y fría silenciosa, pues ninguno habla, solo nos miramos.

La cabeza me da vueltas y decido sentarme de nuevo porque me palpita de nuevo.

Sin quitar su mano, con cuidado me siento de nuevo casi en la orillita de la silla para no apartarme de su contacto.

Cierro los ojos, ya no puedo verlo más.

Sin saber como me duermo recargada en su mano.

"Hanna, despierta, Hanna.."

La voz de Ericka me despierta.

"Ericka que pasa?"

La cuestionó adormilada.

"Hanna, por dios!"

"Había oído hablar que se podía dormir en casi todas las posiciones, pero lo tuyo es otro nivel!"

Su voz se escucha asombrada.

"Es más te tomé foto para subirlas a la pagina oficial de nosotros."

"De ese modo chistoso podremos dar promoción a nuestros productos de reafirmación de musculos!"

"Estás espectacular!"

Me levanto despacio, despacio..

Ay mi cabeza de nuevo no!

Esta vez tengo otra sensación mas terrible y se que será agonizante.

Tengo nauseas.

"Ericka ayúdame a llegar al baño, rápido!"

Mi semblante ya era horrible pero ahora hasta yo me siento pálida.

Mi amiga me ayuda tomándome con fuerza del brazo para que juntas caminamos rápido al baño.

Si aguanto, si aguanto...

Date prisa Hanna!

No vayas a hacer una tontería!

Respira, respira, aguanta!

Pero solo al llegar al excusado lo levanto rápido, caigo de rodillas sin importarme el dolor y vomito agua, bilis, culpa, remordimiento, miedo, más agua, algo amargo y sangre.

"Y ahora que te está pasando mujer?"

Me pregunta mi amiga alarmada de verdad.

Nunca en toda mi vida había vomitado de esta forma.

Ni siquiera cuando viajo en avión vomito.

Pero ahora parece que hasta vomitaré los intestinos y el estómago entero.

"No se, pásame papel para limpiarme en vez de preguntarme nada."

Pido y ella me extiende papel para limpiarme la boca.

Después viene la puta migraña y la sangre que baja por mi frente.

"Ericka?"

Puedo ver su cara asustada antes de que jale la palanca del excusado.

Ericka casi me arrastra fuera del baño!

"Pero en que momento me convertí en niñera de dos bebes gigantes?"

Pregunta enfadada.

Cuando salimos puedo ver que Leo esta dormido de nuevo.

Caminamos rápido fuera mientras que Ericka le grita a una enfermera que me ayude.

La enfermera corre al verme sangrando copiosamente.

"Señora Hanna, de nuevo se abrió la herida."

"Tendremos que volver a suturarla."

"Esta vez sin anestesia general, solo local."

"Solo sentirá la presión de la aguja pasando por su.."

Interrumpo a la chica porque no quiero saber más.

"Hagalo como tenga que hacerlo, pero hágalo ya."

Ordeno.

El ardor del agua oxigenada me recorre la cara, pero me muerdo la lengua para no gritar de dolor.

Pues no se...

No soy experta en eso de las anestesias locales, porque nunca me hice perforaciones, pero como duele esto!

"DUELE!"

Le digo a la enfermera que lejos de apiadarse de mi sigue con su trabajo sin prestarme atención alguna.

Incluso pasa su mano por mi herida de forma ruda.

De forma tosca la mano de la enfermera me revisa las demás heridas.

Me pone una gasa, de nuevo me venda, pero esta vez más fuerte.

Todo me da vueltas, de nuevo.

"Señora Hanna, en verdad no está embarazada?"

Cierro los ojos ante semejante idiotez pronunciada por los labios pintados de rojo subido de la enfermera.

"No, pero ya que todos están tan preocupados por eso, acabemos con esto."

"Háganme una prueba de sangre ahora."

Extiendo mi brazo cansada de que piensen que la solterona quedada cuarentona esta embarazada sin saberlo la ignorante y tonta.

Ericka y la enfermera se sorprenden por mis palabras duras.

Si embargo la enfermera asiente en silencio.

Saca una aguja y un pequeño frasco para extraerme sangre.

"Hanna, estás loca!"

"Si apenas puedes pararte derecha!"

"Si te sacan sangre te marearás más y vomitarás más!"

Ericka me regaña.

"Cállate ya Ericka!"

"Quiero acabar con esto, se que hasta tu desconfías de mi, asi que hagamoslo."

La enfermera lleva mi sangre al laboratorio.

Pedí que fueran exprés los resultados, osea que en una hora ya los tendré en mis manos.

Por ahora camino de nuevo del brazo de Ericka para ir a la habitación de Leo.

"Despertó de nuevo Ericka, pero no me dijo nada..."

Hablo como si me dijera a mi misma.

"Los médicos entraron y lo revisaron junto con tres enfermeras, por lo que salí para hablar con Kris..."

Comentó hacía mi amiga.

"Kristoff, no le digas así de cariño que me enferma!"

"Krrrriiisss...puag, asco."

Se burla ella.

"Bueno con mi señor Kristoff, alemán buenote, miembro largo, dador de orgasmos, Dios teutón."

La hago enojar con mi sarcasmo.

"Callate Hanna!"

"Y luego que pasó después?"

"Que horror, ya me imagine a tu Kristoff!"

"Por tu culpa Hanna voy a tener que lavarme con cloro la mente."

"A ver como hago para borrarme la imágen de su miembro!"

Si pudiera me reiría, pero no puedo.

Prosigo con mi relato.

"Pero cuando salieron iba a entrar y entonces vi que estaba mirando fijamente a la enfermera joven."

"Ahí me di cuenta de que estaba en lo correcto."

Afirmo mis palabras.

"Calmate santa Hanna."

De nuevo se burla Ericka de mi.

"Santa no soy pero si centrada y realista."

"Después de que salió la chica entré yo y lo salude."

"Como no dijo nada cuando me iba a ir, oero me tomo de la mano y susurro un no..."

"Nooo!"

Exclama Ericka

"Sí."

Respondo yo.

"Y luego?"

Inquiere ella.

Nos detenemos antes de llegar a su habitación para terminar de contarle el chisme completo.

"Después me quedé parada, embobada mirándolo..."

"Como no me decía nada y la cabeza me dolía me senté despacio."

"Me recargué en su mano y me dormí."

Mi amiga suelta un suspiro para luego decirme.

"Y es todo?"

"Por eso te encontré en esa posición tan osada de yoga para dormir?"

"Hanna, creí que había pasado algo más fuerte!"

"Como que Leo te había reconocido o te había dicho que cumplieras tu promesa."

Resopla mi amiga disgustada.

"Sella tu boca o te tiraré los dientes Ericka!"

"Eso jamás!"

"Que no escuchaste lo que te dije?"

Ahora la rabia y frustración me consume.

Acaso esta idiota Ericka o ya le pasé mi locura...

"Eso jamás, Él no se merece acabar con un vejestorio como yo!"

"Leo me lo confirmo cuando lo vi con la enfermera."

"Por eso cuando salga de aquí, lo primero que haré será hacerle citas y muchas."

"Con jóvenes lindas como ella y..."

No se porque pero de nuevo lloro.

Este día sí que ha sido una m****a total y material.

Las lágrimas me resbalan y mojan mis manos.

Ericka me da pañuelo desechable para limpiarme.

Le agradezco subiendo y bajando la cabeza como niña.

"No harás nada de eso Hanna."

"Sabes que Leo te quiere y te ama a ti."

"Te lo dijo frente a mi!"

"Vamos no finjas demencia ahora, que lo de perdida de memoria en los personajes principales de la historia es muy cliché."

Responde Ericka haciendose la trágica.

"Cuales personajes tonta?"

"Esto no es una novela de las que lees por la noche cuando no tienes quien te coja."

"Esto es la vida real!"

Le recrimino.

"Pues dirás lo que quieras Hanna."

"Pero tu historia si que es de novela, pero novela rara y original."

"Por lo regular las historias siempre tienen un hombre mayor que se enamora de la chica joven..."

"Y aquí es todo lo contrario."

"Además de que los hombres no permiten que su amada se case con otro ni muchos menos tenga un hijo de cinco años con otro."

"Ni que les ceden parte del negocio de ellos, ni..."

Ericka sigue y sigue hablando sin parar!

"Ya, ya, deja de hablar tonterías, eso pasó..."

"Ericka tengo miedo de su reacción, tengo miedo de todo."

Digo verdaderamente temerosa.

"Lo enfrentaremos juntas Hanna.'

"Vamos, te traje ropa limpia."

"Debes cambiarte porque sinceramente hueles mal."

Hace una cara de asco Ericka.

"Lo se mamá Ericka."

"Llévame también cargando a mi cama y léeme un cuento para dormir, si?"

Cuando entramos riendo Leo está despierto otra vez y nos mira.

"Hola Leo!"

"Te extrañamos mucho niño!"

Ericka lo saluda alegre.

Yo estoy congelada de miedo.

***By Liliana Situ****

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