Narra Eva
Quiero tener el poder de lanzar todo al demonio, de imponerme y decirle a Arnold que no puede someterme porque no soy alguien con quien puede meterse, pero, la realidad es que estoy en sus manos.Por eso, con impotencia regreso a la cama implorando que las heridas del último ataque sanen… del último hasta ahora, porque para mí desgracia, Arnold vive constantemente en enfrentamientos donde siempre termino herida de una u otra forma.— ¡¿Dónde está ese idiota?! — grita una mujer y yo solo me quedo en la habitación esperando que si van a matar a alguien, lo hagan sin molestarme.— Que no sea un problema para mí. — digo y casi de inmediato se abre la puerta de la habitación.— ¡¿Tú eres su nuevo juguete?! — grita la mujer enojada.‘Ay, no, lo que me faltaba, ¿Qué sucede ahora? ¿Me van a meteEs verdad, no es buena señal que reaccioné tan despreocupada cuando estuve al borde de la muerte varias veces y sé lo angustiante que es eso aunque hayas vivido bien todo este tiempo.— Eso no parece muy buena esposa de mi parte.— Sí, sin duda, no lo pareces. — dice ella sonriéndome.— No está bien, ojalá espero que se encuentre bien.— Dilo hasta que te lo crea. — dice ella levantándose.La mujer cuyo nombre no sé, se marcha dejándome con varias dudas existenciales respecto a como soy, porque aunque sea por no saber que pasará conmigo, debería preocuparme por Arnold.— ¿Cómo estará él? — pregunto sin atreverme a llamarlo.He peleado con Arnold antes de marcharse, seria hipócrita de mi parte llamarlo cuando está en medio de un enfrentamiento donde no sé si está c
La llamada parece colocarse en pausa, pero, sé que no se ha caído porque escucho los disparos claramente al punto que pareciera que estuviera allá y eso me estremece, porque me hace recordar las veces que he estado presente.— Eva, detente.— Yo…— Tus palabras tienen una gran influencia en mí, así que, por favor, si no sientes lo que dices, no lo menciones.— Quiero que los asesines, son ellos o nosotros y la verdad, prefiero tener una vida pacifica con o sin ti.— Sigues pensando en dejarme.— Pero, para eso debes estar vivo, mantente con vida hasta que volvamos a hablar. — digo sin saber que más decir.Quiero a Arnold, sería tonto de mi parte decir que no me interesa en lo absoluto, pero, no me siento segura de lo que siento en estos momentos por el hombre que parece quererme con cada fibra de su ser.— No sé si quiera seguir con v
Dos meses despuésNo he hablado con Arnold para discutir, solo nos decimos los buenos días, si hemos comido y ya, son mensajes de rutina… como único propósito de no perder la comunicación porque sé que Arnold sabe todo lo que hago gracias a la vigilancia que tiene hacia mí, pero, al menos se esfuerza por saber si estoy viva escribiéndome.El problema es que nuestra relación no se ha definido, es decir, sigo siendo la esposa de Arnold Krick sin que yo aceptará ello. A veces incluso he pensado que él se ha marchado para no enfrentar la situación de nuestro divorcio.Pero los comentarios de las disputas que está teniendo mi aún esposo por el territorio y la limpieza de los espías que a veces escucho de Chris cuando sin él notarlo, me acerco a donde él se encuentra conversando con su hermano, me dice que no es mentira.— Eva, espero que
No lo dudó un solo momento y agarró la mano del hombre para poder llevármelo lejos de la vista de mi esposo, porque sé perfectamente que si Arnold nos ve juntos, los dos estaremos muertos.— Oye, pequeña, ¿Qué estás haciendo? — me pregunta el hombre cuyo nombre aún no sé.— Salvándote la vida. — digo intentando que las personas que están bailando sean nuestros escudos para escapar.— ¿De qué rayos estás hablando?— Arnold Krick ha llegado y si no quieres perder la vida hoy lo mejor es que me ayudes a escapar.— ¿Qué mierda estás diciendo? Se supone que ese hombre no está aquí.Yo más que nadie desearía que Arnold no estuviera aquí, porque yo no quiero dar explicaciones innecesarias que evidentemente podrían ser malinterpretados.— Yo ta
Mi cuello comienza a doler, mi espalda y cabeza sienten ardor porque estoy siendo herida por la pared en la que estoy presionada, pero eso no le importa a Arnold que me observa con tanto odio que estoy segura que es capaz de romperme el cuello ahora mismo para acabar con mi vida.‘Hasta aquí llegaste, Eva.’ Me digo mentalmente sabiendo que este es mi final.El odio en Arnold es indescriptible, sin duda es tan grande que no puedo encontrar donde comienza o termina. Así que, después de tantos miedos, intentos de asesinatos y demás cosas va a ser él quien va a acabar con mi vida.— ¿Por qué me traicionaste? ¿Lo que hice no fue interesante para ti? ¿Acaso todo el tiempo que estuve arreglando nuestro hogar solamente fue la excusa perfecta para que tú me engañaras?— Arnold…— ¡Contéstame, maldita sea! ¡¿qué excusa vas
Ni siquiera me esfuerzo por pedir ayuda porque sé que nadie sería lo suficientemente tonto para meterse con el jefe de la mafia, además tengo miedo de llamar la atención y que por eso Kitty puede escucharme y ella sea la segunda en ser asesinada esta noche.Así que como un animal que sabe que va para el matadero sigo a Arnold mientras él casi me arrastra por la fuerza con la que agarra mi brazo y camina rápido rumbo a la camioneta que ya nos espera.‘Hasta aquí llegaste, Eva.’ Me digo mentalmente.El jefe de la mafia que sigue siendo mi esposo me lanza al asiento trasero del auto mientras mira a su alrededor como si buscara su enemigo en el aire.— ¿Qué sucede?— Seguramente el inútil de Chris sigue buscando a Kitty.— ¿Lo esperamos, jefe? — pregunta uno de sus nuevos escoltas.— Que se arregle como pueda, yo no tengo pacien
Arnold, utiliza la esponja de baño para restregarla sobre mis labios y yo me alejo de él cuando ya no puedo soportar más el dolor que ya me ha hecho llorar. La ferocidad con la que me observa me causa tanto miedo, pero aun así lo enfrentó.— Es suficiente.— Yo aún no he dicho que lo sea, así que ven, no me hagas ir por ti. — dice Arnold en tono amenazante.— ¿Qué se supone que debo aceptar para que te sientas satisfecho solamente porque un bastardo se pasó de listo conmigo? — pregunto con molestia.— ¿Estás molesta, Eva? — pregunta él indignado.— ¿Por qué te sorprende que lo esté si te estás portando como un grandísimo imbécil? — pregunto con tanto enojo que si tuviera el poder de darle una lección a Arnold en estos momentos se la daría.‘Intenta d
Arnold Krick, el hombre que parecía el mismísimo demonio asesinando a alguien sin decir ni siquiera quien era y que incluso intentó ahorcarme hasta morir, ahora está llorando como un niño pequeño mientras se gira para abrazarme e incluso se arrodilla.Lo peor de todo es que yo estoy igual de loca que él porque estoy llorando mientras lo abrazo cuando debería odiar a este hombre que intentó asesinarme hace poco.‘Estamos completamente locos, definitivamente no tengo el síndrome de Estocolmo sino algo mucho peor.’ Me digo mentalmente preocupada.— Casi te asesino, Eva. Lo eres todo para mí y casi te asesino. — dice él y yo tiemblo.— Lo mejor es que nos alejemos un momento para calmarnos. Es mucho para procesar.— No, por favor, no te marches. — dice él aferrándose a mi cuerpo.— Estamos actuando como unos compl