Dos meses después
No he hablado con Arnold para discutir, solo nos decimos los buenos días, si hemos comido y ya, son mensajes de rutina… como único propósito de no perder la comunicación porque sé que Arnold sabe todo lo que hago gracias a la vigilancia que tiene hacia mí, pero, al menos se esfuerza por saber si estoy viva escribiéndome.El problema es que nuestra relación no se ha definido, es decir, sigo siendo la esposa de Arnold Krick sin que yo aceptará ello. A veces incluso he pensado que él se ha marchado para no enfrentar la situación de nuestro divorcio.Pero los comentarios de las disputas que está teniendo mi aún esposo por el territorio y la limpieza de los espías que a veces escucho de Chris cuando sin él notarlo, me acerco a donde él se encuentra conversando con su hermano, me dice que no es mentira.— Eva, espero queNo lo dudó un solo momento y agarró la mano del hombre para poder llevármelo lejos de la vista de mi esposo, porque sé perfectamente que si Arnold nos ve juntos, los dos estaremos muertos.— Oye, pequeña, ¿Qué estás haciendo? — me pregunta el hombre cuyo nombre aún no sé.— Salvándote la vida. — digo intentando que las personas que están bailando sean nuestros escudos para escapar.— ¿De qué rayos estás hablando?— Arnold Krick ha llegado y si no quieres perder la vida hoy lo mejor es que me ayudes a escapar.— ¿Qué mierda estás diciendo? Se supone que ese hombre no está aquí.Yo más que nadie desearía que Arnold no estuviera aquí, porque yo no quiero dar explicaciones innecesarias que evidentemente podrían ser malinterpretados.— Yo ta
Mi cuello comienza a doler, mi espalda y cabeza sienten ardor porque estoy siendo herida por la pared en la que estoy presionada, pero eso no le importa a Arnold que me observa con tanto odio que estoy segura que es capaz de romperme el cuello ahora mismo para acabar con mi vida.‘Hasta aquí llegaste, Eva.’ Me digo mentalmente sabiendo que este es mi final.El odio en Arnold es indescriptible, sin duda es tan grande que no puedo encontrar donde comienza o termina. Así que, después de tantos miedos, intentos de asesinatos y demás cosas va a ser él quien va a acabar con mi vida.— ¿Por qué me traicionaste? ¿Lo que hice no fue interesante para ti? ¿Acaso todo el tiempo que estuve arreglando nuestro hogar solamente fue la excusa perfecta para que tú me engañaras?— Arnold…— ¡Contéstame, maldita sea! ¡¿qué excusa vas
Ni siquiera me esfuerzo por pedir ayuda porque sé que nadie sería lo suficientemente tonto para meterse con el jefe de la mafia, además tengo miedo de llamar la atención y que por eso Kitty puede escucharme y ella sea la segunda en ser asesinada esta noche.Así que como un animal que sabe que va para el matadero sigo a Arnold mientras él casi me arrastra por la fuerza con la que agarra mi brazo y camina rápido rumbo a la camioneta que ya nos espera.‘Hasta aquí llegaste, Eva.’ Me digo mentalmente.El jefe de la mafia que sigue siendo mi esposo me lanza al asiento trasero del auto mientras mira a su alrededor como si buscara su enemigo en el aire.— ¿Qué sucede?— Seguramente el inútil de Chris sigue buscando a Kitty.— ¿Lo esperamos, jefe? — pregunta uno de sus nuevos escoltas.— Que se arregle como pueda, yo no tengo pacien
Arnold, utiliza la esponja de baño para restregarla sobre mis labios y yo me alejo de él cuando ya no puedo soportar más el dolor que ya me ha hecho llorar. La ferocidad con la que me observa me causa tanto miedo, pero aun así lo enfrentó.— Es suficiente.— Yo aún no he dicho que lo sea, así que ven, no me hagas ir por ti. — dice Arnold en tono amenazante.— ¿Qué se supone que debo aceptar para que te sientas satisfecho solamente porque un bastardo se pasó de listo conmigo? — pregunto con molestia.— ¿Estás molesta, Eva? — pregunta él indignado.— ¿Por qué te sorprende que lo esté si te estás portando como un grandísimo imbécil? — pregunto con tanto enojo que si tuviera el poder de darle una lección a Arnold en estos momentos se la daría.‘Intenta d
Arnold Krick, el hombre que parecía el mismísimo demonio asesinando a alguien sin decir ni siquiera quien era y que incluso intentó ahorcarme hasta morir, ahora está llorando como un niño pequeño mientras se gira para abrazarme e incluso se arrodilla.Lo peor de todo es que yo estoy igual de loca que él porque estoy llorando mientras lo abrazo cuando debería odiar a este hombre que intentó asesinarme hace poco.‘Estamos completamente locos, definitivamente no tengo el síndrome de Estocolmo sino algo mucho peor.’ Me digo mentalmente preocupada.— Casi te asesino, Eva. Lo eres todo para mí y casi te asesino. — dice él y yo tiemblo.— Lo mejor es que nos alejemos un momento para calmarnos. Es mucho para procesar.— No, por favor, no te marches. — dice él aferrándose a mi cuerpo.— Estamos actuando como unos compl
Es normal que deba ser cuidadosa sobre lo que debería o no realizar, porque tengo un hombre al que no le tiembla la mano para asesinar a cualquier persona que se acerque demasiado a mí, pero, aun así no me siento a salvo con él.— ¿Cómo sé que no harás lo mismo si rompo un plato favorito o pierdo una de tus reliquias?— ¿Qué locura estás diciendo? — pregunta Arnold y puedo ver que se está esforzando por no burlarse de mí.— Hablo en serio.— Eva, si rompes un plato que valga billones, vuelvo y lo compro, si destruyes una de mis armas, la arreglo y coloco mejor de lo que estaba, cariño, nada material me va a hacer perder la razón, pero, si alguien te toca… mierda, lo mataré.‘Suena como si yo fuera su tesoro preciado y no sé si indignarme por sentirme como un objeto o sentirme alagada, ya que, suena
Soy Eva, una mujer que estaba siendo estrangulada por su esposo, porque la vio ser besada por alguien más, pero, también soy la Eva que ha perdonado tontamente a ese esposo porque sabe cómo hacerme sexo oral.‘Estoy mal de la cabeza, no puedo perdonar las cosas como si nada.’ Me digo mentalmente y por eso, antes de tener el segundo orgasmo que ya amenaza con aparecer, grito tan fuerte que Arnold se aleja de mí.— ¿Qué sucede? — pregunta él aturdido.— Intentaste asesinarme y ahora me estás follando, ¿acaso crees que soy una tonta con la que puedes hacer lo que desees? — pregunto llorando.— Pero, Eva, tuve tu aprobación y…— Ya no la tienes. Así que, detente. — digo con mi vista nublada por las lágrimas acumuladas.Él me observa confundido, yo también lo estoy porque lo estoy disfrutando. Aunque m
Arnold suspira profundo, parece que él también está sintiendo y pensando mucho sin saber qué es lo que podríamos hacer para poder encontrar la solución a esto. Se nota que somos unos inexpertos que no sabemos qué hacer cuando es algo entre los dos.Pero, si sé cómo podríamos comenzar porque aunque tengamos las palabras para hablar sobre esto, no puede concentrarse con esa dureza en su polla. Por eso, me acerco a él y Arnold retrocede como un animal indefenso.‘El jefe de la mafia se muestra indefenso conmigo.’ Me digo mentalmente.— ¿Qué estás haciendo?— Vamos a solucionar las cosas poco a poco. Así que, primero deja que me haga cargo de tu polla. — digo y él retrocede.— No quiero que te sientas responsable…— Soy tu esposa, tú me hiciste la responsable de tu dureza, así que, se