38. Ojos grises

Pero no fue así, no me sentí bien cuando me bajo mis jeans y la vi meter mi trozo de carne en su boca para darme placer, mi cuerpo reaccionó, pero no sé sintió bien, mi mente estaba en otro lado, así que ella hacía todo mientras yo pensaba en la reunión que viene en 3 días, estoy seguro de que Pedro me va a cumplir con lo que necesito.

Unos ojos grises vinieron a mi mente y sentí mi corazón latir más fuerte, me gustaba como me retaba, no le daba miedo pelear con el Capo de la mafia italiana, dueño de medio mundo y podía disfrutar de eso.

Sentí que eyaculé dentro de la boca voluptuosa de la mujer, pero no sentí la satisfacción que viene con eso, me subí los jeans y puse mis manos detrás de mi cabeza.

—Ahora lárgate —gruñí de mal humor.

Lo dije con tal tono de voz que no daba derecho a réplica así que tomó su vestido, sus tacones y salió así mismo desnuda para vestirse o irse, no sé muy bien.

Le escribí a Amato para que viniera a buscarme y me respondió en menos de dos minutos con un “o
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