GIOLos tres días de espera ya pasaron y fue rápido, pero mi humor no mejoró. Tenía alguna feromona que atraían gente estúpida que me hacían enojar cada vez más.—¡Esto es una maldita porquería! —lancé el plato de comida a los pies de la mujer que me lo traía— es que no saben hacer nada bien.La vi temblar de pies a cabeza, trago grueso y antes de que se pusiera con sus excusas me fui a casa, la Nonna me cocina mejor.—¡Nonna! —llamé cuando entré por la puerta principal —Nonna.Salió de la cocina con un perfecto peinado, maquillaje suave y un vestido negro, se secaba las manos con un paño de tela de la cocina y me miraba extrañada, usualmente no vengo por estos lados a esta hora.—¿Quieres comer? —preguntó lentamente adivinando mi estado de ánimo.La Nonna sabía leerme bien y normalmente nunca se quejaba, asentí una vez y me fui a sala por un trago.—¿Todo bien? —preguntó la Nonna trayéndome un bourbon antes de poder servirlo por mí mismo.Le acepté el trago y asentí de nuevo con la c
GIOLas mujeres que contraté a mis hombres seguían disfrutando sin parar en varias posiciones, me quedé viéndolos un rato y tuve una molesta erección ya que no tenía quien la atendiera, la pelirroja parecía estar a punto de desmayarse en cualquier momento y no sé cómo tratar con ella, así que la tomé de la mano y subí con ella las escaleras para guiar.—¿Has hecho esto antes? —le pregunté a la linda muchacha.—Sí —respondió honestamente y eso me gustó.—¿Por qué tan nerviosa? —pregunté viéndola desde mi altura.—Me dijeron que es un importante narco —tembló cuando lo dijo.—¿Y eso qué? Ustedes aquí en México tienen a la mano Negra y muchos otros más ¿no? —le dije viéndola a los ojos.—No trato con ellos, mis amigas sí— fue honesta y señaló a la puerta.—¿Tú qué haces? —pregunté curioso.—Trato de no mezclarme con ellos, se obsesionan y te obligan a ser su mujer, necesito el dinero para mantener a mi familia, pero no quiero aparecer muerta en cualquier acantilado— fue honesta.—Quítate
41 GioPoco tiempo después entró la Nonna con el botiquín de primeros auxilios en la mano.—Siéntate — hice caso porque no veía porque no hacerlo —tu amigo y socio tiene razón. Ya no eres tú desde que conociste a esa mujer.No dije nada y sentí el alcohol escocer, hice una mueca, pero no me quejé, no sabía que decirles.—Me envió una carta —dejé caer mis hombros —no me tiene miedo.— ¿Y te gusta que no tema quién eres? —indaga la nonna.Me encogí de hombros — en parte — defiende en lo que cree con uñas y dientes y me pregunto...Calle la pregunta antes de que fuera demasiado tarde.—¿Siente ella lo mismo por ti? —me hace la pregunta que no me gusta mucho que digamos, pero es mi nonna.—No creo, aún llora por su esposo— gruñí de mal humor de nuevo.—Nadie pone cuántos días debes llorar a alguien y menos si es el culpable de que esté metida allí— aconseja la nonna algo que comienza a tener sentido en mi mente.—Ella no sabe está vivo— comenté.—¿Por qué no le dices? —indaga la nonna.—A
MarthaOtra semana pasó y ya yo estaba de alta por el médico de la cárcel, caminaba lento y a veces me dolía, pero estaba sanando bien, ese día llame a mi Diego, estaba ansiosa por saber de mi bebé.—Hola... — contestó mi amiga un tanto dudosa y la corté emocionada por escucharla.Últimamente no contestaba mis llamadas, no sabía que horario tendría ahora para hablar con Diego—Amiga... ¿cómo están? —suspiré de alivio al escuchar su voz, tenía muchos días sin saber de Diego —gracias al cielo que contestas —escuché su risita al otro lado que por algún motivo me irritó.—Acabo de llegar a casa, estoy despidiendo a la niñera, espera un momento, amiga —escuché que estaba hablando como amortiguando el auricular de su teléfono—gracias por venir, Beatriz nos vemos mañana.—¿Cómo está Diego? —pregunté en cuanto se quedó callada —¿pregunta por mí?—Pregunta por ti, pero que le dijeras que estabas de viaje trabajando me facilita el trabajo sobre alguna excusa que inventarme —habla apenada —le di
Martha Me quedé callada esperando que dijera algo más, pero tampoco dijo nada más y yo no sabía que decir. —El dinero no aparece y fuiste culpable desde el día uno. Estuve averiguando y ese fiscal lo investigué... — me cuenta —Yo... ¿Qué? —no pude decir nada más coherente, mi cerebro se fue de paseo —no puede ser cierto ¿está vivo? «Lo siento vivo, Julio» las palabras que le dije a Julio hace un tiempo regresan a mi mente. —¿Vivo? — no podía absorber toda la información. De ser eso posible, sabe que estoy presa por su presunta muerte. ¡No, no, no, no puede ser! —¿Estás seguro? —balbucee mi pregunta atónita, había dejado las sospechas atrás, estaba encerrada y amargada con la vida, pensé que era mi mente hablando desde la amargura. —No, quiero buscar mejor —se restriega la cara frustrado —quiero que me des luz verde. —¿Yo? — me sentía más confundida que al principio — ¿Estás pidiendo mi permiso? —El capo pidiendo permiso ¿estúpido no? — se burló y no pude evitar reírme de eso
GIOCreo que debo empezar a pensar que esa mujer me afecta más de lo que quiero, es una obsesión, no puedo ponerle otro nombre, debería ser eso.¿Qué más podría ser?La semana pasada me otorgó algo que jamás había tenido y que no sabía que me hacía falta y se sentía diferente a cualquier cosa que tenga, era paz y calma. Pocas veces la había sentido, pero sin embargo era momentánea, efímera y con ella no, la siento todo el tiempo que estoy junto a ella y es adictivo, quiero más.Para ella no soy el capo, no soy un asesino a sangre fría ni el hombre de hielo, no tiene miedo de gritarme, o bromear conmigo sin temblar de miedo a tener repercusiones, para ella soy Gio.—Llévale esto a la americana —iba de salida cuando me abordó mi Nonna extendiendo un envase.Me le quede viendo confundido.— Es americana, no sabe lo que se pierde, hay que mostrarle la verdadera comida — dijo a modo de explicación al ver mi rostro.Tomé el táper sin decir nada más y me subí al coche.No sé que planeaba al
GioA la mañana siguiente le conté a la Nonna mi idea e hizo lo que le pedí, preparar una perfecta cena para esa misma noche. La conversación con Martha aún rondaba en mi cabeza. Las palabras de Filippo hacían un hoyo en la cabeza, debía planear bien todo para que no me estallara en la cara después.Estuve en mi despacho privado en mi casa todo el día al caer la tarde aún no tenía todo resuelto, pero había avanzado bastante. Me serví un trago para relajarme un poco y tocaron a mi puerta cuando alzaba la mano.—Adelante— dije mientras bebía el trago que ansiaba.Jimmy se dio paso en mi oficina buscándome, esperando verme sentado en mi escritorio, cuando no me vio allí comenzó a escudriñar la habitación dando conmigo del otro lado de esta con un trago en la mano cerca de la ventana, una sonrisa amistosa se mostró en sus labios.—Lo conseguí, jefe accede a verte hoy a las diez de la noche— me entrega una nota con el nombre de un hotel—Mierda, eso es un gran problema —pensé rápidamente
Y con eso me la llevé al comedor donde todos me esperaban, la Nonna puso nombres en cada asiento yo estaba a la cabeza la Nonna a mi derecha donde iría mi pareja si la tuviera y Filippo a mi izquierda los demás se distribuían con sus invitados al frente de ellos.—Gracias por venir a esta improvisada cena— les dije antes de sentarme— luego de la cena votaremos por quien será los nuevos Don. No quise dejar esta decisión sólo para mí, tomaré en cuenta cada voto así que elijan bien y yo seré quien tenga la última decisión.—Por el capo de capos— la Nonna hizo el brindis levantando su copa.Todos la imitaron y chocaron sus copas unas a otras.—Gracias y buen provecho— terminando de decir eso los meseros repartieron la comida diligentemente y se retiraron poco tiempo después.La cena pasó sin sobresaltos, todos comían y bebían a gusto, al terminar el postre nos quedamos sentados, los meseros hicieron acto de presencia nuevamente con lápiz, papel y un tazón de cristal mediano y otros tantos