-Estás enamorado-
-¿Eh?- Eagle miró al hombre frente a él con cara incrédulo- Eso es mentira tuya-
Minutos antes
Una vez que Eagle había llegado al hospital se puso una mascarilla negra para cubrir su rostro, aunque sabía que eso no haría mucha diferencia. Allí adentro ya lo conocían. Maldito el momento que se le ocurrió acostarse con una de las doctoras, ahora todas las mujeres como perras en celo lo estaban buscando para tener sexo con él o una relación estable. Y eso sin contar que todas tenían en su celular aquella foto donde salía dormido con todo el torso desnudo y con la sábana solo cubriendo las partes necesarias.
¿En qué momento se la había tomado?
De seguro después que había caído agotado después de la ronda de sexo. Recordaba que por aquellas fechas trabajaba casi 18 horas seguid
Él…no…estaba…enamorado. Eagle jadeó cuando se detuvo arriba durante su ejercicio de plancha. Podía sentir sus músculos tensos por el esfuerzo. Solo recordaba estar haber empezado y su mente se llenó de problemas y ahora su cuerpo pagaba las consecuencias. Se tuvo que sentar en el suelo y mover sus hombros para aliviarlos. Normalmente el ejercicio ayudaba a que despejara toda la b****a en su cerebro y como que siempre era mucha, razón por la que su cuerpo estaba bien tonificado. Pero ese día no. La visita a su amigo como que le había puesto el mundo boca arriba. No quería una relación, no buscaba una relación. Eso era mucho problema y al final siempre terminaban exigiéndole a él más de lo que podía dar. Así que No. Y enamorarse menos. Se habría dado cuenta él mismo ¿verdad? Ahhh. Se llevó las manos a la cabeza y se dejó caer hacia atrás. Su pecho sudado subiendo y bajando. Todavía recordaba lo que Alex le había dicho y para su desgracia lo que había oc
Eagle veía como el trozo de carne se freía en la sartén mientras preparaba la cena para su jefa. Toda la semana había intentado evitarla y había tenido éxito. Scarlet estaba llegando tarde y siempre le timbraba antes de salir del trabajo. Él aprovechaba y dejando todo listo se iba antes que ella llegara.Si estaba molesta con él no lo sabía pero no había tocado el tema. Y eso era bueno. Su cabeza todavía era un caos total con el hecho de que tenía que pedirle que lo acompañara a la cena precisamente al otro día…la semana se había pasado volando.Al menos le había hecho caso a su amigo Alexander. En un principio no creyó que funcionaría. Pero después de darse cuenta que ni siquiera después de explotarse con ejercicio y dos orgasmos provocados, podría dormir no le había quedado más alternativa. Así que había requerido usar su otra parte de la terapia.Había agarrado su actual libreta y sentado en la cama comenzando a escribir. Las memorias volaron en su mente. El suceso con S
Wao, Eagle no lo podía creer. Scarlet había aceptado tan fácilmente que era de locos. Todo el tiempo martirizándose de que sería rechazado y que pasaría la vergüenza de su vida y ella simplemente aceptó, así, sin más.Simplemente increíble.Miró su reloj, marcaban las 8:30 de la tarde. La cena era a las 9, no muy lejos de allí. Scarlet había insistido en que irían en el auto de ella. Ya que tenía que demostrar lo grande que supuestamente era ella pues entraría por la puerta grande. Así que si, irían en su lujoso auto. Eso comenzaría cerrando unas cuantas bocas.Ese día había optado por un conjunto negro, desde el pantalón ajustado hasta la camisa de seda de mangas largas, arriba solo una simple chaqueta larga del mismo color completamente lisa. Su cabello lo había dejado suelto y en su oreja danzaba un delicado pendiente. Se había vestido lo más sencillo pero decente posible. Aun así sabía que destacaba, las mujeres se le había quedado viendo cuando iba en camino a casa de
La tensión se sentía en el ambiente. O al menos eso era lo que sentía Alexander. No sabía de dónde demonios su amigo Eagle había sacado a su pareja pero vaya que era toda una personaje. Podía ser fulminada con la mirada por Marcia y las otras dos enfermeras a su lado, pero ella simplemente comía con elegancia los bocados de su plato.Eagle a su lado le servía cerveza o se comportaba como todo un amante dedicado. Aquello era todo un espectáculo.Scarlet por su parte también era consciente de su alrededor. Ya había recibido un leve puntapié por parte de aquella mujer de mala cara. Simplemente la había pisado abajo sin que nadie se diera cuenta. Si creían que ella seria de las mujeres que se quedaría sin hacer nada cuando la agredían estaban muy equivocadas.Miró su reloj y se acercó a Eagle murmurándole en el oído.
Scarlet era una mujer que no se caracterizaba por tener mucha paciencia, razón por la que muchos le tenían terror cuando ella se paraba frente a ellos cuando se demoraran mucho en su trabajo. Por lo que cuando a la estúpida mujer delante de ella se le ocurrió pasar la fina línea, fue más de lo que ella podía soportar. Había planeado portarse como toda una dama elegante, refinada, pero al parecer tendría que sacar sus colmillos y garras y demostrar quién era la loba alfa de la manada.Por lo que ni siquiera mirar, con el flequillo chorreándole agua, agarró el cuchillo frente a ella y lo clavó en la mesa con un sonido sordo. Solo pudo escuchar un gemido colectivo y después un silencio mortal.Al abrir los ojos encontró que el cuchillo se encontraba precisamente clavado entre dos de los dedos de Marcia y esta estaba agradablemente pálida. Scarlet sonrió d
-¿Por qué pareces molesto?- Scarlet le preguntó doblando en la esquina. El aire acondicionado lo había apagado dado que había frialdad y ella aún tenía la ropa húmeda y dada la tela como que se demoraría en secar. -Estoy molesto por haberte llevado- dijo él con los dientes apretados- En serio, que tienen las mujeres hoy en día que se creen con el derecho de agredir a otras solo por un hombre. Acaso no tienen dignidad- -¿Hablas en general?- ella mostró una sonrisa. Él que miraba por la ventana giró su rostro hacia ella. -Sabes que no. Solo que estoy realmente agotado de lo mismo- Scarlet alzó la ceja más no despegó la mirada de la carretera. -Te entiendo- claro que lo comprendía. El rostro de ella también era bien parecido y como que los hombres también eran intensos. Aunque nunca como algunas mujeres. Pero por la forma en la que él hablaba, por lo visto aquella mujer tenía razón. Él tenía una vida bastante movida. Tuvo curiosid
Scarlet supo que había tomado una buena decisión al contratar a Eagle después de verlo llevar a su perro por el Festival. Los dos parecían estar en su zona de confort y se comportaban uno como un niño y el otro como un cachorro. Saltaban de puesto en puesto, mirando lo que había y ella solo les seguía detrás verificando su comportamiento, aunque sin que ellos se dieran cuenta iba comprando algunas cosas que notaba que les gustaban a ambos. Y todo fue medianamente tranquilo hasta que Rufus arrastró a su cuidador hasta uno de los puestos y Scarlet sabía que esa iba a ser difícil. Era de galletas rellenas. Rufus era enfermo a ellas. Siempre que las detectaba o le compraba o estaría llorando todo el día. Así de malcriado y antojado era. La mujer sonrió y se puso al lado de ellos. Rufus en dos patas miraba la mayoría de bocadillos que estaban puestos y babeaba. -Deme uno de cada tipo- dijo ella sacando un billete grande. Quédese con el cambio- Eagle la miró alzand
Su cabeza dolía. Dolía mucho y sentía su cuerpo arden en llamas. Scarlet no se sentía nada bien.Abrió los ojos donde sus párpados pesaban una tonelada. Si ayer se había acostado a dormir y estaba bien, entonces que significaba aquello. Alzó su mano y se palpó la frente, encontrando que estaba más caliente de lo habitual.-No puedo creer que tenga fiebre- resopló y viendo que apenas eran las 7 de la mañana y sábado se volvió a cubrir con la colcha para dormir.Cuando sintió que el colchón se inclinaba bajo el peso de seguro Rufus. El perro se detuvo detrás de ella y comenzó a jadear. Scarlet se giró sobre si misma lentamente sintiendo que su cuerpo pesaba una tonelada.-No te muevas mucho- le dijo al perro estirando la mano y acariciando el pelaje de su mascota. Esta bajó la cabeza y le lamió la mano soltando un gemido. Ella sonrió- Estoy enferma, quédate tranquilo aquí conmigo- su voz salió ronca y no era precisamente por haber acabado de despertar. La sentí