Helena Al llegar a mi casa ,me senté en el cómodo sofá que tengo en mi habitación, con la mano sobre mi vientre, aún sin creer la noticia que acababa de recibir. Estaba embarazada. Un torrente de emociones me invadió, alegría, miedo, incertidumbre. Pero sobre todo, amor. Amor por la vida que crecía dentro de mí. Recordé la conversación que tuve con Emily semanas atrás, ella siempre fue para Thomas su amiga y confidente. Ella dijo ese día con sinceridad a pesar de que le pedí que no me hablara de su amigo ella con respeto exclamó: —Mira más allá de lo que se presenta—, me dijo. —En el grupo éramos tres, y el tercero era Damián; Helena eres inteligente y sé que por tus propios medios descubrirás la verdad, gracias por escucharme—. Sus palabras ese día resonaban en mi mente. ¿Qué significaban? ¿Qué secreto escondía Damián?. Por todas estas dudas entré a trabajar con Damián. Mi investigación en la empresa había revelado pistas que apuntaban a él. Transferencias sospe
Derek Me senté en mi oficina, trabajando en un proyecto de salud para mejorar la atención de mi Hospital, cuando escuché un golpecito en la puerta. Era Emily, mi novia, sonriendo como siempre.Era ya medio día. —Hola, cariño. — dijo cerrando la puerta detrás de ella. —Hola, amor —dije, levantándome para abrazarla. —¿Qué te trae aquí?— pregunté. .—Quería invitarte a almorzar —dijo, depositando un suave beso en mis labios.—¿Te apetece?— Me encogí de hombros. Tomándola de la cintura para besarla con más profundidad —Me encantaría —dije—. ¿Dónde quieres ir? Emily se rió, me encantaba la mezcla de ternura y seducción que tenía su forma de ser. —No importa a dónde vayamos, siempre que estemos juntos —dijo, mirándome con ojos brillantes. — ¿Te parece ir a un restaurante italiano? Le pregunté. — claro que sí amor, me parece bien— dijo, mientras tomaba asiento en el sofá. Me senté junto a ella en el sofá de mi oficin
Thomas Me senté en mi oficina, revisando los últimos documentos que el investigador de Axel me había enviado. Habíamos rastreado una cuenta sospechosa y yo sonreía, creyendo que cada vez estábamos más cerca de desenmascarar a Damián. —Thomas, parece que estás cerca de resolver el caso —dijo Emily, entrando en mi oficina con una sonrisa. En estas dos últimas semanas me miraba y sonreía de la nada, no la podía entender. —Sí, lo estoy —dije, sin levantar la vista de los documentos—. Pronto podré desenmascarar a Damián y buscar a Helena. Emily se sentó en la silla frente a mi escritorio. —Me alegra verte tan feliz, Thomas —dijo—. Pero ¿cómo estás? ¿Te sientes bien? Me encogí de hombros. —Estoy bien, solo un poco estresado con el trabajo, la investigación y el extrañar a Helena que no he podido descansar bien— Emily me miró con preocupación. —Lo único extraño es que he notado que he estado teniendo sangrados nasales sin causa alguna —dije despreocupado, pero he
Derek Me senté al volante de mi auto, con Helena a mi lado. Estábamos camino al hospital para su control prenatal con Robert. —Gracias por llevarme, Derek —dijo Helena, sonriendo. —De nada, estoy aquí para ayudarte —dije, sonriendo también. Llegamos al hospital y nos dirigimos a la consulta de Robert. Al entrar, él nos recibió con una sonrisa amplia y carismática. —¡Helena! ¡Qué emoción verte de nuevo! —dijo, abrazándola — Y tú, Derek, gracias por traerla.— —El placer es mío, doctor —dijo Helena, estrechando su mano. Robert nos hizo pasar a la consulta y comenzó a revisar los resultados de los exámenes de Helena. —Todo parece perfecto —dijo, sonriendo. — Puedo notar que te has cuidado bien, la anemia inicial que tenías ya no está.— dijo sonriendo . El bebé seguirá creciendo bien y tú estás haciendo un excelente trabajo, mamá.— Dijo Robert sonriendo. Mi amiga se rió. —Gracias, doctor —dijo.—Me siento un poco nervios
Thomas: Entré en el consultorio, mi corazón latiendo con ansiedad y celos. ¿Qué estaba haciendo Helena aquí? ¿Por qué estaba en una camilla, con su vientre descubierto? Mi mente se llenó de preguntas y dudas. Y entonces, vi la pantalla. La ecografía. Un bebé. Mi bebé. No tenía que preguntar lo obvio. Mi mundo se detuvo. Mi corazón se paró. Mi respiración se suspendió. —¿Qué... qué es esto?— balbuceé, mi voz temblando Helena se sentó rápidamente, cubriéndose con la sábana. —Thomas, ¿Cómo llegaste aquí?—dijo, su voz nerviosa. Me acerqué a ella, mi mirada fija en la pantalla. —Es... es nuestro…— afirmé mi voz llena de emoción. Helena asintió, lágrimas en sus ojos se acumularon. —Sí, Thomas. Es nuestro hijo—dijo, su voz suave. Sentí una oleada de emoción, una mezcla de alegría, sorpresa y gratitud. Lágrimas comenzaron a rodar por mis mejillas, mientras mi vista se nublaba. —¿Por qué no me lo dijiste?— pregunté, mi voz llena de dolor. Helena se levantó
Thomas Conduje hacia mi departamento, con Helena sentada a mi lado. No podía dejar de sonreír, pensando en el bebé que estábamos esperando. Me sentía emocionado y agradecido por esta nueva etapa en nuestras vidas.Era comprensible el remolino de emociones que encargaba mi corazón y de seguro también Helena se sentiría así. Al llegar a mi departamento, Helena y yo nos sentamos en el sofá, exhaustos pero felices después de la noticia del embarazo. Me tomé un momento para mirarla, admirando su belleza y su sonrisa. —Ha sido un día increíble—, dije, tomándole la mano. —Enterarme que voy a ser padre es un sueño hecho realidad, gracias Helena por este gran regalo— Helena se rió, sus ojos brillando. —Lo sé, para mí también ha sido un maravilloso regalo que la vida me ha dado— Me acerqué a ella, mi voz baja y sincera. —Helena, hemos estado separados durante mucho tiempo, Pero ahora es momento de aclarar las cosas. Quiero que sepas la verdad sobr
Damián He pasado casi tres meses trabajando junto a Helena, y aunque he intentado mostrarme comprensivo y paciente, no he logrado acercarme a ella como quisiera. Me duele admitirlo, pero parece que sigue manteniendo una distancia emocional conmigo. A pesar de eso, no puedo dejar de admirar su inteligencia y capacidad para trabajar. Su contribución al proyecto ha sido impecable, y su dedicación es admirable. Cada día que pasa, más me convenzo de que ella es la persona perfecta para estar a mi lado. Pero esperarla me está desesperando. Quiero tenerla junto a mí, hacerla mi esposa y que me ayude a construir un futuro juntos. Quiero sentir su calor, su sonrisa y su risa dirigida hacia mí. Me pregunto si alguna vez podré romper la barrera que ella ha construido alrededor de sí misma. Me pregunto si alguna vez podré hacerla sentir lo mismo que siento por ella. A veces, cuando la miro, creo ver un destello de interés en sus ojos, pero luego desaparece y vuelve
DAMIÁN La ira y el dolor me consumían mientras conducía con Helena secuestrada en mi auto. No podía creer que ella me hubiera engañado de esa manera. Había confiado en ella, la había elegido para ser mi esposa y ahora resultaba que estaba trabajando con Thomas para destruirme. —¿Por qué?—, le reclamé, mi voz llena de rabia y dolor. —¿Por qué me hiciste esto?—volvió a preguntar. Helena me miró con una mezcla de miedo y determinación. —Busco justicia para mi padre Arthur Russell—dijo. — Años atrás tú lo estafaste y lo llevaste a la depresión. No podía dejar que te salieras con la tuya, además quisiste inculpar a Thomas — me dijo casi gritándome, y me odiaba porque a pesar de la situación se veía como la mujer más bella del mundo. Me reí, una risa amarga y sarcástica. —Recuerdo cuando Thomas me echó de su casa y trabajo por ese hombre—le dije encajando mis recuerdos. —Ahora entiendo todo. Tú siempre estuviste trabajando para él, para vengarte de mí—