Thomas Conduje hacia mi departamento, con Helena sentada a mi lado. No podía dejar de sonreír, pensando en el bebé que estábamos esperando. Me sentía emocionado y agradecido por esta nueva etapa en nuestras vidas.Era comprensible el remolino de emociones que encargaba mi corazón y de seguro también Helena se sentiría así. Al llegar a mi departamento, Helena y yo nos sentamos en el sofá, exhaustos pero felices después de la noticia del embarazo. Me tomé un momento para mirarla, admirando su belleza y su sonrisa. —Ha sido un día increíble—, dije, tomándole la mano. —Enterarme que voy a ser padre es un sueño hecho realidad, gracias Helena por este gran regalo— Helena se rió, sus ojos brillando. —Lo sé, para mí también ha sido un maravilloso regalo que la vida me ha dado— Me acerqué a ella, mi voz baja y sincera. —Helena, hemos estado separados durante mucho tiempo, Pero ahora es momento de aclarar las cosas. Quiero que sepas la verdad sobr
Damián He pasado casi tres meses trabajando junto a Helena, y aunque he intentado mostrarme comprensivo y paciente, no he logrado acercarme a ella como quisiera. Me duele admitirlo, pero parece que sigue manteniendo una distancia emocional conmigo. A pesar de eso, no puedo dejar de admirar su inteligencia y capacidad para trabajar. Su contribución al proyecto ha sido impecable, y su dedicación es admirable. Cada día que pasa, más me convenzo de que ella es la persona perfecta para estar a mi lado. Pero esperarla me está desesperando. Quiero tenerla junto a mí, hacerla mi esposa y que me ayude a construir un futuro juntos. Quiero sentir su calor, su sonrisa y su risa dirigida hacia mí. Me pregunto si alguna vez podré romper la barrera que ella ha construido alrededor de sí misma. Me pregunto si alguna vez podré hacerla sentir lo mismo que siento por ella. A veces, cuando la miro, creo ver un destello de interés en sus ojos, pero luego desaparece y vuelve
DAMIÁN La ira y el dolor me consumían mientras conducía con Helena secuestrada en mi auto. No podía creer que ella me hubiera engañado de esa manera. Había confiado en ella, la había elegido para ser mi esposa y ahora resultaba que estaba trabajando con Thomas para destruirme. —¿Por qué?—, le reclamé, mi voz llena de rabia y dolor. —¿Por qué me hiciste esto?—volvió a preguntar. Helena me miró con una mezcla de miedo y determinación. —Busco justicia para mi padre Arthur Russell—dijo. — Años atrás tú lo estafaste y lo llevaste a la depresión. No podía dejar que te salieras con la tuya, además quisiste inculpar a Thomas — me dijo casi gritándome, y me odiaba porque a pesar de la situación se veía como la mujer más bella del mundo. Me reí, una risa amarga y sarcástica. —Recuerdo cuando Thomas me echó de su casa y trabajo por ese hombre—le dije encajando mis recuerdos. —Ahora entiendo todo. Tú siempre estuviste trabajando para él, para vengarte de mí—
Narrador: Derek y Axel llegaron al área, sus corazones latiendo con ansiedad. Pero nada los podría haber preparado para lo que estaban a punto de ver. Thomas, el hombre que habían considerado un hermano, cayó al suelo y fue arrastrado por el agua. Su cuerpo se debatió en la corriente, su rostro sumergido en el río. —¡NO!—, gritó Derek, corriendo hacia la orilla. Axel se unió a él, ambos mirando horrorizados cómo Thomas desaparecía bajo el agua. —¡No puede ser!, tenemos que ayudar a Thomas, así que en su radio transmisor solicito a su equipo de guardaespaldas buscar al mejor equipo de rescate.—exclamó Axel, su voz llena de desesperación. En ese momento, Helena se desplomada en el suelo, era la preocupación principal de Derek. Su rostro se veía pálido. Derek, preocupado por el bebé, salió corriendo hacia ella. La levantó en brazos y la sacudió suavemente. —¡Helena! ¡Despierta! ¡Por favor!— gritó Derek, su voz llena de angustia. Las ambulancias llegaron rápid
Narrador Robert recibió la llamada de Derek, su voz llena de nerviosismo. —Robert, Helena ha sido trasladada al hospital de emergencia. Está inconsciente, por favor cuídala— Robert, sintió un golpe en el corazón. —¿Qué pasó?—, preguntó, su voz llena de ansiedad. Derek le contó todo, desde la persecución hasta la caída de Thomas en el río. Robert escuchaba, horrorizado. —No puedo creerlo, Thomas no era de mis personas favoritas, pero espero que lo encuentren, tranquilo que cuidaré de Helena—, susurró Robert, su voz llena de dolor. Él se encontraba dando consulta en el Hospital, al saber lo que sucedió, bajó rápidamente al área donde se reciben las ambulancias con pacientes de emergencia, esperó ansiosamente la llegada de la ambulancia. Cuando las puertas se abrieron, Robert se asustó al ver a Helena muy pálida. —Dios mío—, exclamó Robert, su voz llena de preocupación, además de ser su paciente era su amiga, le guardaba aprecio. Se acercó
Narrador: Eran las 5:00 am cuando el paciente desconocido en terapia intensiva presentó una caída de signos vitales. La doctora a cargo, a pesar de no estar en guardia, se acercó de forma inmediata a su habitación y, aplicando todo su conocimiento, después de 30 intensos minutos logró nuevamente estabilizarlo. Cuando el equipo de trabajo que la ayudó salió, ella se quedó mirando al hombre atractivo conectado con tubos y máquinas que por el momento le daban el soporte vital necesario. Lo tomó de la mano con delicadeza, sintiendo de alguna manera su corazón afectado por el caso. La doctora lo miró profundamente y en voz baja dijo: —¡Guapo! No te rindas, ¡no permitas que la oscuridad te consuma! ¡Pelea por tu existencia, por tu futuro! ¡Eres joven, tienes todo por delante! ¡Vive, lucha, sobrevive! —le pidió insistente. No sabía por qué, pero sentía que debía vivir. Ella haría lo posible para que eso suceda. —¡No te rindas, sé un guerrero! Para que puedas despertar —dij
Narrador El helicóptero llegó al helipuerto del hospital, sus rotores girando lentamente mientras Rafaela y su equipo preparaban a Thomas para el traslado. Derek se unió al equipo, vestido con una bata estéril, listo para acompañar a su amigo. —¿Estamos listos? —preguntó Rafaela, revisando los equipos que mantenía con vida a Thomas. —Sí, doctora —respondió una enfermera—. Todo está preparado. El equipo de enfermeras y médicos, vestidos con batas y guantes estériles, cuidadosamente levantaron la camilla de Thomas y la colocaron en la ambulancia aérea. —Cuidado, por favor —dijo Rafaela. —No queremos comprometer su estabilidad.— Derek se acercó a Rafaela. —¿Cómo está Thomas? —preguntó. —Estable, pero aún crítico —respondió Rafaela. —¿Crees que resistirá la cirugía?—preguntó con un tono de preocupación —Sí, él es fuerte y tiene dos buenos motivos para no rendirse— exclamó Derek, preparándose mentalmente para una de las cirugías más difíciles de su
Narrador: Robert Landon, iba con preocupación al área de terapia intensiva, se preocupaba por saber cómo iban las cosas, pues estaba preocupado por Thomas. Cuando estaba por llegar vio a Rafaela, y quedó impactado por su belleza. Se notaba los rasgos latinos, no podría decir de qué país era pero sí saber que a Estados Unidos ella no pertenecía. Sintió lo que nunca antes, pero prefirió ignorarlo, él era un hombre mujeriego, pues nunca se ha comprometido y le encantaba admirar la belleza de las mujeres y si ellas lo permitían pues no solo las miraba si no que las llevaba al cielo. Así era Robert aprovechando su rostro con mandíbula cuadrada porte atlético, ya que en la mañana sin falta tenía su hora de entrenamiento físico, las mujeres solteras nunca se le resistían, y a las casadas solía hacerles dudar de su matrimonio. Su mirada galante, pacífica, sonrisa accesible hacía que el género opuesto siempre lo regresara a mirar. Pero hoy él se quedó mi