Capítulo 301
—No te juntes mucho con esa mujer.

En el carro, Lorenzo tenía su barbilla apoyada en el hombro de Celeste, oliendo su delicado aroma de su cuerpo.

Cuando hablaba, su aliento le cosquilleaba la piel del cuello a ella, y Celeste se encogió un poco:

—¿Te refieres a Viviana? ¿No te cae bien?

Esos ojos de Celeste eran tan bonitos que Lorenzo no pudo evitar pellizcar suavemente su carita:

—No me gustan las mujeres presumidas.

—¿Por qué dices que es presumida?

—Ella sabe de nuestra relación y desde la primera vez que me vio me llamó 'cuñado'. Sabe cómo complacerme y sacar provecho de eso. Esa mujer es bastante astuta.

Frente a Lorenzo, los pequeños trucos de Viviana eran completamente sencillos.

Celeste recordó los momentos en que se había encontrado con Viviana durante este tiempo y asintió:

—Es cierto que es muy hábil para relacionarse, y bien atrevida.

Lorenzo le pellizcó la mejilla:

—Ella sabe cómo caerle bien a quien le puede dar beneficios, y comparada contigo, ¡eres una tonta!

Solo
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