Capítulo 300
Lorenzo no dijo nada más y se fue a pasos agigantados, su esbelta figura dejando tras de sí una ráfaga de aire frío.

Cuando su figura desapareció, el médico se secó un poco el sudor frío de la frente y soltó un largo suspiro de alivio. Parecía que Lorenzo solo tenía buena cara cuando se trataba de Celeste, ¡era tan aterrador en otros momentos!

***

Celeste salió del edificio y se dirigió al auto estacionado en la calle.

—¡Celeste!

De pronto se escuchó la voz de una muchacha. Viviana estaba parada a lo lejos con un vestido y un abrigo blanco. SU cabello estaba suelto sobre los hombros. Se había pintado los labios de un rojo intenso, ocultando su aspecto de enfermedad. Sin embargo, ese rojo resaltó aún más su rostro pálido.

—¡Pensé que me he equivocado! ¡No me imaginé que realmente fueras tú! —dijo Viviana acercándose alegremente.

Celeste echó un vistazo a su bolso de decenas de miles que llevaba en la mano y le preguntó:

—¿Por qué estás aquí?

—Iba al hospital y estaba esperando el auto.

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