Capítulo 131
Dado que Celeste fue intimidada aquí, Alfonso no se atrevió a enojarla más, por lo que no se interpuso y ordenó que trajeran a Manuel.

Unos diez minutos después, un guardia de prisión de rostro preocupado llegó apresuradamente, informándoles:

—Director Valbuena, ¡tenemos un problema! ¡Manuel Jiménez se ha desmayado!

—¿Cómo que se ha desmayado? —interrogó Celeste muy preocupada.

El guardia, con cierta reticencia, le respondió:

—Cuando llegamos a buscarlo, Manuel estaba peleando con los demás y luego fue golpeado. Yació en el suelo inconsciente…

Alfonso, enfurecido, exclamó:

—Entonces ¿qué estás esperando? ¡Ve de inmediato a llamar a un médico!

Celeste se apresuró a decir:

—Voy también, ¡necesito verlo!

***

Llegaron pronto a la prisión de Manuel, que era una habitación oscura y húmeda, flotaba un fuerte olor desagradable y nauseabundo. Cuando vio a Manuel, Celeste se dio cuenta de que la situación era mucho peor de lo que el guardia había descrito.

Manuel yacía inconsciente sobre una de
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