Capítulo 132
Alfonso realmente quería darle una patada a ese tipo. ¡Por qué lo hizo justo hoy! Si fuera en otro día, ¡no le importaría ni un pelo de Manuel Jiménez! Sin embargo, hoy Celeste había presenciado todo el proceso…

Celeste miró fijamente al hombre calvo con sus claros ojos:

—¿Él te molestó? Aunque fuera una pelea, ¿tenías que dejarlo así? Está claro que querías matarlo, ¿qué pasó con las puñaladas que tiene?

La mirada del director de la cárcel cambió levemente y le envió una señal discreta al hombre calvo, quien le respondió con frialdad:

—Fui yo quien lo apuñaló, ¿y qué? Él me molestó, ¡así que se lo buscó!

Celeste se enfureció:

—¡Tú…!

—¡Él no anda bien! ¡Sus pupilas se están dilatando! —gritó de repente el médico, con urgencia.

El corazón de Celestes se dio un vuelco y, sin prestarle más atención al hombre calvo, se volvió hacia el inconsciente Manuel, viendo que apenas respiraba. ¡El médico le estaba haciendo reanimación cardiopulmonar! De inmediato, palideció:

—¿Qué le pasa? ¿Se va a
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